Más de 80 profesionales de una amplia región (particulares, de empresas lácteas, cooperativas, comercios y otras instituciones) se encontraron con los especialistas del INTA Rafaela en una jornada de intercambio centrada en la pos inundación. | |
Dos cuestiones se destacaron en la apertura de este encuentro que superó las expectativas de asistentes: la presentación del grupo de trabajo en extensión Castellanos del INTA Rafaela como tal y la intención de brindar un aporte técnico de los especialistas del INTA reconociendo los saberes de quienes están en el territorio generando un espacio de intercambio. Sobre lo primero, Carlos Callaci (coordinador del grupo) y María Rosa Scala (coordinadora del proyecto territorial que contiene al Castellanos) explicaron que se trata de un equipo con eje en la extensión, que se propone funcionar al estilo de una “agencia de extensión”, dentro de la Experimental. Sobre lo segundo, ambos explicaron que “en esta situación particular tenemos información para compartir más que soluciones y todo lo que ustedes traen como consultas, preguntas y experiencias nos ayuda a crecer” y manifestaron la intención de que este tipo de encuentros con los técnicos de la zona se hagan sistemáticos.
El programa se organizó en tres espacios de intercambio, el primero sobre el agua y el suelo, el segundo sobre la alimentación y el tercero sobre la sanidad.
Rubén Tosolini, el primer disertante-moderador de la jornada, enfatizó lo atípico e impresionante del fenómeno vivido en la zona y una vez aclarada esta situación, con una serie de imágenes y datos que fueron publicados en undocumento disponible, se concentró en los usos y la planificación de las tierras y los drenajes. Algunas preguntas disparadoras como ¿quién es el dueño del agua de lluvia? ¿y de las napas? ¿y quién el responsable de lo que hace en los campos?, sirvieron para ir abordando la cuestión. El fenómeno de la ascensión de las napas se debe en gran medida a las excesivas precipitaciones pero el menor consumo de agua tiene que ver con el uso de la tierra y en ese punto los asesores tienen mucho para hacer según Tosolini. En el intercambio aparecieron los caminos rurales, los callejones, la necesidad de monitorear la napa volviendo a poner en funcionamiento molinos abandonados entre otras formas. Se trata de poder planificar mejor, con más datos, en el marco de una problemática que vino para quedarse. Luego María Basanta y Juan Manuel Orcellet, del área de agronomía de la Experimental, se refirieron a la pérdida de estructura de los suelos y a la fertilización en este marco.
En el segundo bloque, primero Eduardo Comerón compartió información de un documento sobre la situación y las alternativas técnicas y luego Luis Romero, especialista en pasturas, con la ayuda del nutricionista Eloy Salado y la licenciada Mónica Gaggiotti se fueron refiriendo al atraso en las siembras, la disponibilidad y costos de los alimentos, los aportes de fibra, las formas de labranza posibles en los lotes pisoteados, el picado, el uso racional del inoculante, el control de las maquinarias, entre otras prácticas que inciden en la recuperación de la producción. Los profesionales presentes fueron planteando situaciones vinculadas con la logística, las relaciones de precios de los alimentos, la imposibilidad de contar con fibra de calidad en la zona que se discutieron con los aportes de todos. El chequeo de la calidad de los subproductos que se compran fue un punto muy recomendado por los técnicos del INTA. La utilización de pasturas consociadas (alternativas a la alfalfa en la zona) y el aprovechamiento de la cebadilla presente en el campo fueron otros de los temas que concentraron consultas y relatos de experiencias en la reunión. En el mismo bloque, llegó el turno de las micotoxinas, cuya presencia afecta la alimentación tanto por rechazo de los alimentos como por la pérdida de eficiencia de conversión. Las micotoxinas no son un problema dependiente de la inundación pero que en estas condiciones se impone, como en otros rubros, “hacer mejor lo que ya teníamos que hacer” dijo Gaggiotti. La semilla de algodón, el afrechillo de trigo, los balanceados comerciales y algunos derivados de la soja son los subproductos más problemáticos, junto al maní en la zona de Córdoba. La exigencia del protocolo de calidad de los alimentos que compramos, es clave, a la vez que las buenas prácticas en la conservación y suministro: “muchos alimentos se contaminan en los comederos”, recalcaron los profesionales del INTA.
En el último bloque, Abdala comenzó refiriéndose a la adversidad en sus múltiples dimensiones: productivas, emocionales, organizativas. Interpeló a los asesores como actores principales en estos equipos en los que las decisiones a tomar incluyen confirmar si el tambero acompañará el proceso, para empezar luego con el reordenamiento de la empresa: priorización de las categorías de vacas, vaquillonas y terneras.
Roxana Galarza, se refirió a los terneros, la categoría más vulnerable del tambo y de la que depende la reposición. Como en otros rubros, insistió con que se trata de “hacer las cosas de todos los días, mejor y con más consciencia”. Repasó las causas de la fragilidad de los terneros y las medidas básicas que se deben tomar desde el punto de vista de la protección, la sanidad, la vacunación.
Interesante, positivo y oportuno son los conceptos que más se repitieron en la evaluación. Que los encuentros continúen.
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miércoles, 18 de mayo de 2016
El INTA con los asesores
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