El decreto publicado ayer incluye nuevas exigencias para poder beneficiarse. Y excluye a los monotributistas.
El decreto con los cambios en Ganancias se publicó ayer en el Boletín Oficial e incluyó algunas sorpresas. Por ejemplo, que fija limitaciones que no estaban aclaradas en el anuncio que hizo Cristina Kirchner el martes.
El punto más que llamó la atención de los especialistas es el referido a los $ 15.000 mensuales que se toman como referencia para quedar eximido del impuesto a partir de septiembre. “Para recibir el beneficio de quedar eximido a partir de septiembre de Ganancias, los trabajadores que ganan hasta $ 15.000 brutos, no deben haber cobrado en ninguno de los 8 meses que van de enero a agosto más de ese monto. Así si un trabajador que gana $ 14.000 y en alguno de esos 8 meses cobró $ 15.001 o más – porque percibió horas extras, algún premio o comisiones– le seguirán descontando Ganancias”.
Así le explicó a Clarín la titular de la cátedra “Regimen Tributaria” de la UBA, Flavia Melzi. La especialista aclaró que eso surge de la letra del decreto, salvo que sea modificado en los próximos días.
Frente a esto, este diario consultó en la AFIP. Allí aclararon que el medio aguinaldo -ya sea el de diciembre que se cobró en enero o el de junio de este año- no se considera para el cálculo de los $ 15.000 mensuales. En cambio, admitieron que si un trabajador cobra comisiones variables y en alguno de esos 8 meses recibió más de $ 15 mil, seguirá pagando Ganancias.
Según la AFIP, para la base de cálculo de esa cifra se tomará en cuenta el sueldo más los adicionales “habituales” y no los extraordinarios. El organismo podría aclarar hoy este concepto porque el decreto no hace referencia a la remuneración “habitual” sino a la remuneración a secas.
Por ejemplo, según la AFIP si un trabajador realizó en esos 8 meses horas extras un solo mes, no se lo considera “habitual” y no se suma para calcular el tope de $ 15.000. En cambio, si hizo horas extras durante 4 de esos 8 meses ese mayor ingreso se lo considera habitual.
Los especialistas cuestionaron también que no se modificó este impuesto para autónomos y monotributistas y no se actualizaron las escalas sobre las que se aplican las alícuotas. “Así, aunque tengan igual ingreso, el autónomo o monotributista paga mucho más que un asalariado”, dijo Melzi. El martes el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray,sugirió que analizarán qué hacer con estos casos.
Otra distorsión que surge del decreto es que, si un trabajador a partir de septiembre pasa a ganar más de $ 15.001,aún así queda exento del gravamen porque entre enero y agosto ganó menos de esa cifra.
Se trata de una gran distorsión porque ese trabajador mantiene su estatus impositivo anterior, en clara desigualdad con el resto de los trabajadores que cobren el mismo sueldo por encima de los $ 15.000.
En la AFIP consideran que estos casos son mínimos porque ya cerraron la mayoría de las paritarias. No obstante, en muchos convenios los aumentos se fijaron en cuotas, que vencen de aquí a fin de año, y muchas empresas pueden otorgar aumentos “fuera de convenio”.
Otra distorsión se da entre los que ganan casi $15.000 y los que lo superan por muy poco. En ese caso, el que gana más podría cobrar en mano menos que el otro porque lo alcanza el impuesto, mientras el que gana menos queda eximido. La diferencia en menos podría rondar los $ 1.000 mensuales.
Los cambios rigen a partir del 1° de septiembre por el criterio de “sueldo percibido”, volvieron a aclarar en la AFIP, confirmando lo publicado ayer por Clarín.
O sea, los cambios rigen si el trabajador cobra el sueldo habitualmente a partir del día siguiente al mes vencido. En este caso, el sueldo de agosto a partir del 1° de septiembre, En esos casos si el empleador por falta de tiempo, ya que estamos sobre fin de mes, no incorporó los cambios, deberá hacerlo en los días siguientes reliquidando los haberes, y abonando al trabajador la diferencia.
En cambio, si el sueldo de agosto se paga antes del viernes, para esos trabajadores los cambios recién tendrán efecto a fin de septiembre.
A modo de conclusión, Melzi agregó que “el decreto es un alivio para muchos trabajadores, pero genera muchas distorsiones que podrían evitarse simplemente con considerar las mismas deducciones para todos los trabajadores (incluso los que ganan más de $ 25.000 y los autónomos) y ajustar las escalas del impuesto, de modo que quienes más ganan paguen proporcionalmente más a medida que crecen sus ingresos. Siendo que el decreto va mucho mas allá del mero ajuste del valor de las deducciones personales, esos cambios deberían surgir de una ley del Congreso”.
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