Depende del país vecino para colocar su stock de 850.000 toneladas
Los productores uruguayos mantienen los dedos cruzados deseando que el gobierno argentino libere la venta de trigo, pero por ahora no hay novedades.
Los productores uruguayos mantienen los dedos cruzados deseando que el gobierno argentino libere la venta de trigo, pero por ahora no hay novedades.
Ambos países tienen como cliente fundamental a Brasil, que paga mejores precios por cuestiones de flete y beneficios arancelarios. Pero el país norteño, cansado de esperar la venta de Argentina –que se estima que en diciembre tendrá un stock cercano a 2 millones de toneladas y podría liberar la venta de 1 millón de toneladas sin inconvenientes– le abrió el mercado al trigo estadounidense, considerado el de mejor calidad a nivel mundial. El stock uruguayo de trigo es de unas 850 mil toneladas, según declaraciones juradas a junio pasado.
Esto fue considerado peligroso por Ignacio Foderé, director de Fadisol, que reflexionó a El Observador que si un cliente prueba un producto de su competidor, que es mejor, es difícil que vuelva.
Uruguay depende de Argentina para venderle su trigo a Brasil porque la calidad del trigo local es inferior al argentino, y los molinos brasileños suelen comprar ambos para mezclarlos. Existen otras alternativas de mercados pero a precios muy inferiores.
Uruguay depende de Argentina para venderle su trigo a Brasil porque la calidad del trigo local es inferior al argentino, y los molinos brasileños suelen comprar ambos para mezclarlos. Existen otras alternativas de mercados pero a precios muy inferiores.
La autorización del gobierno brasileño para importar trigo de Estados Unidos se extenderá hasta el viernes 15 de agosto y, además del beneficio de la calidad, los molinos obtuvieron beneficios financieros, ya que las nuevas políticas de promoción de exportaciones de Estados Unidos otorga facilidades para el pago.
El trigo uruguayo es poco lo que puede mejorar en calidad, fundamentalmente por el clima, según comentó Foderé. Agregó que existen variedades de mejor calidad panadera, pero de menor rendimiento, y el precio no compensa tener mejor calidad. “Por eso el productor prefiere apuntar al rendimiento”, dijo.
La situación es compleja también desde el aspecto climático, ya que las abundantes lluvias de este otoño-invierno perjudicaron las siembras. Sobre todo las grandes empresas no pudieron sembrar por problemas logísticos.
Además gran parte de las semillas implantadas no pudieron desarrollarse y están perdidas. Foderé estimó que no se superará más de 70% u 80% del área planificada, lo que equivale a unas 350 mil hectáreas
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