Este miércoles la Cámara de Diputados convirtió en ley la ratificación del acuerdo al que suscribió la Argentina en el año 2001.
Este miércoles la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad de 209 votos afirmativos la aprobación venida en revisión del Senado para el “Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura” (Tirfaa).
La ratificación del Parlamento argentino del Tirfaa se da 14 años después de su firma que se llevó a cabo en Roma en el año 2001, durante el 31 período de sesiones ordinarias de la Conferencia de la FAO.
Los objetivos del Tirfaa “son la conservación y la utilización sostenible de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura y la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados de su utilización en armonía con el Convenio sobre la Diversidad Biológica, para una agricultura sostenible y la seguridad alimentaria”.
El acuerdo “permite el intercambio de recursos fitogenéticos entre estados” señaló a El Enfiteuta el diputado Luis Basterra presidente de la Comisión de Agricultura y Ganadería. Se trata de recursos que son propiedad de los Estados fruto del trabajo de generaciones de agricultores o de las características propias de las especies naturales.
Esos recursos que cada país aporta pueden ser intercambiados para la investigación y desarrollo entre las naciones para la producción de alimentos “pero de ninguna manera pueden ser apropiados por empresas privadas para su comercialización”, explicó Basterra.
El acuerdo entre las naciones reconoce que los recursos fitogenéticos “son la materia prima indispensable para el mejoramiento genético de los cultivos, por medio de la selección de los agricultores, el fitomejoramiento clásico o las biotecnologías modernas, y son esenciales para la adaptación a los cambios imprevisibles del medio ambiente y las necesidades humanas futuras”.
El Tirfaa reconoce a los agricultores derechos ancestrales sobre distintas especies vegetales como “conservar, utilizar, intercambiar y vender semillas y otro material de propagación conservados en las fincas y a participar en la adopción de decisiones y en la distribución justa y equitativa de los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura es fundamental para la aplicación de los derechos del agricultor, así como para su promoción a nivel nacional e internacional”.
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