La logística implica una carga pesada para varias regiones y ese es un factor que explica los límites de actuar sobre el tipo de cambio; expectativa por los anuncios
La extensión del territorio argentino y la falta de infraestructura dan como resultado un sobrecosto para los productores de las zonas periféricas, que es imposible de resolver sólo con un mejor tipo de cambio. Algunas pinceladas dan cuenta de esa realidad: el flete al puerto rosarino equivale al 53% del costo de una hectárea maíz en Salta; los frascos de vidrio para envasar los dulces regionales catamarqueños cuestan hasta el 35% más que en Buenos Aires, y en la exportación de limones tucumanos la logística representa el 20% del costo.
Son ejemplos que muestran el desequilibrio de competitividad que enfrenta el país. Vicente Donato, director de la fundación Observatorio Pyme, señala que la infraestructura orientada a la zona centro implica que los costos de transporte tengan un peso de 20% en las pymes industriales regionales, un porcentaje que se reduce al 5% para las que están cerca de los puertos. "Hay deseconomías de aglomeración", describe.
Coincide Diego Giacomini, director de Economías & Regiones, que señala que no pueden instrumentarse tipos de cambio regionales, pero que está convencido de que hay que "compensar de alguna manera" a las economías afectadas. Una posibilidad es subsidiar el costo del transporte hasta que se reconstruya la infraestructura; otra es definir cargas laborales diferenciales para territorios periféricos, una salida a la que califica como "más potente y rápida".
Productores y asociaciones consultados por LA NACION mostraron tener expectativas puestas en el Plan Belgrano, el programa de desarrollo social, productivo y de infraestructura dirigido a las provincias de Salta, Jujuy, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Misiones, Corrientes, Chaco, Formosa y Santiago del Estero. El plan prevé inversiones por US$ 16.000 millones en obras que se harían durante una década.
Ezequiel Bedoya, presidente de la asociación salteña Prograno, que agrupa a productores de poroto, soja, maíz, trigo, maní, cártamo, sorgo, girasol y ganaderos, indica que el transporte equivale al 32% del costo de la hectárea de soja y al 53% de la de maíz. Entiende que el tren abaratará entre 15 y 20% los valores, pero advierte que la clave es ordenar la salida hacia Bolivia, demandante de los cultivos, y reducir las cargas sociales.
"Por la pérdida de competitividad, la soja fue regulando al resto de los cultivos -agrega-; ahora, como mantiene las retenciones y los costos subieron, se hicieron 500.000 hectáreas y en parte se la reemplazó con poroto, chía y sésamo. Hemos destrozado los mercados por la cantidad sembrada; el maíz pasó de 180.000 a 287.000 hectáreas."
Carlos Hadad, dueño de la marca de dulces regionales Valle de Andalgalá, en Catamarca, insiste en que el Gobierno debe contemplar la realidad de los centros de producción alejados de los puntos de consumo.
"La carga impositiva global representa entre 48 y 52% de la producción; no podemos pagar los mismos impuestos y salarios que multinacionales que tienen otra capacidad y más beneficios. Hay que regionalizar la carga", apunta. Cuenta, por ejemplo, que otro problema es el acceso a los envases de vidrio. "La distribución está monopolizada en Buenos Aires y fijan los precios que se les ocurren."
Giacomini sostiene que la devaluación y la quita de retenciones mejoró entre 40 y 50% los precios, vía una mejora de la competitividad para el gran sector agroexportador, pero reconoce que hay muchas economías que "no son competitivas y no pueden producir ni exportar ni generar empleos", porque hay variables macro que se lo impiden. Menciona el altísimo nivel del gasto público como porcentaje del PBI, el récord de la presión tributaria y el costo salarial posterior al pago de impuestos versus la productividad.
"Si se arreglan las rutas subiendo impuestos o con endeudamiento, la competitividad no mejorará -analiza-. La política fiscal para 2017 se planea más expansiva y se financiará con más deuda. Seguro que la economía crecerá el año que viene, pero de manera no sustentable."
Para los productos terminados, el embalaje es un problema; cartón, papel, tetrabrik y vidrio se concentra en Buenos Aires, por lo que las empresas compran y pagan flete, pero cuando venden deben descontar ese valor para tratar de competir.
El titular de la comisión de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), Raúl Robin, subraya que hoy sólo se usan camiones para el transporte: "Se terminó con el transporte fluvial y los ferrocarriles que hay necesitan tres días para cubrir 1200 kilómetros; los usan las cerealeras y las mineras". Productor proveniente del sector tabacalero y de la caña de azúcar, Robin grafica que el costo por kilómetro de una carga de La Rioja o Salta al puerto de Buenos Aires es más caro que movilizarla desde el puerto de Rotterdam (Holanda).
"Llevar aceitunas o aceite a Brasil es más costoso que traerlo de Portugal o España al puerto de Santos; hemos perdido competitividad y mercados -explica-. El sistema de riesgos del trabajo es imposible para las pymes que no pueden negociar, igual que el pago de los seguros."
Desde el Ieral de la Fundación Mediterránea, Juan Manuel Garzón comenta que -según indica un relevamiento propio- los costos de logística y transporte representan entre 4 y 25% del valor en planta de los productos regionales. "Una baja sería equiparable a una suba exitosa del tipo de cambio", define.
En una exportación de garbanzos desde Córdoba, una reducción del 30% en el costo de logística equivaldría a subir 9,8% el tipo de cambio nominal. Si fuera para limones tucumanos sería como un alza del 7,4% del tipo de cambio, y en las manzanas del Alto Valle de Río Negro equivaldría a un alza del 6,3% de la variable.
