La necesidad de obtener soluciones sobre las urgencias que se presentan en el ámbito productivo, converge en el mismo cuello de botella que las políticas que se reclaman para el largo plazo. El factor climático hace notar en dónde debería haber un tilde de diálogo que atienda las problemáticas. Justo en la época en que se espera que se manifieste la famosa tormenta de Santa Rosa, resulta anecdótica su llegada porque la problemática es más profunda.
La sequía del norte está bajando hacia al centro del país y preocupa a los productores regionales. No es cuestión de una temporada en particular, sino parte de un ciclo climático que parecería haber llegado para quedarse. En algunas localidades de Salta ya hay una mortandad de alrededor del 30% de los animales bovinos producto de la baja frecuencia de lluvias, las represas y lagunas se han secado y los campesinos no cuentan con pozos para abastecerse.
También en Santa Fe impulsan la necesidad de declarar la emergencia, por lo cual se reunirá la Comisión Provincial de Emergencia el martes 3 a fin de evaluar el impacto extremo en algunos departamentos del norte de la provincia.
En otra región del país las problemáticas se dieron por granizo y también solicitan respuestas del gobierno: en Rio Negro los frutícolas se manifestaron en tres Puentes (Godoy), sobre la ruta 22 decidieron subir a la ruta porque no obtienen respuestas, ni ayuda prometida para los afectados por el granizo; promesas que oportunamente extendieron el senador Pichetto y el gobernador provincial. Pablo Laurente, director FAA en Río Negro, señaló: “Los fruticultores hemos tenido varios intentos de diálogo con las autoridades del gobierno rionegrino, y hasta ahora no hemos sido atendidos. El pedido más urgente es que se pague el seguro por granizo de la campaña pasada, que todavía se nos debe. No tenemos recursos para afrontar las heladas, que significa mucho costo de gasoil, y hay muchas chacras que no se llegaron a podar”.
Mayormente se habla del impacto que tiene la ausencia de diálogo en los ámbitos nacionales pero no se suele tener en cuenta a las producciones alternativas que, en muchos casos representan las principales de cada provincia.
Correr tras las urgencias no es suficiente. Como ejemplo basta tomar el caso de la lechería: mientras el ministro Yahuar anunció una línea de crédito para pequeños y medianos productores lecheros y empresas agroindustriales de todo el país son subsidios por 200 millones de pesos con tasa anual del 9% bonificada, la comisión de lechería FAA, solicitó que se implemente una compensación no reintegrable de los 60 ctvs por litro de leche para los primeros 3000 lts producidos como refinanciación de los bancos públicos. En un contexto como el actual muchos productores se preguntarán cómo hacer para acceder a un crédito si no tiene certezas si podrá pagarlo. De hecho, uno de los datos fuertes en este sector es que la producción lechera retrocedió 2.6%: de los 11.6 millones de 2012 a los 11.3 este año.
El quid de la cuestión sigue siendo como dar debida contención desde el ahora y hacia futuro a las producciones. Esta preocupación -que parte de la evaluación lógica de cada productor- debería serlo también para el Gobierno que cuenta con los aportes de esta actividad –fundamentalmente de la soja-.
Agro-noticias.com
Alejandro Cánepa
Alejandro Cánepa
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