martes, 7 de septiembre de 2010

Sólo un proyecto político de largo plazo generará una sociedad más equitativa







Baja calidad institucional, políticas públicas fragmentadas, la ausencia de programas de infraestructura a largo plazo y un diseño inapropiado del sistema educativo, son algunos de los factores que limitan las posibilidades de construir un país mejor, según los panelistas que abrieron la segunda jornada del Congreso Nacional CREA 2010


El periodista Alfredo Leuco, moderador del encuentro, planteó distintos objetivos a lograr en los próximos seis años en materia de educación, infraestructura, salud, prosperidad económica y equidad social, tras lo cual dejó a los panelistas una pregunta: ¿Cuán lejos estamos hoy de esa Argentina?
“Bastante lejos”, respondió el ex ministro de Desarrollo Social de la provincia de Buenos Aires Daniel Fernández Arroyo, quien presentó los siguientes indicadores:
-La Argentina tiene un 10% de pobreza estructural.
-La informalidad económica alcanza al 40%. “Son personas que no tienen libreta de trabajo y no saben si se jubilarán. Están en situación precaria. Del total de pobres, dos tercios sobreviven haciendo changas”, expresó Fernández Arroyo.
-Crece la desigualdad social. La diferencia entre el 10% más rico de la población y el 10% más pobre, en los años 70 era de 7 a 1. Hoy es de 31 a 1.
-Hay un sector social de alto riesgo: Hay alrededor de 200.000 jóvenes de 16 a 24 años que no estudian ni trabajan.
-Existe una marcada concentración de la pobreza en el NOA, el NEA y, muy especialmente, en el conurbano bonaerense, que con once millones de habitantes, ocupa el 1% del espacio físico del país.
Por su parte, la investigadora del CONICET Silvina Gvirtz, Directora General del proyecto “Escuelas del Bicentenario”, señaló que “en materia de educación, estamos muy lejos de la Argentina que todos queremos, si bien hay algunas buenas noticias”. Como datos positivos, destacó:
-Desde 1980, la tasa de escolarización viene creciendo. En 1980 había un 63% de alumnos matriculados. En el 2001 se llegó al 85%, y el crecimiento sigue.
-Bajó el analfabetismo. En 1980, representaba el 6% de la población. En el 2001 fue del 2,6%, y sigue bajando.
Luego, Gvirtz enunció las “las malas noticias”.
-La tasa de repitencia en las escuelas secundarias ha crecido desde 1998 hasta la actualidad. En el nivel primario, se mantiene estable, y es notablemente desigual: 25% en los sectores más carenciados, y 4,7% en los sectores más pudientes. “Finlandia tiene una tasa de repitencia del 0,4% en el nivel primario. En Chile, ese valor llega al 2,1%”, indicó la especialista.
-La tasa de graduación en el nivel medio es baja: más del 30% de los estudiantes no completa su educación secundaria.
“Las próximas dos generaciones de argentinos tendrán por delante el desafío de cambiar nuestra matriz energética”, expresó posteriormente Fernando Navajas, director y economista jefe de FIEL, y economista senior de la CEPAL. “Somos el país más gasífero del mundo después de Rusia; pero los rusos tienen reservas para 80 años, mientras que nuestras reservas se agotarán en menos de diez años”.
“Una buena infraestructura representaría un importante ahorro que estaríamos legando para el futuro. Pero si no damos los pasos adecuados y le pasamos el muerto a las próximas generaciones, el impacto en las cuentas fiscales será enorme, y les estaremos legando una gran presión tributaria”, señaló Navajas.
Por su parte, el economista Roberto Martínez Nogueira efectuó el siguiente diagnóstico: “El Estado actual tiene condiciones muy deficientes como para hacer frente a los desafíos de la sociedad argentina. Carece de una visión de largo plazo; sus políticas son fragmentadas y no hay una visión integral de los problemas. Es un Estado distante, ineficiente, con reducida capacidad analítica”.
“Con este Estado –concluyó- las intenciones no podrán transformarse en realidades”.
¿Cómo lograr un país mejor?
Leuco preguntó luego a los miembros del panel cuál es el camino, en su opinión, para superar las situaciones complejas que describieron.
Daniel Fernando Arroyo señaló, entre otros, los siguientes cursos de acción:
-Hay que incluir a los jóvenes a través de una red de tutores. “Es importante armar una red de tutores que sean creíbles, que inspiren confianza y que puedan visitar a los jóvenes cuando dejan la escuela, para tratar de ayudarlos”, dijo. Y para integrar a esos jóvenes al mundo del trabajo, “hay que generar incentivos fiscales orientados a aquellos sectores que suelen tomar jóvenes con baja calificación”.
-Es fundamental revertir el esquema de concentración de recursos. “Sólo el 7% de los recursos económicos están en los municipios. Hay que hacer una transferencia de recursos a los niveles regionales”, manifestó Arroyo.
-Otorgación de microcréditos. Hay alrededor de cuatro millones de personas que podrían tener más trabajo si contaran con pequeños créditos para insumos, máquinas y bienes de capital.
Por su parte, Silvina Gvirtz expresó la necesidad de construir más escuelas secundarias. Además, señaló:
-Hacen falta políticas educativas territoriales. “En la provincia de Buenos Aires, los directivos de las escuelas tienen que ir a la ciudad de La Plata para muchos trámites”, dijo.
Además, las políticas de capacitación se deberían realizar en función de la necesidad de cada escuela, y no en función de lo que se decide en los centros ministeriales de las provincias.
-Las escuelas deben ser centros socioeducativos comunitarios. “En una época, los médicos iban a las escuelas, y llegado el caso, derivaban a los chicos a Sanidad Escolar. Hoy, los chicos ante cualquier problema tienen que ir a un hospital. Y si los padres trabajan todo el día, no los pueden llevar”.
El economista Fernando Navajas, por su parte, arribó a las siguientes conclusiones:
-Hay que establecer prioridades en materia de infraestructura urbana.
-Es necesario vincular a la infraestructura con las cuestiones sociales. “Hay que diseñar la infraestructura pensando en resolver los problemas de calidad de vida de la población”, manifestó. “No es posible implementar políticas si la población no las entiende”.
-Las obras de infraestructura cuestan dinero. Y hay que pagarlo. Para ello, son necesarias tasas de interés razonables. Además, “hay que lograr que el costo directo de las licitaciones y convocatorias sean bajos”.
Finalmente, Martínez Nogueira expresó que en la construcción de una mejor calidad institucional, “el estado juega un papel crítico, pero también pesa la sociedad. Los ciudadanos debemos acatar las reglas y normas, evitando la transgresión sistemática de las mismas”.
Una buena calidad institucional “debería estar apoyada en un sistema que implique sanciones ante la transgresión. Cuando una situación de transgresión es validada socialmente, estamos ante una situación de corrupción endémica”, finalizó.

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