Trabas en el camino
Los problemas de infraestructura encarecen los insumos y el traslado de las producciones para su comercialización
Dulces catamarqueños
Los frascos de vidrio para envasar el producto se encarecen, por la necesidad del traslado, un 35% respecto del precio que tienen en Buenos Aires
Limones tucumanos
Según un estudio del Ieral de la Fundación Mediterránea, reducir un 30% los costos de la logística del producto equivaldría a una suba del 7,4% del tipo de cambio
Son ejemplos que muestran el desequilibrio de competitividad que enfrenta el país. Vicente Donato, director de la fundación Observatorio Pyme, señala que la infraestructura orientada a la zona centro implica que los costos de transporte tengan un peso de 20% en las pymes industriales regionales, un porcentaje que se reduce al 5% para las que están cerca de los puertos. "Hay deseconomías de aglomeración", describe.
Coincide Diego Giacomini, director de Economías & Regiones, que señala que no pueden instrumentarse tipos de cambio regionales, pero que está convencido de que hay que "compensar de alguna manera" a las economías afectadas. Una posibilidad es subsidiar el costo del transporte hasta que se reconstruya la infraestructura; otra es definir cargas laborales diferenciales para territorios periféricos, una salida a la que califica como "más potente y rápida".
Productores y asociaciones consultados por LA NACION mostraron tener expectativas puestas en el Plan Belgrano, el programa de desarrollo social, productivo y de infraestructura dirigido a las provincias de Salta, Jujuy, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Misiones, Corrientes, Chaco, Formosa y Santiago del Estero. El plan prevé inversiones por US$ 16.000 millones en obras que se harían durante una década.
Ezequiel Bedoya, presidente de la asociación salteña Prograno, que agrupa a productores de poroto, soja, maíz, trigo, maní, cártamo, sorgo, girasol y ganaderos, indica que el transporte equivale al 32% del costo de la hectárea de soja y al 53% de la de maíz. Entiende que el tren abaratará entre 15 y 20% los valores, pero advierte que la clave es ordenar la salida hacia Bolivia, demandante de los cultivos, y reducir las cargas sociales.
"Por la pérdida de competitividad, la soja fue regulando al resto de los cultivos -agrega-; ahora, como mantiene las retenciones y los costos subieron, se hicieron 500.000 hectáreas y en parte se la reemplazó con poroto, chía y sésamo. Hemos destrozado los mercados por la cantidad sembrada; el maíz pasó de 180.000 a 287.000 hectáreas."
Carlos Hadad, dueño de la marca de dulces regionales Valle de Andalgalá, en Catamarca, insiste en que el Gobierno debe contemplar la realidad de los centros de producción alejados de los puntos de consumo.
"La carga impositiva global representa entre 48 y 52% de la producción; no podemos pagar los mismos impuestos y salarios que multinacionales que tienen otra capacidad y más beneficios. Hay que regionalizar la carga", apunta. Cuenta, por ejemplo, que otro problema es el acceso a los envases de vidrio. "La distribución está monopolizada en Buenos Aires y fijan los precios que se les ocurren."
Giacomini sostiene que la devaluación y la quita de retenciones mejoró entre 40 y 50% los precios, vía una mejora de la competitividad para el gran sector agroexportador, pero reconoce que hay muchas economías que "no son competitivas y no pueden producir ni exportar ni generar empleos", porque hay variables macro que se lo impiden. Menciona el altísimo nivel del gasto público como porcentaje del PBI, el récord de la presión tributaria y el costo salarial posterior al pago de impuestos versus la productividad.
"Si se arreglan las rutas subiendo impuestos o con endeudamiento, la competitividad no mejorará -analiza-. La política fiscal para 2017 se planea más expansiva y se financiará con más deuda. Seguro que la economía crecerá el año que viene, pero de manera no sustentable."
Para los productos terminados, el embalaje es un problema; cartón, papel, tetrabrik y vidrio se concentra en Buenos Aires, por lo que las empresas compran y pagan flete, pero cuando venden deben descontar ese valor para tratar de competir.
El titular de la comisión de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), Raúl Robin, subraya que hoy sólo se usan camiones para el transporte: "Se terminó con el transporte fluvial y los ferrocarriles que hay necesitan tres días para cubrir 1200 kilómetros; los usan las cerealeras y las mineras". Productor proveniente del sector tabacalero y de la caña de azúcar, Robin grafica que el costo por kilómetro de una carga de La Rioja o Salta al puerto de Buenos Aires es más caro que movilizarla desde el puerto de Rotterdam (Holanda).
"Llevar aceitunas o aceite a Brasil es más costoso que traerlo de Portugal o España al puerto de Santos; hemos perdido competitividad y mercados -explica-. El sistema de riesgos del trabajo es imposible para las pymes que no pueden negociar, igual que el pago de los seguros."
Desde el Ieral de la Fundación Mediterránea, Juan Manuel Garzón comenta que -según indica un relevamiento propio- los costos de logística y transporte representan entre 4 y 25% del valor en planta de los productos regionales. "Una baja sería equiparable a una suba exitosa del tipo de cambio", define.
En una exportación de garbanzos desde Córdoba, una reducción del 30% en el costo de logística equivaldría a subir 9,8% el tipo de cambio nominal. Si fuera para limones tucumanos sería como un alza del 7,4% del tipo de cambio, y en las manzanas del Alto Valle de Río Negro equivaldría a un alza del 6,3% de la variable.
Trabas en el camino
Los problemas de infraestructura encarecen los insumos y el traslado de las producciones para su comercialización
Dulces catamarqueños
Los frascos de vidrio para envasar el producto se encarecen, por la necesidad del traslado, un 35% respecto del precio que tienen en Buenos Aires
Limones tucumanos
Según un estudio del Ieral de la Fundación Mediterránea, reducir un 30% los costos de la logística del producto equivaldría a una suba del 7,4% del tipo de cambio
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