El director de Información y Análisis Económico del INAC, dijo en entrevista con El País que mostrar al mundo un estándar único de calidad alto, presentando a Uruguay como una gran vitrina donde haya total transparencia y que los consumidores tengan las máximas garantías de seguridad alimentaria deberá formar parte del concepto de marketing de las carnes uruguayas para los próximos diez años
A su juicio, a Uruguay “le cuesta ser referente” en materia cárnica con los “derechos y obligaciones” que eso conlleva. Sostuvo que “vendría bien” un TLC con Corea del Sur para poder vender más en ese mercado, que cobra 40% de arancel al producto.
-¿Cuáles son las perspectivas para la carne bovina?
-Son muy buenas. Uruguay exporta 400.000 toneladas anuales, pero estamos condenados a ser la elite. Si vamos a intentar competir sólo en volumen y precio con Brasil o con Paraguay, no podemos, porque esos países pueden producir con pasturas tropicales con una eficiencia muy grande. Lo nuestro es vender en nichos de calidad, lo que llamo la segmentación fuerte. Si con 10 clientes resolvías las cosas, ahora hay que resolverlo con 30 o 40 clientes. Habrá que aguantar caprichos y pedidos que aumenten los costos, darle a cada a uno de los clientes lo que quiere, pero por eso van a pagar más.
-Hace poco la meta era ingresar con carne vacuna desosada y madurada en Corea del Sur. Ahora ya estamos mirando a Japón ¿qué impacto tendría venderle a ese mercado?
-El acceso a Japón sería un poco la frutilla de la torta, donde Uruguay le demostrará al mundo que cambió el concepto del circuito aftósico y no aftósico. Uruguay es la prueba viva del fin de ese muro aftósico y no aftósico, porque vacunando conseguiría entrar, primero con carne sin hueso y después con ovinos, demostrando que el ovino no se vacuna y no hay actividad viral.
-¿Qué representa venderle a esos mercados?
-Entrar en Corea del Sur y próximamente en Japón, aunque se le venda muy poquitos kilos, es el fin de un proceso que se estaría completando en poco tiempo más. Corea ya está, hay que trabajarlo más, pero hay que reconocer que es muy difícil penetrar un mercado que tiene 40% de arancel, por lo que nos vendría bien algún tipo de mejora parcial en los aranceles, alguna cuota o un Tratado de Libre Comercio. Ese 40% de arancel únicamente es posible perforarlo vendiendo algunos cortes muy valiosos. Para que sea más generalizado se precisaría una cuota o que ese arancel se ponga al nivel de Estados Unidos (26,4%) para que sea más fácil sortearlo.
-¿Y después de Japón qué? ¿Cómo imagina el camino a seguir?
-No sé como será la nueva era a partir del ingreso a Japón. Creo que hay que irlo construyendo entre todos. Sé algunas características que va a tener esta nueva etapa.
-¿Cuáles?
-Primero no tiene que ser hija del miedo. Tuvimos un gran golpe en 2000, 2001 y 2002, un poco de fiebre aftosa y una gran crisis. Eso nos asustó mucho, porque en la década del `90 habíamos adquirido ciertas confianzas. Si la nueva etapa a transitar no es hija del miedo, ya no me puedo comparar y decir que estoy mejor que Paraguay, Brasil, Australia, Nueva Zelanda o Estados Unidos.
-¿Cómo debe ser entonces la nueva etapa?
-Debe ser hija de la creación y no de la reacción como en la primera década. Podemos ver qué hace mejor cada uno de nuestros competidores, pero viendo segmentos. Por ejemplo, Brasil tiene un segmento de mercado interno muy complicado, entonces desarrolló las carnes con marca de autor y otras creatividades, donde hay mundos que nosotros todavía no transitamos.
Hay que desarrollar un concepto filosófico, que es acostumbrarse a que vengan a mirarte del mundo y ser un país referente en el mundo cárnico. A Uruguay le cuesta ser referente, lo rechaza y al hacerlo, no asumimos los derechos de ser referentes, ni asumimos las obligaciones.
Uruguay tiene un paquete distinto de derechos y obligaciones de ser referente en carnes. Vienen de todos lados agentes comerciales, técnicos, políticos, formadores de opinión, etc. Deberíamos hacer negocios y buscarles vender. Le podemos vender desde la genética, la carne con agregado de valor o con marca, así como venderles los sistemas que aplicamos.
-¿Por dónde pasa el futuro cárnico de Uruguay?
-Por trabajar para imponer el concepto de la carne uruguaya y hoy tiene herramientas para poder marcar esa diferenciación (la trazabilidad, la calidad, la transparencia). El consumidor demandará mayores garantías de seguridad e inocuidad de los alimentos, porque hubo escándalos de contaminación en la Unión Europea o en China, donde los problemas son reiterados. Entonces, la garantía de excelencia, seguridad y calidad desde el punto de atributos de marketing es fundamental. Siempre dimos por garantizado que la carne era inocua, segura y saludable, ahora no solo hay que tenerlo, sino que hay que demostrarlo y Uruguay hizo mucha inversión para eso.
-¿Entonces Uruguay fue un visionario?
-La trazabilidad es para eso. Lo pensábamos defensivamente por si algún día había que traer para atrás alguna partida si había problemas con la (bacteria) Escherichia Coli. Ahora hay que cambiar el concepto y decir, mediante la trazabilidad estamos constantemente monitoreando todo el sistema para que no pase eso. También sirve si hay que sacar partidas del mercado, pero tendríamos que presionar más a los sistemas de calidad y tenemos muchos desafíos, para en un futuro, decir más fuerte que la identidad de la carne uruguaya es la mejor del mundo en seguridad para los consumidores. Es inocua y saludable todas las veces, nunca tenemos una falla y sobre ese, tienen otros atributos.
-¿Cómo se podría profundizar ese camino de transparencia a futuro?
-El nuevo concepto de las carnes uruguayas de los próximos 10 años, debería ser la vitrina. Uruguay debe mostrarse como una gran vitrina, no se puede entrar porque contaminas, pero se ve todo para adentro. El presidente de INAC, Luis Fratti, dijo alguna vez que las inspecciones de calidad que vamos a recibir del exterior, primero llegan a la industria, a los depósitos de frío, a los productores, al transporte y la próxima incorporación deberían ser las carnicerías. Alguien puede no creer que exista un sistema especial para vender carne al mundo si no se aplica también en el mercado interno. De la nueva realidad, puede formar parte un estándar único de calidad alto, una gran vitrina donde se pueda ver hacia adentro con la total transparencia desde todos lados.
Los traders miran más a la región
Se están viendo más traders(agentes comerciales) en América y eso responde a cambios en las estrategias de los mercados, aseguró el director de la Dirección de Información y Análisis Económico de INAC, Pablo Caputti. “Históricamente los trader estaban en países de demanda y de este lado había brokers(intermediarios). El trader asume el riesgo, tiene una función muy distinta al broker, porque compra y brinda otros servicios. Ahora vemos los trader instalándose regionalmente y localmente. En muchos casos se les ve haciendo alianzas con grandes corporaciones, porque el trader es el que conocerá la segmentación fuerte de todos los clientes y todos los nichos. Las propias empresas buscan sus servicios para ajustar la oferta con la demanda”, explicó.
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