La fumigación con formaldehído es una herramienta muy extendida y eficaz en la lucha contra la contaminación por virus, bacterias y moho en las salas de incubación. Sin embargo, esta práctica entraña riesgos para el embrión en desarrollo. Deben cumplirse una serie de condiciones (tiempos, ventilación, humedad y temperatura) a fin de evitar que el gas afecte negativamente a la capacidad de eclosión de los huevos incubables.
Numerosos estudios (Cadirci, 1997; Nwagu, 1997; Yildirim et al., 2003) han mostrado evidencias de mortalidad embrionaria durante la incubación debido a la exposición al formaldehído durante el almacenamiento de los huevos. Los sistemas de incubación modernos, más productivos, pueden incrementar este efecto negativo de formaldehído, lo cual hace la práctica de la fumigación y el manejo más críticos de lo que comúnmente se cree.
En las práctica moderna, los niveles de la ventilación durante la primera etapa de incubación se reducen enormemente. Esto mejora significativamente la capacidad de eclosión, la calidad del pollito, la uniformidad y el rendimiento productivo del nuevo pollito. Sin embargo, esto también hace que algo de formaldehído permanezca en la cáscara del huevo y penetre en él, lo que puede afectar negativamente a la capacidad de eclosión.
El blastodermo – la capa de células a partir de la cual se desarrolla el embrión – se sitúa sobre la superficie superior de la yema y se mantiene en una posición central por la combinación del efecto de las chalazas y la naturaleza viscosa de la albúmina. La difusión de CO2 a través de la cáscara porosa permite que el pH de la albúmina se eleve. Con el aumento del pH, la interacción entre dos de las proteínas de albúmina (lisozima y ovomucina) se desestabiliza, lo que lleva a una disminución en la viscosidad de la albúmina. Esto permite que la yema y el blastodermo floten hacia la concha, y por ende hacia cualquier concentración potencialmente peligrosa de formaldehído.
Este riesgo se incrementa aún más cuando la incubación se realiza a una gran altitud, como lo demuestra Visschedijk (1991). El estudio mostró claramente que la conductancia de la cáscara de huevo es inversamente proporcional a la presión de aire. Esto significa que a grandes altitudes, donde la presión de aire es baja, se producen menos colisiones moleculares, lo que facilita el paso de moléculas de formaldehído perjudiciales a través de la cáscara de huevo (ver . Fig. 1) .
Fig. 1 Conductancia de la cáscara de huevo a nivel del mar (izquierda) y en altura (derecha) (Visschedijk , 1991
Hay muchos otros factores que tienen un papel importante en esto, como la temperatura absoluta y sus fluctuaciones, la humedad, la calidad de la cáscara… Esto hace que la práctica de la fumigación sea un factor crítico en la capacidad de la sala de incubación para lograr un rendimiento óptimo.
En una serie de artículos relativos a este tema, se mostrarán todos los aspectos de la fumigación y se ofrecerá consejos y trucos para conseguir los mejores resultados.
Referencias
1. Cadirci S, Disinfection of hatching eggs by formaldehyde fumigation – a review. Archiv für ÜR Geflügelkunde, 2009, 73, 116-123
2. Nwagu BI, Factors affecting fertility and hatchability of guinea fowl eggs in Nigeria. World’s Poult. Sci. J., 1997, 7, 53, 279-286.
3. Visschedijk AHJ, Incubation of eggs at high altitude. Avian incubation, Poultry Science symposium series, 1991, 22, 285-291
4. Yildirim I, Özsan M, Yetisir R, The use of oregano (origanum vulgare L) essential oil as alternative hatching egg disinfectant versus formaldehyde fumigation in quails (coturnix coturnix japonica) eggs. Revue Méd. Vét., 2003, 154, 5, 367-370.
Roger Banwell, Manager de Desarrollo de Hatcheries
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