sábado, 28 de marzo de 2015

Se aplauden las estadísticas, se ignoran los números


Pocas veces como en esta campaña agrícola los números entre lo macro y lo micro son tan divergentes. Mientras que las estimaciones globales en soja dan cuenta de un volumen récord, entre 57 y 58 millones de toneladas, los cálculos individuales que hacen los productores en sus planillas de Excel arrojan cifras en rojo.   […]
Pocas veces como en esta campaña agrícola los números entre lo macro y lo micro son tan divergentes. Mientras que las estimaciones globales en soja dan cuenta de un volumen récord, entre 57 y 58 millones de toneladas, los cálculos individuales que hacen los productores en sus planillas de Excel arrojan cifras en rojo.

Por eso, cada vez que se escuchan aplausos en la Casa Rosada cuando la presidenta Cristina Kirchner se vanagloria de que se obtendrá una cosecha récord crece el malestar entre quienes advierten que su situación es peor a la del año pasado.

Un productor del norte de la provincia de Buenos Aires calculó que el precio neto de la soja en esta campaña es un 29% más bajo que en 2014, y en maíz es 51% menor. Al hacer una cuenta sencilla, el rubro fletes es el que registra la mayor suba entre los costos. Con una inflación real que se sitúa entre el 30 y el 35 por ciento, la pérdida de competitividad es evidente. Quienes están más lejos de los puertos padecen las mayores consecuencias por el aumento de los fletes. “Con un valor de $ 700, para el NOA la ecuación resulta inviable”, afirma un productor. Las proyecciones que se hacían al comienzo de la campaña se van confirmando en la realidad, afirma este productor. “Una cosa es decir “viene el lobo” y la otra es cuando el lobo ya llegó. Y el lobo está”, dice. En otras palabras, llega el momento de la cancelación de los compromisos.

Un reciente informe de la Fundación Mediterránea-Ieral da cuenta de este panorama. En esta campaña “el poder de compra de la soja de un productor agrícola se ubicará un 39% por debajo del promedio observado en los últimos 16 años (1998/2014)”, afirma. Este poder de compra, según el TRABAJO, queda en un nivel muy similar al del período 1999/2001. Si bien el precio es el doble que en aquel entonces, la presión impositiva y los mayores costos provocan el deterioro.

Por su parte, el productor CREA Santiago del Solar apunta otro perjuicio. “Las restricciones en el comercio de trigo y de maíz impiden alternativas de ingresos”, advierte.

Mientras los números los productores viran al rojo al Gobierno sólo le importa cuándo venden la cosecha. Lo demostró el ministro de Economía, Axel Kicillof, cuando, al establecer como mecanismo del Fondo de Ayuda a pequeños productores por 2500 millones de pesos, dijo que las sumas se iban a devolver en tanto y en cuanto se comprobara que no había demoras en las ventas. Resulta al menos curioso que un experto en ciencias económicas no advierta que los precios tienden a bajar en un mercado cuanta más oferta haya de un producto, sobre todo si ese mercado no es monopólico. Si la mayoría de los agricultores deciden vender la cosecha en el mismo momento es lógico que los compradores, enterados de esa situación, paguen menos por los granos. Quizás sea utópico pedirle al ministro de Economía que colabore en la instrumentación de estrategias de comercialización, como el uso de mercado de futuros, pero al menos sería plausible exigirle que no ayude a castigar a los productores. En un gabinete normal debería terciar en el debate el ministro de Agricultura y explicar a su par de Economía el funcionamiento de los mercados agrícolas. Pero este no es el caso.

Descargar la culpa sobre la caída de los precios internacionales, como hizo Kicillof, no resuelve el problema. Si el foco no se pone sobre los derechos de exportación y la intervención en los mercados la situación no mejorará.

Si bien el escenario externo no es favorable como hace tres años, tampoco es tan negativo, según advierte el consultor Gustavo López, de Agritrend. “No estoy convencido de que se haya terminado el boom de lascommodities como pronostican algunos”, señala. “Hay sí un componente de volatilidad, como la revaluación del dólar y el aumento de la superficie sembrada con soja en los Estados Unidos, pero los precios de los principales cultivos siguen estando por encima del promedio de los últimos 20 años”, opina.

Las perspectivas de aumento de la demanda se mantienen intactas, explica. Al citar estimaciones del último Outlook del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, en sus siglas en inglés), recordó que China pasó de importar 40 millones de toneladas de soja en 2009 a 73 millones de toneladas en 2014 y que alcanzaría los 113 millones en poco menos de diez años. El tren sigue en marcha.


resumen

9,7%
Caída
Es la baja, en valor, de las exportaciones de alimentos a Brasil en 2014, según Copal


la frase

Jorge Correa
Presidente de Nidera
“Los ROE no benefician a la mesa de los argentinos

Fuente: Diario La Nación.-

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