El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) dispuso, a través de su Resolución Nº 149/2016, prohibir la elaboración, importación y fraccionamiento de formulaciones de insecticidas realizadas con Metil Azinfos y Metamidofos a partir del 1º de julio de 2016. La Resolución publicada en el Boletín Oficial, que lleva la firma del presidente del […]
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) dispuso, a través de su Resolución Nº 149/2016, prohibir la elaboración, importación y fraccionamiento de formulaciones de insecticidas realizadas con Metil Azinfos y Metamidofos a partir del 1º de julio de 2016.
La Resolución publicada en el Boletín Oficial, que lleva la firma del presidente del Senasa, Jorge Dillon, también determina la prohibición de comercialización y uso de ambos principios activos a partir del 31 de marzo de 2017. Las empresas elaboradoras de ambos insecticidas deben declarar stocks de tales productos en los próximos 30 días corridos.
Ambos principios activos son elevado riesgo para quienes los aplican, para insectos benéficos y de extrema toxicidad para aves.
Cabe destacar que existe una amplia gama de productos autorizados que son igualmente eficaces, cuyo manejo y utilización son de menor riesgo para la salud humana y el ambiente.
El Metil Azinfos es un insecticida fosforado usualmente empleado en el Alto Valle del Río Negro para controlar gusanos, polillas, gorgojos, chinches, trips y mosca de los frutos en plantaciones frutales.
En tanto que el Metamidofos es un insecticida organofosforado empleado para controlar isocas y chinches en soja, pulgones en frutales, mosca blanca en porotos y trips en cítricos, entre otros usos posibles.
Según un informe del sitio Valor Soja, las empresas elaboradoras de ambos insecticidas deben declarar stocks de tales productos en los próximos 30 días corridos.
En los fundamentos de la resolución 149/16 se indica que “los principios activos Metamidofos y Metil Azinfos son de alta toxicidad para el ser humano, constituyendo productos de elevado riesgo para quienes los aplican, con riesgos elevados para insectos benéficos y extrema toxicidad para aves”.
Añade que “existe una amplia gama de productos autorizados que son igualmente eficaces, cuyo manejo y utilización resultan en menores riesgos para la salud humana y el ambiente”.
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