El ciclo agrícola que comienza en pocos días más en la región pampeana está caracterizado por dos fuerzas opuestas: por un lado, los precios internacionales son razonables, pero, como contrapartida, el tipo de cambio agrícola está sumamente retrasado y es menor que el vigente durante la vigencia de la ley de convertibilidad. La afirmación anterior corresponde a Julio Lieutier, asesor del CREA Seguí-La Oriental, que habló en una reciente reunión organizada por los grupos de la zona norte de Buenos Aires. "Tenemos una situación externa de mercado muy interesante, pero que no se aprovecha plenamente por una serie de políticas regulatorias y manoseo de los mercados", distinguió el orador.
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Al analizar la economía tranqueras adentro, Lieutier adelantó que los costos de producción son semejantes a los de la campaña anterior, pero resultan altos cuando se los compara con la serie histórica. El componente de mayor peso dentro de la estructura de costos es el flete, "que ha venido aumentando incesantemente desde la convertibilidad y en este momento está relativamente muy alto medido en dólares y tiene un peso muy importante en trigo y en maíz", alertó.
La misma situación ocurre con los costos fijos, que aumentan en dólares y pesan cada vez más en el resultado final en los campos del norte de Buenos Aires.
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En otra parte de su análisis, el técnico dijo que "es relevante el costo del alquiler de la tierra" al considerar que el 50% de la producción agrícola argentina se hace en campos alquilados. "En los últimos ocho años hubo un incremento muy fuerte en los arrendamientos; sólo ocurrió una caída y una moderación a principios de 2009, producto, en parte, de la seca; de la gran falta de liquidez, y, sobre todo, de las malas expectativas que provocan las regulaciones de mercado", señaló.
"Este comportamiento genera un incremento muy importante del riesgo empresario, porque el nivel de inversión y el capital expuesto para producir lo mismo es cada vez más alto y el margen se achica", deslizó Lieutier.
Por ello, el orador concluyó que "el alquiler en campo de terceros -que ha sido la táctica de crecimiento de la mayoría de las empresas en la Argentina- hoy es un negocio que está duro, complicado, tremendamente volátil y riesgoso".
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