Los accidentes ofídicos continúan siendo un problema para los trabajadores rurales, pese a haberse reducido debido a las prácticas agrícolas mecanizadas. El Profesor Carlos Grisolía, asesor externo del Instituto Biológico Argentino, estuvo en la UNL hablando del tema.
Carlos Grisolía es uno de los máximos referentes en materia de ofidismo en el país. El desconocimiento que hay acerca de cómo actuar ante una mordedura de víbora es general y él se ha encargado de desmitificar algunas tradiciones.
Las prácticas agrícolas actuales hacen que no se registren tantos problemas con estos animales. “Hay estadísticas en la provincia de Buenos Aires que dicen que había más accidentes ofídicos, y sobre todo con arañas, cuando la cosecha se hacía a mano. Pero hoy, que la cosecha se hace casi exclusivamente con máquinas, es más difícil tener un encuentro con estos animales”, asegura el especialista. Sin embargo, de vez en cuando llegan a los hospitales trabajadores rurales con mordeduras.
Ligaduras, succiones y otras yerbas
El qué hacer ante una mordedura de una serpiente venenosa tiene respuestas varias en el imaginario popular, proveniente de historias cuasi fantásticas que Grisolía se dedicó a desmitificar. El profesional asegura que cuando ocurre un accidente ofídico hay que recurrir a un auxilio médico, “no queda otra”; se preocupa en remarcar. “Muchos me preguntan si conviene aplicar un corticoide o darle algo al paciente antes de ir al hospital. Les digo que no, no ganan nada. Muchas veces le dan algo que enmascara el cuadro y luego complican al especialista”, sostiene Grisolía
Respecto de hacer prácticas curativas caseras, como ligaduras o succiones, afirma que no son recomendadas en ningún caso. Los llamados torniquetes no retrasan el ofidismo pero si lo complican, provocado asfixia de tejidos; mientras que la succión de la herida no tiene ningún sentido ya que una vez que ingresó el veneno no hay manera de sacarlo.
Una vez que la ponzoña está en el organismo comienza a producir alteraciones, como el estallido de vasos y micro trombos que hay que detenerlos de manera inmediata, con la aplicación de suero antiofídico por parte de un profesional. “Siempre recomiendo que los establecimientos agropecuarios tengan guardado un suero antiofídico. En caso de un accidente llevan al paciente al hospital y también el suero. No va a ser muy raro que lleguen al hospital, le brinden la mejor de las asistencias, pero no tengan suero en stock. El suero no se lo puede aplicar cualquiera, lo debe hacer un médico. Hay que saber cómo aplicarlo y si se debe aplicar”.
El mito y la ciencia
El especialista insiste en que luego de la mordedura de víbora, cualquiera sea la especia venenosa, no se debe demorar ni un instante en ponerse en marcha hacia el auxilio médico. “Si el centro asistencial está a tres horas, que sean tres horas y no tres horas y cuarto, porque el paciente no puede perder ese tiempo. Además, algunos intentan ponerse a cazar a la víbora que ocasionó el incidente para que el médico sepa que animal es, con el riesgo que eso implica y con el estrés al que se expone el paciente. Esto no es recomendable, el médico no precisa el ejemplar, él va a deducir por la sintomatología de que animal se trata”, concluyó Grisolía.
El dato
Trayectoria
Carlos Grisolía es profesor jubilado de la Facultad de Medicina de La Plata y del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires donde se desempeñó como Coordinador de los Centros Anti-ponzoñosos. Actualmente trabaja como asesor externo del Instituto Biológico Argentino. Además publicó varios libros, entre los que se encuentran “Historias con Víboras” y “El Hombre y la Serpiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.