La situación se torna cada día más crítica y abarca gran parte del territorio nacional
La
sequía que afecta a la campaña agrícola 2011/12 puede resultar de mayor
impacto que la de 2008/9, muy amargamente recordada por los
productores. Sucede que la actual comenzó antes: ya en diciembre empezó a
notarse el déficit hidrico. En el ciclo 2008/9, en cambio, la escasez
de lluvias comenzó en enero. Además, la presente está más extendida,
geográficamente, que la anterior.
Además, durante el 2008/9 los productores tenían una situación económica más holgada, luego de varios años de rendimientos normales y de precios satisfactorios. En 2011/12, por el contrario, muchos no pueden vender el trigo y el maíz del ciclo anterior, lo que reduce seriamente su liquidez.
La comparación anterior ha sido efectuada por técnicos de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA), que también realizaron un relevamiento de la disponibilidad de humedad en distintas regiones del territorio nacional.
Situación zonal
Dentro del territorio nacional, se observan las siguientes condiciones hídricas en los cultivos de grano grueso:
Córdoba: las peores condiciones se dan en el centro y sur de la provincia, mientras que en el norte de la situación es algo menos comprometida. Por ejemplo, en Serrano, al sur de la provincia, se vive una situación inédita por que no ha llovido durante diciembre, lo que determinó que las sojas de primera estén envejecidas, con entrenudos cortos, o se estén secando en las lomas. Además, hay ataques de isoca bolillera y de barrenador del brote.
El 60 % de los maíces tempranos está muy comprometido, con casos de pérdidas totales. El 40 % restante está muy estresado, con las hojas basales totalmente secas. Muchos cultivos iniciaron la polinización sin la aparición de la espiga.
Los maíces tardíos nacidos no sufrieron pérdidas de plantas, pero están muy complicados. En general, la situación de los cultivos de grano grueso es muy preocupante, ya que la expectativa de rinde es de cero a muy bajo en muchos casos.
Buenos Aires: Se encuentran en muy malas condiciones el norte, centro, oeste y sudoeste de la provincia. La situación mejora hacia el sudeste y hacia el este, sobre el Atlántico. En Pergamino y San Pedro, por ejemplo, los cultivos de soja de primera no cierran el entresurco a pesar de estar en floración. Los de segunda se han podido sembrar en el 30% de la superficie, con muerte de plantas en la hilera por falta de agua, sobre todo en los ambientes más limitantes.
El maíz de primera está recirculando nutrientes desde las hojas inferiores, con pérdidas calculadas del 60 al 100% del rinde potencial de diez toneladas por hectárea. No se puede sembrar maíz de segunda.
Santa Fe: situación crítica, sobre todo en el extremo sur provincial. En varios departamentos la pérdida de rendimiento de maíz es irreversible. La soja conserva posibilidades de recuperación, pero si llueve dentro de pocos días.
La Pampa: todo el territorio provincial está muy seco, excepto algunas localidades cercanas a Santa Rosa y a General pico.
Entre Ríos: situación regular en toda la provincia, con necesidad urgente de nuevas lluvias.
Corrientes: En el norte de hubo seca desde mediados de noviembre, pero luego llovió en Navidad, de 30 a 150 milímetros. Se afectaron las forestaciones plantadas en primavera, los maíces y las siembras tardías de pasturas. En el centro y sur de la provincia las lluvias tendieron a la normalidad.
Chaco: situación regular de humedad, con necesidad de nuevas precipitaciones.
Formosa: Situación complicada en toda la provincia, sobre todo por la evaporación que provocan las altas temperaturas, pero con posibilidades de rindes de 1800 kilos por hectárea de girasol y de 4000-5000 kilos de maíz en cultivos de primera siembra que se cosecharán en pocos días. Los de segunda no se pudieron sembrar.
NOA: muy variable según provincias, con situaciones críticas, en un contexto general de preocupación por falta de humedad.
Más allá de la sequía
La
agricultura y la ganadería son negocios de alto riesgo y hay
situaciones inherentes a la actividad como inundaciones, sequía o bajas
de precios internacionales que el productor conoce y son parte de su
ecuación. Situaciones duras, a veces extremas, pero tanto la agricultura
como la ganadería son a cielo abierto y por lo tanto tienen incorporado
un riesgo muy alto conocido y asumido por quienes están en la actividad
agropecuaria.
Lo que no tolera un negocio de estas características es tener una presión impositiva (derechos de exportación) que, cuando se combina con alguna adversidad climática, se transforma en un impuesto a los ingresos más allá de cómo sea el resultado de la inversión. Ante adversidades climáticas como las que estamos viviendo, torna inviable a la agricultora y a los agricultores de muchas zonas, frenando el impulso inversor y de desarrollo. Estos factores van a continuar acentuando la tendencia declinante en el número de Establecimientos Agropecuarios Productivos (EAP). Según datos del Censo Nacional Agropecuario, en 2002 había 333.533 EAP. En 2008 este número cayó a 273.590, con una merma del 18%.
Por otro lado, el negocio tampoco tolera las intervenciones oficiales en los mercados, que disminuyen la competencia y la transparencia, afectando la confianza necesaria de los que tienen que invertir y arriesgar para continuar produciendo. Sería conveniente que el nuevo sistema de comercialización de trigo anunciado por el ministro Yahuar tenga la agilidad y funcionalidad necesarias para que normalice rápidamente las ventas del cereal.
Desde CREA vemos como, año a año, la intervención sobre los mercados determina que los productores traten de evitarla, lo que hace que el direccionamiento de nuestra agricultura vaya en un solo sentido, que es hacia el monocultivo. Desde CREA consideramos que hay que tratar de evitar ese proceso, no sólo con nuevas herramientas tecnológicas, sino también generando las condiciones de comercialización para que el agricultor pueda diversificar su producción.
Una sequía de esta
magnitud afecta las finanzas de muchos productores, familias y empresas.
Al mismo, tiempo esto se traslada a contratistas, cosecheros, empresas
de servicios, agronomías, industria semillera, acopios de grano,
industria metalmecánica, y en definitiva, a la economía del país. La
sequía no es sólo un problema de los productores. Afecta la balanza de
pagos, el ingreso de divisas, las cuentas fiscales y la actividad
económica en general.
Para paliar esta situación, el hecho de
poder comercializar con facilidad el trigo cosechado y el maíz que
resulte de la próxima trilla sería un alivio que inmediatamente se
trasladaría a los proveedores y pueblos del interior en el pago cierto
de obligaciones contraídas.
Con vistas a la campaña 2012, que va a comenzar con problemas de liquidez, los productores y toda la cadena de valor deberían tener las reglas claras y en funcionamiento, para poder programar adecuadamente el próximo ciclo agrícola que ya comienza a definirse en poco tiempo.
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