El resultado electoral del 14 de agosto y la encendida prédica que el campo votó al gobierno, amerita algunas consideraciones que desde Confederaciones Rurales Argentinas entendemos necesarias para incorporar al análisis del llamado ¨voto del campo¨.
La concurrencia inédita de la ciudadanía a votar y el muy importante porcentual de votos logrado por la formula oficial, resultan sin duda los temas dominantes de la jornada, junto a ello la atomización de una oposición que no pudo generar un encolumnamiento detrás del voto no conforme con la acción gubernativa, son datos de la realidad que no pueden ser despreciados.
Las 5 fuerzas que se repartieron votos detrás de la fórmula ganadora conforman un 45 % de votos que expresaron algo y ese algo no fue precisamente sumarse al voto mayoritario, sino manifestar de algún modo la necesidad de una opción diferente, en este entramado complejo de decisiones sin certezas, decir que el campo votó al Gobierno, es cuanto menos apresurado.
En efecto, resulta necesario distinguir ente el productor rural y su núcleo familiar, del entorno que vincula a la actividad comercial agraria con el productor, en las ciudades importantes del interior, los productores son, en numero, cifras menores en el electorado total y por tanto medir su comportamiento resulta una tarea compleja, incierta y que no encontrará respuesta, salvo la confesión expresa de su emisor.
El Gobierno ha obtenido un triunfo rotundo y lo ha consolidado con resultados en todo el país, pero también se ha manifestado una opinión distinta, desperdigada en varias fórmulas, por tanto la pretensión de incluir al productor rural en el voto oficial denota una construcción de datos de carácter subjetivo, que no puede ser corroborado en forma contundente.
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