viernes, 10 de septiembre de 2010

La actitud emprendedora, un motor vital para la generación de riqueza

En el segundo día del Congreso Nacional CREA 2010, tres emprendedores exitosos reflexionaron sobre el aporte que los empresarios pueden hacer al entorno más allá de las políticas de responsabilidad social

La conducción del panel estuvo a cargo de Miguel Clariá, columnista de Teleocho Noticias (Telefé). Marcelo Salas Martínez, quien dirige junto con sus hermanos la cadena Café Martínez, fue uno de los protagonistas. Algunos de los conceptos que expresó durante este encuentro fueron los siguientes:

−“Mi abuelo se enamoró del café y trató de desarrollar su vida a través de ese producto.

Nosotros armamos un esquema que permite hacer eso a mucha gente. A las personas interesadas, les entregamos una herramienta que les permite, en 45 días, instalar una cafetería y vivir de eso”.

−“Me encanta ser empresario. Me encanta dar trabajo y pagar buenos sueldos, en la medida de lo posible”.

− “Soy optimista. Por un lado, hace años que dejé de mirar la televisión y escuchar la radio, y en ese sentido, no creo casi en nadie. Pero sí creo en la gente; veo surgir, a través de las redes sociales, una movida en la cual muchísima gente tiene ganas de cambiar el mundo”.

−“En nuestra empresa apostamos al crecimiento de la gente. En el término de ocho años, un empleado nuestro puede ser nombrado gerente de sucursal. E incluso, si lo desea, puede hacer un curso de franquiciado, tras lo cual le otorgamos un crédito, junto con un banco, y le damos la oportunidad de independizarse con su propio local”.

−“Importamos café, lo tostamos y lo distribuimos. Y además, creamos esta cadena que hoy genera empleo para casi mil personas. Buscamos que la gente venga a nuestros locales a divertirse y a pasarla bien”.

−“No me preocupa que mis hijos hereden el negocio. A mis hijos trato de mostrarles, a través de mi ejemplo, cómo me comprometo con mi empresa y con la comunidad. Quiero que vean cómo intento cambiar las cosas, comprometiéndome. Si además de eso quieren continuar con la empresa, bienvenidos”.

Por su parte, Guibert Englebienne, socio fundador de Globant, empresa argentina de producción de software, expresó, entre otras, las siguientes ideas:

−“Hace siete años, unos amigos nos juntamos en un bar, y vimos que el mundo, pese a la explosión de la burbuja de las empresas puntocom, seguía gastando en tecnología. Comprendimos entonces que se podía crear una gran compañía argentina de software”.
−“Tuvimos que desafiar dos grandes creencias; que no podía existir una multinacional argentina del software, y que el software sólo se podía desarrollar dentro de la General Paz. Hoy tenemos 15 centros de desarrollo en toda la Argentina”.

−“Importemos oportunidades y exportemos software. Esa fue nuestra premisa. Hoy generamos programas que son vistos por millones de usuarios, y vendemos software de exportación a empresas como Disney, Dreamworks, Google y varias redes sociales”.
−“Terminaremos el año con 2.400 empleados, y estamos incorporando alrededor de 100 personas por mes”.

−“Antes nos preocupaban las situaciones coyunturales. Pero cuando decidimos mirar a largo plazo, los baches del momento dejaron de ser tan preocupantes”.

−“En el 2010, por primera vez habrá una generación productiva criada enteramente en el mundo digital, conectada como nunca, vinculada a mercados globales que son extremadamente meritocráticos. Eso modificará la situación de las empresas argentinas, acostumbradas a la tradición del amiguismo, de la cosa poca clara”.
−“La línea que trazamos no es entre empleados y empleadores, sino entre gente que trabaja en un horario sólo por un salario, y aquellos que buscan ser partícipes de un sueño, de un proceso transformacional.

Por último, Alejandro Ripani, CEO y fundador de Tía Maruca Argentina, manifestó durante la charla las siguientes opiniones:

−“Soy un tipo de barrio y fundé una empresa con gente de barrio. Éramos gente ordinaria, pero superamos obstáculos y obtuvimos resultados extraordinarios”.
−“Al principio, sólo quería ganar dinero. Estaba enfocado en eso. Pero luego fui evolucionando. Tener una empresa es como tener un hijo; me otorga un sentido de trascendencia, sé que a lo largo de mi vida, voy a poder dejar un legado”.

−“Los argentinos tenemos que dejar de ser individualistas, y empezar a integrarnos. Ese individualismo lo tuvimos incluso en nuestra empresa; pero desde que decidimos cambiar, empezamos a tener mejores resultados”.

−“¿Por qué soy empresario? Es una forma de ser. No tengo otra alternativa, ni tampoco quiero buscarla. Cuando tengo un proyecto en mente, me surge una gran alegría y un fuerte entusiasmo; eso me genera adrenalina”.

−“Vengo de una familia galletitera. Trabajé toda la vida con una empresa familiar dedicada a la elaboración de galletitas. En 1997 la empresa entró en convocatoria; la pasamos muy mal. Yo pasé de la parte técnica a la parte comercial, y busqué abrir nuevos caminos”.

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