Scandiani, M.M.1; Carmona M.A.2;
Formento, A.N.3 y Luque, A.G.1
1. CEREMIC (Centro de Referencia de
Micología), Fac. de Cs. Bioquímicas y Farmacéuticas, UNR. Rosario. Santa Fe. 2.
Fitopatología,
Facultad de Agronomía, UBA. Buenos Aires. 3. Fitopatología INTA-EEA Paraná.
Entre Ríos.
Este año Niño
se hace notar en otoño tal como se había pronosticado. El panorama general es campos
inundados, cultivos abandonados, plantas “negras”, vainas y semillas cubiertas
de patógenos y saprófitos y germinación de semillas en vainas. Las estimaciones
de reducción de cosecha de soja son significativas entre 3 a 6 millones de toneladas,
menos a las esperadas. Este sombrío panorama preocupa y anticipa problemas
serios de calidad de la semilla que será cosechada y destinada a la nueva
siembra 2016.
Es oportuno
recordar algunos conceptos de calidad, de sanidad y sugerir recomendaciones
para el futuro tratamiento de la semilla. Una buena implantación depende de la
interacción de muchos factores como: calidad de la semilla, tratamiento con
fungicidas curasemillas, ambiente (humedad y temperatura del suelo),
condiciones climáticas inmediatas a la siembra, cultivo antecesor, presencia de
patógenos, etc.
“Calidad de la semilla de soja” es un concepto
amplio determinado por varios índices y cuántos más se conozcan, mejor será la
inferencia acerca del “comportamiento” de un lote de semillas, y menor será el
riesgo frente a situaciones desfavorables, una vez realizada la siembra.
los índices más
importantes relacionados con un adecuado desempeño de la semilla a campo son:
a. Poder
germinativo (PG): comportamiento
de la muestra en las mejores condiciones de sustrato, humedad y temperatura. Puede
ser bajo si posee hongos que reducen la germinación, o elevado, si la muestra
presenta buena sanidad.
b. Poder
germinativo de la semilla “curada” (PGC): comportamiento de la muestra en las
mejores condiciones de humedad y temperatura, pero con curasemillas. Si la
muestra presenta patógenos, el valor será superior al PG de la semilla sin
tratar. Si por el contrario, tiene daño mecánico o ambiental se evidenciará alguna
sensibilidad de la semilla frente al fungicida en la mejor condición de
emergencia.
c. Vigor
(V): se determina con diversas pruebas, entre las más
usadas está la prueba de frío o cold
test (CT) que indica como “funciona” la muestra ante un estrés térmico de
baja temperatura, con sustrato y humedad adecuados. Además, la prueba de frío de la semilla “curada”
(CTF) pone en evidencia como “funciona” la muestra ante un estrés térmico
(baja temperatura) en condiciones de sustrato y humedad adecuados, pero con el
agregado del curasemillas. Este parámetro resulta útil para mostrar el control
de patógenos o algún tipo de sensibilidad de la semilla frente a la interacción
entre el fungicida y el sustrato fresco y húmedo.
Sanidad de la semilla
Una gran cantidad de patógenos pueden
ser transportados por semilla, sobrevivir con ella por largos períodos y ser introducidos
en nuevos campos, regiones y países. La semilla, por lo tanto, está
directamente relacionada en la continuidad del ciclo biológico de los patógenos
de una generación a otra del hospedante. La sanidad de la semilla muestra la
presencia o ausencia de patógenos (en general se determinan hongos), los que se
dividen en dos grandes grupos: de campo y de almacenaje. Por ello se dice que
la infección de la semilla puede provenir del lote, del transporte o del almacenamiento.
Los principales patógenos de semilla de
soja, denominados “de campo”, en orden de mayor frecuencia e impacto son: Phomopsis phaseoli (integrante del
complejo Diaporthe/Phomopsis) Cercospora kikuchii, Colletotrichum spp., Cercospora sojina, Fusarium semitectum, F. graminearum, Fusarium spp., Peronospora
manshurica y Alternaria spp..
