martes, 9 de julio de 2013

Apuntando contra la paloma


Un estudio evaluó los daños de la plaga en la provincia de La Pampa. Apunta a que no debe desalentarse el cultivo en las zonas más afectadas sino reducir el daño por medio del manejo. Aseguran que el uso de defoliantes químicos constituye una alternativa para minimizar el daño ocasionado y que se están realizando ensayos con repelentes.


Apuntando contra la paloma
Apuntando contra la paloma
 
 AGRICULTURA
 Aseguran el normal abastecimiento a la industria molinera 
 Las cotizaciones a futuro, nos hacen un llamado de atención 
 Pocos cambios en la superficie sembrada en la región núcleo 
 

En General Pico, se dieron a conocer los primeros resultados de un estudio orientado a evaluar los daños de la plaga en la provincia de La Pampa. Los investigadores hicieron hincapié en que no debe desalentarse el cultivo de la oleaginosa en las zonas más afectadas, sino apuntar a reducir el daño por medio del manejo.
La paloma no le da tregua al girasol en el Centro y Oeste de la provincia de La Pampa. Sin embargo, esto no debe desincentivar la siembra de la oleaginosa en esas zonas, sino que se deben realizar acciones para la reducción de la plaga “por medio del manejo de las áreas de nidificación, la experimentación en métodos de ahuyentamiento o repelencia, y la evaluación de híbridos menos susceptibles al daño”. Ésta es una de las conclusiones de un estudio llevado a cabo por los investigadores del INTA Anguil Jaime Bernardos y Mauricio Farell, financiado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Ganadería (MinAgri) y la Asociación Argentina de Girasol (ASAGIR), que se presentó el 15 de mayo en General Pico.
La investigación, titulada “Evaluación de daño de la paloma torcaza en el cultivo de girasol y pérdida de cosecha en la provincia de La Pampa durante la campaña 2011/12”, es resultado de un esfuerzo conjunto entre las tres entidades para evaluar los daños de la plaga, unificar metodologías de investigación y llegar a propuestas concretas para mitigar sus efectos.
La presentación fue llevada a cabo en el Auditorio Médano de la localidad pampeana y contó con la presencia del Subsecretario de Asuntos Agrarios de La Pampa, Pedro Goyeneche; el director del INTA Anguil, Jesús Pérez Fernández; el presidente de ASAGIR, Luis Arias; el intendente piquense, Juan José Rainone; y Ricardo Thornton, director regional del INTA para La Pampa y San Luis.
Según Arias, sólo en los departamentos de Toay, Conhelo y Rancul el cultivo retrocedió en 60.000 hectáreas en el período 2009/2011, probablemente por los impactos de la plaga. “La población de palomas crece enormemente por la cantidad de comida disponible, por lo que las pérdidas en la cosecha es uno de los problemas adyacentes”, señaló. Esto tiene su fundamento, según Arias, en que “la paloma se alimenta de girasol durante sólo un mes al año; los 11 restantes, se alimenta de los granos disponibles en los rastrojos y en otros cultivos”, y esto significa que es una problemática que “no afecta solamente al girasol, sino también al sorgo, e incluso a la soja cuando está en emergencia”.
El presidente de ASAGIR resaltó que la investigación presentada se trata de “un primer estudio, que constituye un punto de partida para encontrarle la vuelta al tema”, pero que no se pueden esperar “soluciones mágicas” a la plaga. También señaló que los retrocesos en el área de girasol en la provincia no son atribuibles en su totalidad a la paloma, sino que además, los altos rendimientos obtenidos por los productores en la soja en la campaña 11/12 y los excesos de lluvias en octubre/noviembre del 2012 configuraron un escenario difícil para el avance de la oleaginosa.

