La campaña “en serio” empezaría luego del Debate, del próximo domingo. Los cambios –actuales- en las estrategias suenan a provisorios. Hoy no hay polarización. Y mucho (demasiado) de lo que se discute, depende de Ella.
A un mes de las elecciones.
Si bien es posible que la economía esté influyendo más que antes en la campaña electoral, los encuestadores siguen sosteniendo que, por ejemplo, el “shock de desconfianza” producido en los mercados, por la Resolución de la Comisión Nacional de Valores, no estaría afectando la candidatura de Scioli y que los dos principales rivales no lograrían polarizar, ante el presunto crecimiento electoral de Massa. Se mantendría el 40-30-20, de las Paso más o menos el error estadístico. Estaríamos ante un inminente cambio en las estrategias.
En primer lugar, el equipo de Scioli estaría perplejo por las consecuencias de la Resolución tomada y por las complicaciones generadas por el “fuego propio”. El candidato, que presentó un supuesto Plan Económico el pasado lunes, no habría estado en conocimiento de la intempestiva iniciativa de Economía. Por otra parte, crecen las dudas sobre el “fantasma” de un Presidente transitorio, a la vez que se conocen más detalles sobre el eventual gabinete económico de “tropa propia”, al que ahora se ha sumado Miguel Peirano, un industrialista que se ha corrido de las filas de Sergio Massa.
Ocurre que la Presidenta se mantiene en el centro de la campaña electoral y da señales de que, no sólo gobernará hasta el último día, sino que además podría volver a sorprender con iniciativas tanto o más preocupantes, como la que se comunicara el pasado lunes casi en simultáneo con el Plan de Daniel. Sospechoso ¿no?.
Por otro lado, el peronismo no kirchnerista insiste en señalar que Scioli es “in-condicionable” y que están apuntando a una reconstrucción nacional del pejotismo puro (que podría incluir a las huestes de Massa) que, más temprano que tarde, debería terminar con la influencia de La Cámpora.
Por estas razones, es probable que “la verdadera” campaña todavía no haya comenzado y que este inicio tenga lugar una vez resuelta la cuestión del debate entre candidatos del domingo próximo.
Menudo dilema para Daniel: la Presidenta no sólo marca la cancha, sino que también produce daños -difíciles de mensurar- al electorado que presuntamente Scioli debería captar. Además, permite que el voto “propio” pueda sospechar acerca del inminente regreso de la Doctora. Si bien es cierto que el sugerente meta-discurso no encuentra desprevenidos a los peronistas, los obliga a un cauteloso silencio para no perjudicar la insuficiente base de voto propio, ya que cuesta mucho (y más después de la Resolución de la CNV) subir el techo, para asegurarse el triunfo en primera vuelta.
La siembra de desconfianza (entre el electorado actual y el potencial) nos recuerda a dos discursos macristas: el anti-peronista (porque tienen la culpa de todo) y la oportunidad en que Mauricio mandó al Círculo rojo a ocuparse de sus fábricas.
El des-polarizador.
Massa seguiría creciendo aunque sin lograr, por ahora, arrimarse demasiado al caudal electoral de Macri. Confiado en que este siga sufriendo más desgaste, en los últimos días, reforzó su alianza con De la Sota, para impedir la constitución de una Liga de gobernadores sciolistas o, mejor aún pejotistas que, muchos creen, ya existe aunque sea sotto voce.
La segunda jugada es la aparición persistente del trío Massa- De la Sota – Lavagna, en un apuesta a que el electorado distinguirá al equipo económico que encabeza el ex – Ministro, como una garantía de seguridad (por la experiencia) y como confirmación de que las políticas económicas serán diametralmente opuestas a las que podría aplicar el PRO.
La doble jugada incluiría el anuncio de que Carlos Garetto (ex – Coninagro) se haría cargo del sector agropecuario, para bajar algunas Retenciones y que De Mendiguren recalaría en Industria, para mantener el proteccionismo, que tanto reclama el sector industrial más afectado por las importaciones chinas y por la reciente -y todavía inconclusa-devaluación del Real.
A estar por una nota de La Nación, Massa dijo “hay tres países en juego: el de Lavagna, el de Axel Kicillof y el de Domingo Cavallo”. Ahora bien, en la Fundación Mediterránea, el Súper Ex - Ministro admitió que los recortes impositivos que planea aplicar el Frente Renovador, significarán una caída de ingresos de entre M$ 30.000 a 40.000 por año y que, por ende, “hay que ampliar la base imponible, por ejemplo con la aplicación de un impuesto a la renta financiera que afecte a las colocaciones especulativas de corto plazo y gravar a los juegos de azar”.
Uno se siente con derecho a sospechar por lo menos tres cosas: a) hay una cierta subestimación en el cálculo de la pérdida de ingresos impositivos; b) se apela a un populismo poco creíble, cuando se apunta a gravar la renta financiera y el juego y c) la presencia de De Mendiguren en el gabinete, ¿significará garantías tanto para el electorado, a la hora de votar, como para la industria nacional, a la hora de sentirse segura?.
