Observar vacas con una máscara que ocupa buena parte de su cabeza, una cinta a través del cuello que mide su actividad diaria o que un técnico le tome sus pulsaciones no es algo que se aprecie normalmente, más bien es algo inédito para la investigación que en Uruguay se realiza al ganado lechero. Estos […]
Observar vacas con una máscara que ocupa buena parte de su cabeza, una cinta a través del cuello que mide su actividad diaria o que un técnico le tome sus pulsaciones no es algo que se aprecie normalmente, más bien es algo inédito para la investigación que en Uruguay se realiza al ganado lechero.
Estos estudios son realizados en Paysandú por un equipo de la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” (Eemac), de la Facultad de Agronomía, encabezado por el ingeniero agrónomo Diego Mattiauda.
AVANZAR EN EL CONOCIMIENTO
Siguiendo en la línea de profundizar sobre las cosas que están pasando en los animales, “que en muchos casos son similares a los humanos, es que continuamos avanzando en el conocimiento”, dijo el profesional.
“A través de una nueva técnica que estamos implementando, que complementa a las ya realizadas, porque esta no elimina a las otras ni es mejor, sino diferente”.
El profesional, acompañado por el equipo de veterinarios, agrónomos y estudiantes, manifestó que “aquí nos metemos más en el metabolismo y en lo que está sucediendo en el tejido del animal.
Si bien visualmente no es tan importante, esto que hacemos en forma sencilla es lo mismo que se hace con los deportistas de alto rendimiento”.
Para la investigación se colocan electrodos y cables en las vacas, que “permiten medir la frecuencia cardíaca de los animales”, explicó Mattiauda. “Más allá de la complejidad, podemos calcular cuánto oxígeno consume el animal.
A esto se suma la dilución de urea en el cuerpo, que nos permite ver la composición exacta del cuerpo y, sin matar al animal, podemos tener una aproximación en la composición del cuerpo: en cuanto a carne, músculo, grasa y agua, teniendo en cuenta los tejidos que son parte de ese animal”.
Junto con otras medidas, se ajusta otra metodología que tiene que ver con qué sucede en el hígado del animal. “El hígado de los seres vivos es uno de los órganos que tiene más funciones a nivel metabólico y el funcionamiento general”, acotó Mattiauda. “Las biopsias, en las que tomamos pequeñas muestras del hígado, se hacen con la colaboración del Laboratorio Pasteur y la Facultad de Veterinaria”.
“Con eso determinaremos, en síntesis, ajustar una técnica para ver cuál es la producción de calor y el costo energético de los animales en cuanto a su mantenimiento”, indicó.
Aclaró que en algunos casos esto está escrito y descrito por la literatura internacional, pero a través de tablas y distintos mecanismos. “Queremos realmente evaluar si esas tablas y ecuaciones las podemos usar en nuestras condiciones, y además ajustar todas estas técnicas y metodologías para nuestro medio: desde el clima, nuestras vacas, pasando por las caminatas, las pasturas y todo lo que suceda en torno al animal”.
El investigador dijo que “a través de los diferentes aparatos que utilizamos y el seguimiento que se hace en los animales permanentemente, evaluamos cuál es el estado de estrés que tiene el animal y de qué manera el animal busca un balance entre ese costo energético y lo que consume”. Desde la Eemac, su responsable aguarda que este trabajo “nos acerque más a situaciones en las que la vaca no da la suficiente cantidad de leche”.
EQUIPAMIENTO
Mattiauda dijo que “hace un tiempo se comenzó a trabajar con alguna parte del equipamiento con el que hoy se cuenta, como por ejemplo lo que tienen las vacas en los cinturones, que es para medir la frecuencia cardíaca (pulsómetro), como usan los deportistas”.
Entiende que “si bien es una medida interesante que nos puede dar ciertas ideas, por sí solo no nos permite hacer esos cálculos, pero sí nos permitió avanzar en algunos detalles que hoy ya tenemos encaminados”.
Acotó que el equipamiento tiene una vida útil y hay que renovarlo, “y parte del equipo por la humedad hay que cambiarlo”. Actualmente el equipo de la Eemac está abocado a recabar información. Explicó que en el ámbito mundial hay un técnico israelí que trabaja con esta técnica —estuvo en diciembre en la Eemac y les dejó la máscara que utilizan en las vacas— . Seguramente, retornará en mayo para ver el avance de la investigación.
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