Dentro de los hongos de almacenaje se
encuentran Aspergillus spp., Penicillium spp. y Rhizopus spp.
Los hongos que reducen
significativamente la germinación son: Fusarium,
Phomopsis y Colletotrichum, mientras
que Cercospora, tanto C. kikuchii como C. sojina, en general no la afectan. Los hongos de almacenaje pueden
afectar la germinación y si bien pueden ser controlados con algunos fungicidas,
su presencia indica procesos de deterioro y envejecimiento. Esto, sumado al daño
mecánico, produce un aumento de la sensibilidad de la semilla al terápico, cuya
consecuencia puede ser la reducción del poder germinativo y vigor de las
semillas “curadas”.
Un aspecto para destacar es que la
mayoría de los hongos causantes de las enfermedades de fin de ciclo (EFC) y
enfermedades del tallo (cancros y podredumbres como la producida por Sclerotinia) están presentes en las
semillas y pueden transmitirse desde las estructuras seminales infectadas a los
órganos aéreos.
Daño
mecánico: muestra
la integridad de los tegumentos y todas las estructuras de la semilla.
¿Qué
está ocurriendo en esta campaña?
Muchos lotes de
soja estuvieron sometidos a estrés hídrico-térmico en el período crítico (R4 –
R6) y a mediado de febrero comenzaron las lluvias. Esto generó la presencia de
tallo verde, retención foliar y pudrición de
tallos y vainas (Figuras 1 y 2). Las condiciones ambientales de este
otoño 2016 caracterizada por abundantes precipitaciones durante la formación y
maduración de semillas y el atraso de la cosecha generaron consecuencias en la
calidad de la semilla de soja. Se observan alteraciones de forma, tamaño y
color además de la sanidad de la semilla, según la región considerada. Asociado
a estas modificaciones, aunque en muchos casos también asintomáticos, se registran
disminuciones de PG y V además de un incremento significativo de hongos
patógenos y saprófitos. Es necesario recordar que la semilla puede comenzar a
deteriorarse antes, durante o después de la cosecha.
Recomendaciones
1.
Lluvias abundantes en la maduración
de la semilla puede alterar los aspectos morfológicos y fisiológicos, generando
semillas de baja calidad. No existe siempre una correlación entre la aplicación
de fungicidas desde R5.5 en adelante y la sanidad de la semilla obtenida, pues
las frecuentes y abundantes lluvias pueden anular el efecto fungicida.
2.
Es muy importante analizar las
semillas para tomar la decisión más conveniente sobre su destino. Será
necesario conocer varios índices de calidad como el PG, el V y conocer la
presencia y nivel de infección de los patógenos para elegir el fungicida más
adecuado.
3.
Una baja implantación del cultivo puede ser causada por
diversos factores, entre ellos, semillas de baja calidad con hongos de semillas
(conocidos como patógenos de campo), con patógenos de almacenaje, daño
mecánico, daño por chinches, y condiciones climáticas y edáficas adversas durante
el período siembra-emergencia. Las semillas infectadas con Phomopsis y Fusarium habitualmente
se pudren y si germinan, las plántulas mueren por tizón. Estos hongos afectan
la calidad nutritiva e industrial del grano, resultando en un alto riesgo para
la seguridad alimentaria.
4.
C. kikuchii permanece viable durante el
almacenaje y puede estar presente en semillas asintomáticas (sin mancha
púrpura) por lo cual es importante determinar su presencia con un ensayo de
sanidad de semillas.
5.
Una
prevalencia alta de Aspergillus a la
cosecha, indicaría un ambiente de alta humedad en condiciones de campo. Es
importante diagnosticar la presencia temprana de este hongo considerando que la
semilla debe permanecer varios meses almacenada, y hacer un manejo adecuado del
lote (aireación, secado, limpieza y control de temperatura). Esta problemática
podría ubicar a la semilla en una situación de alto riesgo de reducción del PG
y V durante el almacenaje, y “sensibilidad” a los tratamientos con fungicidas,
requiriendo el uso de productos que logren el mayor impacto sobre el patógeno y
el menor, sobre el proceso de la germinación (fitotoxicidad).
