Enrique Fortunato es integrante del directorio del puerto de Bahía Blanca y nos presenta uno de los puntos clave desde donde la producción argentina sale al mundo.
Bahía Blanca se encuentra a 637 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires. Desde su terminal portuaria, la producción argentina se transporta a todo el mundo. Es administrado por un consorcio integrado por el sector público y privado, que se han encargado de realizar las obras necesarias, aunque reclaman que las rutas y los trenes se modernicen para estar a tono, como dice Enrique Fortunato, integrante del directorio.
Entre las empresas que están dentro del puerto de Bahía Blanca, se encuentran Profertil, Dow, Bunge, Dreyfus, Moreno y Cargill, entre otras. Fortunato nos cuenta que algunas de ellas poseen “una terminal propia, o comparten” con otras compañías. En el puerto “Tienen un importantísimo volumen de carga. Posee una importancia muy grande sobre todo por el calado que esta próximo a aumentarse para que entren buques de mayor porte. Los puertos de Rosario, todo el sistema portuario, tiene un calado menor que Bahía Blanca. Hay muchos buques que van allí hasta donde da el calado y viene a estos puertos para completar su viaje”. Así funciona la actividad “más económica”, si hablamos de transporte de mercaderías, por sobre la vía terrestre y de ferrocarril.
Otra actividad muy importante radica en la recepción del gas licuado que el país importa, y se gasifica nuevamente dentro del puerto: “Es una operatoria diferente al resto de la carga. Está regido por normas internacionales. Aquí, un barco tiene la función de regasificar, tomar el gas licuado y volver a convertirlo. Se expande 600 veces y se inyecta a la red troncal nacional. Hay un barco que trae el gas licuado, y otro que está quieto. Ese es el que se encarga de convertir el líquido en gas”, nos cuenta Fortunato.
Dicha actividad genera algo de resistencia en la población, nos informa: “La ciudad lo toma en forma diferente. Hay gente que tiene temor que esto pueda resultar en un peligro. Es innegable que podría suceder”.
Bahía Blanca crece a medida que la producción lo demanda: “El puerto permanentemente tiene planes de expansión. Las terminales granarias tienen una proyección de ampliación de sus capacidades. La que se construyó es la de Dreyfus. Hay otra multinacional que proyecta su propia terminal”.
“El puerto está preocupado y no se detiene. Lo que necesitaría la producción, como el puerto, para poder funcionar, es un mejor acceso de las mercaderías. Estamos en un país que no invierte en carreteras y vías férreas. Ese es el cuello de botella, no es el puerto ni la producción. Llevamos años en los que la recaudación es fenomenal. Con todo este viento de cola no tenemos mejora en la infraestructura”, agregó.
La inversión en infraestructura que demanda Fortunato hacia afuera, y sí ocurre hacia adentro del puerto, se debe, según nos explica, a la administración de éste último: “El puerto lo hace porque se administra por sí mismo, falta lo que está fuera del puerto. Es una entidad público-privada que lo administra. Hay nueve directores en el consorcio, yo represento a la producción primaria, otros a la comercialización, a los concesionarios y terminales, a los servicios portuarios. Está el sindicalismo y un representante de la provincia, que es el presidente del directorio, y otro por la municipalidad de Bahía Blanca”.