No se puede descartar que Massa siga creciendo, pero -en nuestra modesta opinión- no es por las razones apuntadas, sino meramente porque Macri no logra superar con holgura el 30% y todo indicaría (el Círculo rojo ya empieza a pensarlo con mucha seriedad) que Scioli podría ganar en primera vuelta.
Con respecto al discurso de los “tres países en juego”, no está claro que Macri apunte a un modelo 1991, como el de Cavallo y, menos aún, que Scioli acepte la influencia camporista el 10 de diciembre. Por eso, no parece ser un razonamiento creíble para el elector promedio, que sabe positivamente que ninguna de las dos comparaciones es acertada.
En las huestes de Macri.
Todo indica que la estrategia de campaña, para su tramo final, no está elegida. Es posible que se haya superado el caso Niembro y que la aceptación a participar en El debate, podrían ser cartas para decir “quiero” con un envido de 27. Pero son insuficientes, si uno ve que el rival ya jugó un siete de oros.
La denuncia del supuesto pacto entre Scioli y Massa, parece más un indicio de preocupación, que un pronóstico sobre la probable actitud de Massa en una eventual segunda vuelta sin él. Difícilmente lo ayude a Cambiemos, en los últimos quince días y, más aún, si siguen produciéndose los previsibles “carpetazos”.
Macri estaría cambiando voceros y mensajes, en lo atinente a la cuestión económica. Así, Frigerio y Prat-Gay serían sus arietes para compensar el efecto Lavagna, y plantearían un modelo desarrollista (distante de las propuestas de los ‘90s), a la vez que opondrían, a la Liga de gobernadores -principalmente del Norte del país-, una especie de Plan de Inversiones, por MU$S 16.000, en diez años, para infraestructura, y por M$ 50.000 para “reparación histórica” en las provincias del NOA y el NEA, donde la campaña de Macri, en las PASO, tuvo bajísima eficacia y fue casi arrasado por el Frente para la Victoria.
La ventaja de Macri es que, por ahora, la Presidenta lo ataca sólo a él. Pero, cuesta creer que cambiando de voceros y discurso económico se pueda mantener en el centro de la escena y estar “en la conversación” definitiva, sobre si habrá balotaje y quién irá a combatirlo a Daniel.
Ninguno de los argumentos macristas ya mencionados, parece tener el suficiente peso como para recuperar lo perdido y acortar la distancia requerida, para impedir un triunfo en primera vuelta. Hay indicios ciertos de que, pese a que en los últimos días la campaña se habría vuelto económica y más propositiva, lo concreto es que el final (los últimos diez días) no será precisamente un dechado de virtudes de higiene republicana.
Conclusión.
La presencia de la Presidenta en el centro de la escena política, las dudas sobre un eventual futuro gobierno de transición, los cambios en las estrategias, los carpetazos, etc., dan la sensación de que la verdadera campaña –es decir la que define si habrá o no segunda vuelta- aún no empezó.
Avalan este argumento las re-definiciones estratégicas comentadas más arriba: a) recién ahora aparece la tríada Massa - De la Sota - Lavagna; b) Massa está respondiéndole, vía Córdoba, a una eventual Liga de gobernadores peronistas, donde el NOA y el NEA tendrían un papel relevante y c) todos están midiendo hasta qué punto se va a despegar Scioli del kirchnerismo camporista, que es lo mismo que decir hasta qué punto conducirá SU propia campaña, si es que los números no le dan para ganar en primera vuelta, por no haberse alejado de la Presidenta.
Si Cristina quiere que Scioli sea un Presidente transitorio, no debería perjudicarlo, como lo hizo publicando la Resolución de la CNV. Salvo que la estrategia presidencial sea “al Presidente Scioli lo pongo yo y, así como lo pongo, lo puedo sacar”.
No debe dejar de considerarse este argumento, porque la reducción de la distancia entre Macri y Massa y la probable vigencia de carpetazos de última hora, ampliarían la diferencia entre Daniel y sus dos contendientes. El único riesgo es que Scioli no supere el 40% y se arriesgue a una Segunda vuelta, donde el reparto del voto Massista (eventual tercero) requiera del mutismo de la Presidenta (se alejaría de la campaña entre el 25 de octubre y el 22 de noviembre), para allegar a Scioli, el voto peronista de Massa y De la Sota.
Como se ve, la campaña en serio no empezó y tendremos que estar muy atentos, ya que los movimientos discursivos y la presentación de propuestas podrían no dar mayor credibilidad a los opositores, facilitando una campaña sucia, a la cual el oficialismo parece más inmune. Final abierto, con inicio de resolución, luego del debate del próximo domingo y re-definición de los ejes para los últimos quince días. Ejes que no sólo involucrarán a un candidato en particular, sino que además responderán a la interacción de los tres que podrían o no polarizar. Más Ella, por supuesto.