Integrantes de diferentes eslabones de la cadena agrícola analizaron la formación y alcances de una herramienta cuestionada por algunas entidades gremiales
Buenos Aires, 5 de septiembre de 2011.- La polémica sobre los precios Cámara (“pizarra”) de los granos se instaló hoy durante un panel sobre transparencia de mercado que tuvo lugar en el 13ª Seminario de Comercialización de Granos organizado por el Movimiento CREA en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
El evento, coordinado por el director de la unidad de Investigación y Desarrollo de Aacrea, Ricardo Negri, permitió conocer la opinión sobre los precios pizarra de diferentes eslabones de la cadena agrícola (recordemos que dicho precios fueron cuestionados recientemente por algunas entidades gremiales del agro).
Precios pizarra
“Las pizarras de soja en el nivel nacional se fijan con un volumen de 5,0 millones de toneladas: si alguien cree que eso puede generar un precio representativo del mercado, tiene un error conceptual”, aseguró Ernesto Crinigan, presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Además, Crinigan recordó que los valores de las pizarras los determinan diariamente las Cámaras Arbitrales de las Bolsas de Cereales a partir de los datos aportados sólo por la demanda. “Falta información de la oferta: tenemos que ver también que es lo que ponemos o dejamos de poner todos para que las cosas sucedan”, explicó.
Por su parte, Jorge A. Torruella, presidente del Centro de Corredores y Agentes de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, apuntó que “yo he sido camarista y a veces es bastante complicado recabar información (para conformar el precio pizarra); si un corredor hace un negocio especial y el exportador o la fábrica le solicita que no lo reporte, entonces debe cumplir con ese pedido”.
Torruella también recordó que los precios logrados por empresarios agrícolas que entregan directo a fábrica tampoco son incorporados a la muestra confeccionada para elaborar el precio pizarra. “Los precios pizarra son poco representativos por el volumen de toneladas que manejan: sería muchos más fácil negociar premios o descuentos a partir de las referencias ofrecidas por el Mercado a Término; eso sería mucho más transparente”, explicó.
En tanto, Alberto Rodríguez, presidente de Ciara-CEC, señaló que “debe haber pocos mercado tan transparentes como es el nuestro. ¿Cuántos mercados tienen la información que tiene este mercado en cuanto a nivel de precios y condiciones de comercialización? El tema de la transparencia lo tenemos que trabajar en un contexto de cuidado porque podemos dar una sensación que no es la correcta”,
Distorsiones
Rodríguez recordó que “el trigo y el maíz tienen un grado de intervención (gubernamental) muy fuerte” y justificó las diferencias existentes entre los precios FAS teóricos de ambos cereales y los valores ofrecidos por la exportación a partir de las restricciones vigentes para concretar ventas externas de cereales.
“Si la demanda tiene la posibilidad de vender (al exterior) 2,0 millones de toneladas y enfrente tiene una oferta de 5,0 millones, el precio tendería a cero en esa situación. Si un exportador permanece en el mercado cuando se acaba el saldo exportable (concedido por el Gobierno), no debería estar, salvo que tome un riesgo muy grande que luego lo descuenta en los precios (ofrecidos a los productores)”, indicó Rodríguez, para luego mencionar que en los criterios oficiales empleados para otorgar cupos “no hay ningún componente de razonabilidad”.
“En soja la cuestión es diferente, porque las mismas empresas exportadoras (que ofrecen precios de trigo y maíz con descuentos) están operando a contramargen desde abril del año pasado”, dijo el titular de Ciara-CEC en referencia a ofertas de precio realizadas por la oleaginosa que se encuentran por encima de la capacidad teórica de pago de la exportación.
“Entonces, esa misma empresa que estaría perjdicando a los productores de trigo y de maíz, está perdiendo plata en soja; entonces, hay algo que no funciona. El problema que tenemos es la fuerte intervención, que determina que los operadores jueguen de manera diferente en cereales que en soja”, añadió.
En cuanto a los precios pizarra, Rodríguez dijo que se trata de un instrumento que se lo usa con un fin diferente para el cual fue creado, en referencia a las entregas con precio a fijar.
“No creo que entregar mercadería a fijar a partir del precio pizarra sea lo más conveniente, porque es un instrumento que se elabora con muy pocos datos y sólo refleja una parte del mercado, pero el tema es que muchas veces se le pide a ese instrumento que sirva para algo para lo cual no fue creado”, explicó el presidente de Ciara-CEC, para después recordar que, más allá de las quejas planteadas por algunas entidades gremiales agropecuarias, el precio pizarra se construye con datos aportados por la demanda, al tiempo que la oferta no aporta información que permita mejorar la representatividad del mismo.
El representante de la exportación y de la industria dijo, además, que la Argentina cuenta con una capacidad instalada de procesamiento de oleaginosos de 57 millones de toneladas y que en 2010 se habían procesado alrededor de 40 millones de toneladas. “El negocio de la industria aceitera es de volumen y el grano que no compra una empresa lo compra la vecina”, graficó, en referencia a la importante competencia existente entre operadores.
Estrategias de comercialización
Buena parte de la creciente competencia por originar soja que comenzó a observarse en los últimos años obedece al hecho del uso generalizado del silobolsa, que permite a los empresarios agrícolas argentinos graduar el flujo de entrega de mercadería a partir de cuán convenientes o no resulten los precios ofrecidos por la demanda.
“Tenemos que tratar de mantener cualquier grano lo más cerca posible para que el que lo necesite (en referencia a la demanda), tenga que salir a buscarlo”, comentó el empresario agrícola de la zona Sur de Santa Fe Aníbal Bollatti, quien integra un grupo de comercialización coordinado por el área de Investigación y Desarrollo de Aacrea.
“La mayoría de los productores vende cuando nos hace falta dinero: somos especuladores, que es lo que no deberíamos hacer, pero la realidad es esa; lo lógico debería ser tomar precio en la medida que el negocio cierre”, añadió.
Ignacio Lartirigoyen, presidente de la compañía de servicios agrícolas Lartirigoyen y Cía, expresó que los productores que “se tientan” y cierran negocios a fijar sobre la base de los precios pizarra deben hacerse responsables de la decisión que toman.
Dentro de las herramientas de comercialización de granos más usadas por los empresarios agrícolas, se encuentran los forwards, aunque Lartirigoyen indicó que lo ideal sería contar con una mayor volumen de operaciones en el Mercado a Término. “Pero es muy difícil que el volumen en el Matba pueda crecer en los contratos de trigo y maíz al tratarse de dos mercados intervenidos”, dijo el acopiador.
“Los mercados son transparentes. Todos sabemos que el maíz debería tener otro precio, pero eso no implica que el mercado no sea transparente: el problema es otro”, concluyó.
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