La polilla del racimo de la vid o Lobesia botrana (Lepidoptera Tortricidae) fue detectada por primera vez en Chile en 2008 en la zona de Linderos, Región Metropolitana. Originaria de Europa, esta plaga afecta principalmente a la producción de uva, donde su larva provoca un daño directo al alimentarse de los racimos, produciéndose una pudrición y deshidratación de las bayas, disminuyendo los rendimientos de las viñas.
Sin embargo, en el último tiempo se ha detectado la presencia de la plaga en otras especies frutícolas de relevancia para el país, como es el caso del arándano y el ciruelo. En el caso del arándano, su detección llevó al Departamento de Agricultura de EE.UU. a establecer nuevas medidas para la importación de la fruta al mercado estadounidense.
De acuerdo a información entregada por el Servicio Agrícola y Ganadero de Chile (SAG), actualmente la Lobesia botrana está presente desde la región de Atacama hasta La Araucanía con una superficie de 408.667 hectáreas reglamentadas por la presencia de la plaga.
Grisel Monje, Directora Ejecutiva del Programa Nacional de Lobesia botrana del SAG, detalló a que la intensidad de la plaga varía dependiendo de las regiones donde se encuentra.
“En estos momentos las regiones que tenemos más complicadas con la presencia de Lobesia Botrana son la Metropolitana, O’Higgins y Maule”, dijo Monjes.
“Sin lugar a dudas, y como se conoce tanto a nivel nacional como internacional, el hospedante primario de esta plaga es la vid, por lo tanto es el cultivo, tanto en uva de mesa como en viñas, que se ha visto más afectado”.
“En el caso de otras especies, como el arándano y el ciruelo, hemos visto algún ataque ocasional en dichas especies, pero no es un tema que se considere como algo que pueda ser permanente en el tiempo, sino más bien es un tema que se ha dado porque efectivamente en estas regiones ha habido explosiones poblacionales muy altas de la plaga”, agregó.
Cabe señalar que el SAG está ampliando el Control Obligatorio para Lobesia Botrana a las especies arándano y ciruelo, además de la vid, en aquellas regiones donde se ha detectado fruta larvada.
“Lo que estamos haciendo ahora, para la temporada que va a iniciar en agosto, es que estamos incorporando la especie arándano en el Control Obligatorio”, dijo Monje.
“Hasta la temporada pasada el Control Obligatorio estaba orientado solamente hacia la vid. Si bien teníamos vigilancia en lo que se denominan los hospederos bibliográficos, ahora el tema del arándano y también el ciruelo, se está incorporando con medidas más específicas que tienen que ver con control”, añadió.
Monje explicó que estas dos nuevas especies que se suman al Control Obligatorio pasan a formar parte de lo que son las áreas cuarentenadas o reglamentadas de la plaga, que corresponden a las áreas donde se ha detectado la presencia de Lobesia botrana.
“Por lo tanto todos los productores de arándanos y ciruelos que están dentro de las áreas reglamentadas, que son de un radio de 3 km deben inscribirse ante el SAG y presentar un plan operacional de trabajo”, señaló.
“Y específicamente los que están dentro de los 500 metros de estas áreas reglamentadas tienen la obligación de hacer un programa fitosanitario de control”, añadió la Directora Ejecutiva del Programa Nacional de Lobesia botrana.
“El proceso nuestro de acercamiento hacia los productores, de informales cuál es su situación en relación a la plaga y también fiscalizar las acciones obligatorias comienzan en el mes de agosto aproximadamente, en que tenemos instalado todo el sistema de vigilancia y monitoreo de la plaga a través de las trampas y también a través de la actividad de prospección, en el que funcionarios del SAG están observando la fruta”, indicó Monje.
Contención, erradicación y vigilancia
El Ministerio de Agricultura de Chile, a través del SAG, duplicó el presupuesto del Programa Nacional de Lobesia botrana con el fin de evitar el avance de la plaga a nuevas zonas, bajar las poblaciones y avanzar hacia su erradicación.
A nivel país se está trabajando en la contención de la plaga en las regiones de O’Higgins, Maule y Metropolitana, y en su erradicación en las regiones de Atacama, Coquimbo, Valparaíso, Bio Bio y La Araucanía. A esto se suma que en junio de este año el SAG decidió sumar a las regiones de Los Ríos, Los Lagos y Aysén en el programa de vigilancia.
“En estas regiones [Los Ríos, Los Lagos y Aysén] no tenemos la presencia de la plaga, pero sí estamos reforzando la vigilancia a través del uso de trampas específicas para poder detectar, y ojalá así no sea, de manera muy precoz en el caso que exista alguna incursión de la plaga en estas regiones”, dijo Monje.
Junto con monitorear la plaga en los huertos, la entidad también está sumando al control zonas urbanas. Un ejemplo de ello es lo que se está implementando en la Araucanía, donde 1.800 trampas se instalarán en los próximos meses en predios de vid, huertos de arándanos y parrones caseros.
“Que esté la comunidad involucrada en este proceso para nosotros es fundamental, especialmente en estas zonas en que estamos en proceso de erradicación”, indicó Monje.
“Así mismo en las regiones que la plaga está ausente [Los Ríos, Lagos y Aysén], es muy importante tener a los ciudadanos conscientes de esta situación y de la problemática que puede significar para la fruticultura de esas regiones, en el caso que haya un problema de Lobesia”.
“Lo que estamos reforzando esta temporada es justamente llegar con más fuerza a los municipios, a las juntas de vecinos, a áreas urbanas, creando conciencia de que, ante cualquier situación sospechosa, ellos den aviso al SAG”, destacó Monje.
“En el caso de la Lobesia, la plaga se está moviendo dentro del territorio, desde las áreas más infectadas a zonas que están más limpias o que están libres [de la plaga]. Entonces ahí necesitamos la cooperación de la gente para evitar que esto se siga expandiendo”.
“Este tema no es un problema del Ministerio de Agricultura ni es un problema del SAG, sino que es un tema que tenemos que enfrentar juntos, es un problema país, que afecta a toda nuestra fruticultura”.
“Uno de los mayores énfasis que hemos dado es que aquí tiene que haber un compromiso fuerte de los productores, para que efectivamente mejoremos la situación de la plaga en el país y podamos tener una situación que nos permita presentarnos al mundo en mejor condición y por otro lado, bajar las poblaciones de la plaga para que no sigan causando tanto impacto”, concluyó.
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