Los daños en cifras
Bernardos fue el encargado de presentar el diagnóstico establecido en la investigación: “La paloma tiene abundantes recursos para continuar en la zona, ya que hay agua y comida en cantidad y esto va a continuar creciendo”, introdujo. “Por eso, el estudio se basó en la medición de los niveles de pérdidas, que en algunos lotes fueron muy grandes, y en otros, mínimas”, añadió.
El área de girasol implantada en La Pampa para el período investigado –campaña 2011/2012– según datos del MinAgri, fue de 365.000 hectáreas, que corresponde al 19,7% de la superficie sembrada en el país. Según contó Bernardos, durante el estudio se evaluaron 105 lotes en toda la provincia, sumando en total 5.726 hectáreas. Para ello, se contrataron técnicos que en cada lote midieron 400 plantas de girasol distribuidas de manera sistemática, con un 90% de los lotes evaluados dentro de los 2 días previos a la cosecha, y un máximo de 4 días para los restantes (ya que el gran impacto de la plaga se produce en la semana previa a la cosecha).
Uno de los aspectos más destacados del estudio es que revela una amplia variabilidad en los daños según las características del ambiente, “con un mínimo de cero y un máximo de 46%”. También mostró un área “caliente” en el estrato Oeste, donde las pérdidas medias alcanzaron los 221 kg/ha, siendo de 97 kg/ha en el Centro y de 23 kg/ha en el este. “Sin embargo –subrayó Bernardos– no hacer girasol en las zonas más afectadas no resuelve el problema: simplemente lo desplaza”.
A continuación, Farrell dio las claves de otra dimensión de la problemática, las pérdidas de cosecha, que si bien el promedio provincial es cercano al objetivo propuesto por el PRECOP, de 70 kg/ha, “se encuentran importantes diferencias por estratos, hecho que indica la posibilidad de reducir aún más estas pérdidas”. La situación es más aguda en el Centro de la provincia, donde la media alcanza un 101,8 kg/ha de pérdida, coincidiendo con un parque de maquinarias más antiguo (una media de 12 años).
“Además, del estudio surge otro dato importante, que es la falta de mano de obra calificada para el uso de las nuevas tecnologías”, agregó.
Por su parte, Thornton destacó que la problemática tratada por el estudio resulta “fundamental” para el INTA Anguil. “Debemos tener en cuenta que los resultados de este estudio corresponden a una sola campaña, y que el mismo trabaja sobre el problema, pero no sobre sus causas”, indicó, para luego agregar: “Una de las aristas de todo esto es que toda la cadena agrícola va a tener que aprender a convivir con esta problemática”.

Recomendaciones de manejo
Farrell indicó que el uso de defoliantes químicos constituye una alternativa para minimizar el daño. “Esta alternativa de manejo acorta el secado del cultivo de 18 a 22 días, reduciendo el tiempo de exposición del grano a la paloma y contribuye a homogeneizar el nivel de humedad del cultivo antes de entrar a la trilla, aumentando la eficiencia de la cosecha”, resaltó.
“Estos productos se deben aplicar cuando el cultivo se encuentra en estado de madurez fisiológica, es decir, cuando el capítulo vira a un color marrón claro, o la humedad está en el 28%”, explicó el experto, y señaló que ellos experimentaron con distintas dosis de carfentrazone + glifosato y paraquat.
El hombre del INTA Anguil señaló que también se están llevando a cabo ensayos con repelentes, pero aclaró que “aún no se han obtenido resultados concretos”.

Números del girasol
El asesor económico de ASAGIR, Jorge Ingaramo, señaló que para este año es esperable que el área de girasol repita los números de la campaña pasada. “Si bien el precio del aceite es muy bueno, rondando los 1215 dólares –indicó– estamos hablando de un cultivo oficialmente discriminado, ya que paga de retenciones casi tanto como la soja (32% el girasol, 35% la soja), cuando se trata de un producto regional, y que constituye la única alternativa para muchos productores”. Además, sostuvo que la Argentina es el único país importante entre los productores de la oleaginosa que entra al mercado en contra-estación, y que “exporta el 60% de toda su producción”.
Basándose en cifras de la Bolsa de Cereales, Ingaramo señaló que el área sembrada en la última campaña fue de 1,8 millones de hectáreas, un 3,2% inferior a la de la campaña anterior, y afirmó que “se habrían perdido más de 105.000 hectáreas, es decir, un 65% más que un año atrás”. En la región Norte de La Pampa-Oeste de Buenos Aires, según Ingaramo, el área cayó 37,8%, con 115.000 hectáreas implantadas, de las que se perdieron 20.000. En el Sudoeste de Buenos Aires-Sur de La Pampa, el área fue prácticamente similar en las dos campañas (1% de caída), registrándose 460.000 hectáreas, de las que se perdieron 17.000.

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