Con un sensor electromagnético móvil georreferenciado diseñado en Mendoza se realizan mapeos en diferentes cuarteles.
Bajo el concepto de “viticultura de precisión” se entiende una serie de tecnologías avanzadas, aplicadas para analizar detalladamente el viñedo, que ayudan a la toma de decisiones.
Esto posibilita un tipo de manejo “sitio específico” para optimizar la producción, la calidad y rentabilidad económica de la uva para vinificar. El objetivo principal de esta herramienta es detectar la variabilidad espacial y generar datos acerca de las diferencias inter e intraparcelarias respecto de la planta, el riego y el suelo, para luego precisar planes de riego, de fertilización y de manejo de canopia acordes a cada situación y propósito empresarial, homogeneizando calidad y cantidad del producto.
El INTA Mendoza trabaja con estas tecnologías desde hace años, investigando y mejorando sus propios dispositivos de medición. Una de ellas, que ya se venía utilizando y ajustando, es la sonda SEMG INTA, o “sensor electromagnético móvil georreferenciado”. Dichos sensores son útiles para el diagnóstico y monitoreo de las condiciones del suelo a escala de campo.
Resulta especialmente útil para evaluar suelos en zonas áridas de regadío, como la de Mendoza que, por su origen aluvional, presentan una gran heterogeneidad espacial, en forma más rápida y sencilla que con los tradicionales relevamientos de suelo. Esta tecnología suele ser utilizada por empresas del sector vitivinícola interesadas en realizar mapeos de la salinidad en sus cuarteles.
Sin embargo, cabe aclarar que estos sensores miden la conductividad eléctrica aparente del suelo (CEa) o capacidad del suelo para conducir una corriente eléctrica, determinada – entre otras propiedades – por la salinidad, pero también por el contenido de agua, la porosidad, el porcentaje de saturación, textura, capacidad de intercambio catiónico, materia orgánica, mineralogía del suelo, etc., por lo que es necesario un pos procesamiento de la información con criterios edafológico y agronómico para bien interpretar.
La sonda del INTA está montada sobre un patín de PVC que permite traccionarlo por terreno irregular. Lleva un GPS diferencial de alta precisión que, al igual que el sensor, está conectado a una computadora que almacena la información relevada. Todo el conjunto está montado sobre un cuatriciclo todo terreno. Este equipo puede trabajar tomando hasta 5 datos por segundo, y a una velocidad de desplazamiento de hasta 10 km/h con una autonomía total de 30 horas.
La EEA INTA Mendoza ha protocolarizado el modo de uso a campo, como así también el procesamiento geoestadístico posterior de los datos relevados.
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