BUCK en la 8th International Wheat Conference
Con una producción global que ronda las 600 millones de toneladas, el mundo mira con preocupación los magros índices de crecimiento del trigo en comparación con otros cultivos como el maíz. Los investigadores públicos y privados estarían analizando opciones para trabajar con híbridos o con eventos transgénicos para mejorar los rindes.
BUCK fue una de las empresas semilleras argentinas que participó de la 8va. Conferencia Internacional (8th International Wheat Conference) sobre trigo realizada hace pocas semanas en San Petersburgo, Rusia. De este encuentro, que se realiza cada 5 años, participaron más de 600 científicos de 80 países, que trabajan en todas las disciplinas vinculadas a la investigación y desarrollo del trigo en el mundo.
Durante el último encuentro quedó en evidencia uno de los grandes temas que preocupan a la comunidad científica: la tasa de crecimiento de los rindes del trigo, y la dificultad que enfrentará el mundo para alimentar una población creciente, que se estima llegará a 9.000 millones en el 2050. Lisardo González, breeder del semillero BUCK, fue uno de los especialistas argentinos que participó de la Conferencia. Para él, el tema es que “el trigo es una planta autógama y se asume que las empresas hasta el momento no han invertido más dinero debido a las dificultades en el recupero de la inversión en investigación”. Sin embargo, la realidad actual del trigo estaría llevando a las grandes compañías a buscar opciones para revertir este estancamiento.
Es que “si uno compara al trigo con el maíz, se pone de manifiesto que el primero se ha quedado estancado en su evolución. El maíz ha ido creciendo en los últimos 10 o 15 años a una tasa del 4%. En comparación, la tasa de crecimiento del trigo a nivel internacional ha sido de apenas el 1%”, detalló González.
Según el breeder de BUCK, entre los aspectos que comienzan a evaluarse se destacan “investigaciones relacionadas con trigos híbridos o con algún evento transgénico que pudiera hacer más eficiente la producción a partir de la introducción de algún carácter que pueda ser trascendental”.
La posibilidad de usar eventos biotecnológicos en trigo estaba paralizada hasta ahora, sobre todo por la negativa de Europa a este tipo de eventos. Sin embargo, el viejo continente está asumiendo “que evidentemente no hay nada concreto que esté indicando que los transgénicos sean nocivos para la salud”, indicó González, por lo que la sociedad científica se está permitiendo evaluar este tipo de camino a la hora de mejorar la magra tasa de crecimiento de este cereal clave para la alimentación mundial.
Otras tendencias en investigación
Durante la conferencia, en la que estuvo representada el 95% del área sembrada a nivel mundial, también se trazaron otros caminos posibles para lograr el objetivo de mejorar el rendimiento. Así, se habló de “algunas variedades que pudieran ser menos exigentes en algunos insumos como el nitrógeno. Ese es un tema que interesa mucho especialmente en Europa, donde el suelo resiste muchísimos años de agricultura y se registran problemas con la contaminación de las napas con los nitratos”, explicó González. La investigación detallada de ciertos mecanismos de la fotosíntesis relacionados con la productividad, la resistencia a sequía para hacer frente al cambio climático y a la demanda creciente de agua por parte de los centros urbanos, fueron otros temas que se abordaron.
En lo que hace al mejoramiento, el breeder de BUCK destacó que se trató la posibilidad de utilizar fuentes afines al trigo. “Por ejemplo, existe una gran expectativa en cuanto a la posibilidad de lo que se llaman trigos sintéticos, que recrean los cruzamientos naturales que dieron lugar al trigo a partir de sus ancestros, y en los que se utilizan especies silvestres con gran variabilidad genética. De esa manera se están consiguiendo buenas tolerancias a algunas enfermedades, especialmente de hoja y en algún caso también de Fusarium”, puntualizó.
En lo que hace a calidad, los trabajos presentados tuvieron que ver con la incorporación a las variedades de algunos elementos indispensables o vitales como pueden ser el hierro o el zinc, para aumentar el valor nutritivo del trigo. O a la inversa, tratar de encontrar variabilidad genética que permita evitar la acumulación en la planta de algunos metales que son nocivos, como el cadmio”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.