La soja y el maíz bajo la lupa
El 7 y 8 de junio, Mundo SojaMaíz 2011 pondrá la sustentabilidad en el centro del debate. Martín Díaz Zorita y Fernando García, a cargo del panel de nutrición y manejo, examinan la situación actual y la posibilidad de generar beneficios económicos mediante prácticas responsables. “Hoy menos del 10% de la superficie cultivada se hace con análisis de suelo”, anuncian.
El gran crecimiento productivo que ha tenido la agroindustria argentina suele ponerse en tela de juicio cuando se habla de “sustentabilidad”. ¿Estamos acaso agotando hoy los beneficios de nuestra tierra, postergando problemas que recaerán sobre nuestros hijos? El 7 y 8 de junio, en el Centro de Convenciones de la Universidad Católica Argentina de Buenos Aires, MundoSojaMaíz 2011 pondrá en el centro del debate la complejidad que este concepto encierra.
El Congreso no sólo permitirá tomar conocimiento de las últimas tecnologías en producción de maíz y soja, sino que, con la sustentabilidad del negocio agropecuario como estandarte, posibilitará a los asistentes conocer avances, estadísticas y análisis para tomar la mejor decisión sobre su campo. Además, podrán debatir la coyuntura política de cara a un año de elecciones. Martín Díaz Zorita y Fernando García estarán a cargo del panel sobre Nutrición y Manejo, donde analizarán los factores que generan variaciones de rendimiento en un ambiente, el valor del agua como recurso significativo, y modos de hacer el análisis de las propiedades del suelo.
Rentable y sustentable
Los temas en debate son diversos: la rotación de cultivos, la reposición de nutrientes, la rentabilidad, los plazos de los alquileres. “Hoy menos del 10% de la superficie cultivada se hace con análisis de suelo, y en el 90% de los lotes se fertiliza. Es como ir al médico y que te diagnostique colesterol por mirarte la cara”, dice Díaz Zorita. Su colega comparte: “Una evaluación realizada el año pasado indicó que en Argentina hacemos una muestra de suelo cada 250 hectáreas. Para tener una idea, Brasil está en las 30 hectáreas. Con esa intensidad de muestreo pretendemos hacer agricultura por ambientes”, ironiza.
Para Díaz Zorita, no hay contradicción entre la adopción de prácticas sustentables y el incremento de la rentabilidad: “Ser sustentable es negocio siempre, porque no es sólo la conservación del suelo o el aspecto ecológico, sino que incluye el balance entre los resultados económicos de la empresa; la sustentabilidad en materia social, y sin dudas el cuidado del suelo”, afirma. Por eso, para Díaz Zorita, más allá de la escala del negocio, “El ideal de sustentabilidad es siempre el mismo: lograr la máxima productividad rentable sin atentar contra la calidad de ambiente, sea cual fuese el cultivo y la región”.
En la misma línea, García explica que estas prácticas permiten incrementar la eficiencia de la aplicación de los nutrientes, y en consecuencia la rentabilidad. “En el sur de la provincia de Buenos Aires, donde hay diferentes profundidades de tosca, o al oeste de la región pampeana, con lomas y bajos, vamos a encontrar una gran diferencia en la respuesta a la aplicación de una tecnología o de un insumo. Hemos visto que las diferencias pueden ser de 20 kilos de nitrógeno, de modo que se hace necesario un muestreo detallado para conocer la potencialidad del lote”.
La escala del negocio
Una de las problemáticas que tienen los pequeños productores es que, por tener menos recursos y menos posibilidades de diversificación, se ven forzados a apostar a cultivos más seguros, como la soja, aún si a largo plazo el recurso suelo se degrada y los rindes caen. Por otra parte, la alta incidencia de los alquileres a corto plazo en el sistema productivo nacional no colabora con el cuidado de los suelos.
“Creo que el sector debería buscar alternativas para que aún en las empresas pequeñas se pueda llegar a pensar en sistemas rentables y en términos de rotación. ¿Cuál es nuestra responsabilidad como sector, y la de otros actores de la sociedad? Yo no espero medidas directas del Gobierno; creo que tenemos que discutir este tema, como vamos a hacer en MundoSojaMaíz 2011, para resolverlo entre todos”, sostiene Fernando García.
El especialista comenta que algunas posibilidades serían fomentar asociaciones entre productores, generar mecanismos para que los contratos de alquiler se extiendan más allá de los actuales cinco meses, o replicar iniciativas como la que se llevó a cabo en Uruguay, donde se formuló un plan de uso y manejo de los suelos con aval de productores, industrias y gobierno, para ordenar y propiciar los cultivos que se pueden hacer en cada zona de acuerdo con el potencial de cada área. “Yo sé que mediante los alquileres los propietarios están recogiendo una renta muy interesante, pero es a costa de rematar el suelo, entonces creo que también hay que mirar ahí. ¿Por qué no alquilar con un análisis de suelos, y la devolución, a los 3 años, se haga con el mismo análisis de suelos? Esa idea, por ejemplo, en Estados Unidos es una exigencia, no estamos hablando de locuras”, amplía.
La evolución de los suelos
Díaz Zorita indica que “Son escasísimas las empresas que incorporan el criterio de manejo de la fertilización o los nutrientes, la reposición. Y no vemos que la decisión de ajustar todos los años los nutrientes que hacen falta esté acompañada por un buen diagnóstico de la oferta, principalmente a través del análisis de suelo”. García comparte esta visión: “Si nos guiamos por el balance de nutrientes, la estimación del último año nos dice que se repuso el 50 por ciento del fósforo que se extrajo en granos, alrededor de un 40 por ciento de azufre, y un poco más del 30 por ciento del nitrógeno, cuando deberíamos llegar al 70 por ciento”.
La rotación es un factor fundamental en la reposición de nutrientes, y la relación soja-maíz es un tema candente a la hora de pensar la estrategia productiva de manera sustentable. Ambos consideran que actualmente la proporción varía mucho de acuerdo a la zona. “Hay regiones en las cuales la relación es 9 a 1, con casi un 90 por ciento de soja, y otras en que está en un 40 por ciento de maíz o trigo, y un 60 por ciento de soja”, expresa Díaz Zorita. “No hay un número ideal, pero claramente el 80 por ciento de soja en un sistema de rotación no parece ser muy sustentable. Eventualmente, entre soja y soja, habría que incluir algunos cultivos de cobertura que puedan ayudar, como la avena u otras gramíneas, o utilizar la vicia”, agrega García.
Para Díaz Zorita, sin embargo, la sustentabilidad no tiene que ver con la presencia o no del monocultivo: "A mí no me gustan esas proclamas que afirman que ‘Argentina no es sustentable si es soja-dependiente’, porque estaríamos diciendo que Brasil tampoco lo es, o que Estados Unidos y su monocultivo de maíz en algunas regiones tampoco lo sería, o que Europa porque hace monocultivo de trigo tampoco es sustentable, y ninguna de ellas es cierta”.
En su opinión, los modelos estancos, por los cuales un productor se funde por generar cobertura, o pierde el suelo por generar su máxima rentabilidad, no son sustentables. “Si los números nos obligan a hacer un solo cultivo, como la soja, entonces hay que pensar cómo hacemos nuestra mejor soja para seguir cuidando el suelo, reponiendo los nutrientes, evitar la degradación química, y las contaminaciones, es decir que hagamos un manejo integrado de plagas, conozcamos mejor nuestros monitoreos y aplicaciones, de manera tal que no afectemos a largo plazo el medio ambiente”.
Más información de Mundo Soja Maíz 2011 en www.mundosojamaiz.com.ar
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