6.
Cuando
se aplica un fungicida a la semilla se espera que aumente el PG, que su
aplicación sea segura y aumente la emergencia a campo pero no siempre se
cumple. Lo ideal sería seleccionar los fungicidas con un análisis sanitario previo.
El fungicida
aplicado a una semilla con sus estructuras inalteradas controla muy bien los
patógenos que causan enfermedades de la semilla (Phomopsis phaseoli, Colletotrichum
truncatum, Fusarium spp. y Cercospora kikuchii) y algunos
hongos habitantes del suelo causantes de
podredumbre de semillas y tizón de plántulas. El fungicida no restituye tegumentos
dañados, rajados, delgados por daño de heladas, cotiledones con cortes visibles
o no, embriones con lesiones asintomáticas por daño mecánico, deterioro por
daño climático (lluvias y sequías) que produce tegumentos arrugados como si
fuera un “fuelle” y alteraciones que pueden continuar durante el almacenaje
transformándose en daño por humedad.
7.
Cuando
una semilla con problemas de “funcionamiento” reduce el PG en forma importante
después de haber sido “curada” en Laboratorio, se sugiere NO curarla y NO
utilizarla para la siembra.
8.
Existen
hongos y oomycetes (Pythium y Phytophthora) habitantes del suelo, que
en función del tipo de suelo, fertilidad, cultivo antecesor, dosis y tipo de
fungicida, fecha y profundidad de siembra pueden alterar la germinación y
establecimiento, a pesar de haber aprobado los indicadores en pruebas de
Laboratorio.
9.
Para
siembras tempranas, lotes encharcados o con antecedentes de oomycetes es
necesario usar fungicidas mezclas que contengan metalaxil-M (mefenoxam),
metalaxyl o ethaboxam, específicos para este grupo de organismos. Para Fusarium, por ejemplo, se recomiendan los
bencimidazoles, para Rhizoctonia, se
deberían usar carboxamidas, fludioxonil y moléculas específicas.
10. Para el resto de los patógenos que producen
las enfermedades de fin de ciclo (EFC) y los hongos de almacenamiento existen
varias moléculas eficaces. En el caso de Cercospora
sojina, los bencimidazoles son efectivos para evitar su introducción en el
campo y también controlarán Fusarium, especialmente el transportado por la
semilla.
11. Para evitar la generación de
resistencia de los patógenos se recomienda no usar en forma individual
estrobilurinas, bencimidazoles, metalaxil o carboxamidas, sino siempre en
mezclas.
12. Usar semilla de alto PG, V, sanidad
y bajo daño mecánico. Aplicar fungicidas mezcla y recordar que la eficiencia de
control final dependerá de la calidad de la semilla, % de infección por
patógenos, riesgo del lote por presencia de patógenos habitantes del suelo, y
ocurrencia de precipitaciones y temperaturas desfavorables durante la siembra y
emergencia.
Evitar siembras de soja en
lotes con antecedentes de “podredumbres” de Fusarium
en maíz o trigo y zonas, lotes o fechas que originen problemas de
encharcamiento. Estudiar la posibilidad de retrasar la siembra escapando de las
condiciones predisponentes (temperaturas del suelo inferiores a 18°C). Analizar
los niveles iniciales de fertilidad del lote, ya que existe una relación
directa entre nutrición y defensas de las raíces y tallos de soja.
*No existe una calidad única de semillas,
sino una amplia diversidad, por ello este año más que nunca, es ineludible
realizar el diagnóstico de cada lote de semillas y a partir de muestras conocer
la mayor cantidad de índices de calidad: poder germinativo, vigor, sanidad,
pureza y peso de 1000 semillas.
Figura
1. Síntomas de tallo verde en soja con aborto y manchado de vainas.
Figura
2. Tallo con picnidios en línea típicos de Phomopsis
spp.
Figura 3. Semillas de soja
germinando dentro de las vainas.
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