Es el momento justo para que el gobierno libere exportaciones de trigo
Pese a que están históricamente entrelazados, en las ciudades agropecuarias del interior, las relaciones entre productores y la industria molinera están tensas desde que el gobierno regula ese mercado (precios pisados y exportaciones reguladas), intervención que para la Mesa de Enlace generaron una enorme transferencia de ingresos del campo a la industria.
Pero ahora en tren de tirar puentes entre ambos lados la Sociedad Rural de Rosario organizó una reunión con el vicepresidente de la Bolsa de Comercio de Rosario y referente de la industria molinera de la región, Víctor Cabanellas.
“Hace tiempos que veníamos hablando sobre la posibilidad de reunirnos para compartir visiones y acercar posturas. Estamos en lados distintos del mostrador, pero en el mismo barco. A todos nos conviene que aumente la producción y el concepto que yo quería dejar en claro es que, contra lo que se quiso instalar, si el precio del trigo baja también baja el valor de la harina por la fuerte competencia que hay entre las fábricas”, señaló Cabanellas a punto biz.
“Hay entidades rurales que nos golpearon mucho con campañas en nuestra contra, pero lo que hay que hacer es construir y acercar posturas. A la industria le conviene que suba el precio para que suba la harina y sabemos que si al productor le va mal y deja de sembrar los molinos no sobreviven”, resaltó.
“Hay entidades rurales que nos golpearon mucho con campañas en nuestra contra, pero lo que hay que hacer es construir y acercar posturas. A la industria le conviene que suba el precio para que suba la harina y sabemos que si al productor le va mal y deja de sembrar los molinos no sobreviven”, resaltó.
El empresario reconoce que la industria molinera recibió beneficios del gobierno.
“Solucionó un problema estructural que estaba haciendo car molinos que era la alta informalidad y también por primera vez hubo una política para el sector, que hasta se lo reconoció como industrial”, recuerda.
“Solucionó un problema estructural que estaba haciendo car molinos que era la alta informalidad y también por primera vez hubo una política para el sector, que hasta se lo reconoció como industrial”, recuerda.
“Pero también hay aspectos que no todos en la industria comulgamos. Por ejemplo, como director de la Bolsa siempre yo siempre bregue por mercados libres. Y además hay que aclarar que hubo que hacer muchas gestiones con el gobierno para lograr cosas y también bancarnos, como cualquiera, duras críticas de los funcionarios. Se quiso instalar la idea de que lo que la Faim pedía salía, y eso no es así; y como ejemplo salta a la vista la deuda por las compensaciones que tiene el sector”, aclaró.
De cara a la próxima campaña, y tras el histórico desbarranco de la pasada, Cabanellas es más optimista. “La situación climática y las referencia de los precios a futuro son mejores”, arranca. “Y todavía estamos a tiempo de que el gobierno anuncie la liberación de exportaciones. Debería llegar una medida de este tipo que consolide esta recuperación”, agregó.
El año pasado el gobierno liberó un alto volumen de exportaciones de trigo pero cuándo la siembra ya estaba jugada y por eso no repercutió tan favorablemente, como sí pasó al hacer lo propio, pero a tiempo, con el maíz.
“Si se dan estas condiciones podemos llegar a pensar de un volumen de 13/14/15 M de toneladas y es un incentivo para la rotación de cultivo, el financiamiento de las empresas agropecuarias, la generación de mayor mano de obra por parte de las fábricas, y el financiamiento del gobierno”, calculó Cabanellas.
Con respecto a la harina, hasta hora el gobierno sólo abrió 300 mil toneladas para la exportación cuando el año pasado les dejó exportar 1,1 M de toneladas, lo que está generando problemas en las empresas En una reunión de la mesa del maíz, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, se había quejado de que un industrial de la Faim había alertado que iba a faltar trigo y se especuló que el freno a las exportaciones de harina y el reacomodamiento de autorizaciones de despachos en favor de los exportadores del grano fue una reprimenda por las críticas.
“Estamos en condiciones de exportar 2 M de toneladas de harina y así podemos reducir la capacidad ociosa de la actualidad”, proyectó Cabanellas.
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