on un promedio de 14 mil cabezas de ganado mensuales, el frigorífico Logros de Río Segundo es el que faena más bovinos en Córdoba. Y también es el principal exportador: es el único habilitado de la provincia para proveer carne de la “cuota Hilton” (cupo de cortes de primera calidad que se envían con arancel preferencial) a Europa y para enviar a todos los países con los que Argentina tiene un convenio sanitario firmado.
Fue, por ejemplo, uno de los primeros cinco que mandó carne a China.
Su presidente, Mariano Grimaldi, hace números rápidos que permiten dimensionar cómo el cambio de condiciones mejoró el negocio exportador de la industria cárnica.
“Hasta los últimos años del gobierno anterior, nuestro mix era 80 por ciento mercado interno y 20 por ciento exportaciones. Ahora estamos 50 y 50”, destaca el empresario.
Desde su punto de vista, el sector “estuvo muchos años atado, debido al dólar fijo. Ahora, este tipo de cambio libre les dio a las empresas exportadoras un nivel de competitividad razonable para ofrecer sus productos en el mundo”.
De todos modos, considera: “Hay que estar muy atento a que factores internos no nos dejen de nuevo fuera de la competencia. Con el solo hecho de ajustar el tipo de cambio no se soluciona nada. Si no se modera o se controla la inflación, pronto volveremos a estar igual que antes”.
Sobre si existe riesgo de que estas mayores exportaciones perjudiquen el consumo interno, por un aumento de los precios, lo descarta. “Son dos mercados bien diferenciados y que pueden convivir: la exportación se lleva los animales pesados, de más de 450 kilos, mientras que el argentino consume animales más livianos, de entre 300 y 400 kilos”, explica.
Y completa: “Industrias como la nuestra son totalmente integradas y necesitamos del mix entre ambos mercados. No podríamos exportar si no colocáramos los saldos en el consumo doméstico”.
Para Grimaldi, está todo dado para que Argentina potencie este perfil exportador de carne. “La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) estima que el consumo de proteína animal se incrementará notoriamente para 2030, y sólo hay ciertos países productores que pueden proveerla. Entre ellos, Argentina es el que está en mejores condiciones. El único problema es que los argentinos a veces nos encargamos de hacer todo mal”, concluye.-
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