Los cultivos extensivos para granos son sistemas de producción con múltiples interacciones de factores que influyen en el éxito o no de su cosecha. La protección vegetal se ha vuelto más compleja que hace 5-7 años atrás por diferentes factores donde, uno de los más importantes, radica en la gran cantidad de malezas tolerantes y resistentes, de difícil manejo, que crecen de forma exponencial año tras año. En este sentido podríamos indicar que el mercado de fitosanitarios en nuestro país, el cual ronda los 2700 millones de dólares, se divide en un 70% en herbicidas para el control de malezas y el 30% restante a fungicidas e insecticidas.
El mundo nos está pidiendo ser eficientes en la producción de alimentos para poder generar más producción pero sobre todo utilizando tecnologías amigables con el medio ambiente y las personas. El concepto de producción sustentable es una realidad y debemos seguir trabajando con convicción en el futuro. Una muestra de esto es la migración en los últimos años hacia el uso de productos con bandas toxicológicas con bajo riesgo (banda verde). Las compañías proveedoras siguen invirtiendo en este punto y no hay dudas que se profundizará en los próximos años.
En la búsqueda de la eficiencia en la protección de cultivos, aparecen nuevas tecnologías que toman un rol determinante en el control de adversidades bióticas y no justamente por ser agentes de control en particular. Me refiero a aquellos productos que nos permiten eficientizar el uso de herbicidas, fungicidas e insecticidas minimizando errores en la aplicación y potenciando la acción de dichos fitosanitarios. Estos son los llamados Coadyuvantes o Adyuvantes. En latinoamerica el nivel de adopción de la tecnología va desde un 60% en el caso de Brasil (6 de cada 10 aplicaciones llevan algún coadyuvante) hasta un 80% en Argentina (8 de cada 10 aplicaciones llevan algún coadyuvante), quedando dentro de este rango el resto de los países. Si nos comparamos con el mundo, el nivel de adopción de la región es alto lo cual muestra que la herramienta funciona. Diferentes estudios internacionales muestran que el ritmo al que crecerá el mercado de coadyuvantes en la región está en el orden del 5,8% anual, ubicándose por encima de la media mundial que estará alrededor de un 5,5%. Esto se explica de forma diferente según cada país, por ejemplo, Brasil va a crecer por aumento en el nivel de adopción de la tecnología mientras que Argentina crecerá por la incorporación de tecnologías de mayor valor.
El mercado potencial para las tecnologías coadyuvantes en cultivos extensivos en Argentina es de 84 millones de hectáreas aplicadas. Este valor es el producto de 30 millones de hectáreas sembradas por 3,5 aplicaciones en promedio por hectárea por el nivel de adopción de la tecnología. La segmentación del mercado muestra que el 70% de las aplicaciones se concentran en primavera-verano siendo predominante el uso de tecnologías antievaporantes, es decir, productos a base aceite (por ej. Ac. Metilado + siliconas, Ac. Metilado Convencional, Ac. Mineral).
El 30% restante son aplicaciones de otoño- invierno, principalmente barbechos largos e intermedios y aplicación de fungicidas e insecticidas sobre cultivos invernales, en donde el uso principal se da con productos tensioactivos (por ej. Siliconas).
Las principales empresas vienen invirtiendo en el desarrollo de tecnologías innovadoras y de valor agregado. Si bien en la decisión de “qué se aplica” en un lote no tiene injerencia, cuando pensamos en el “cómo se aplica” un fitosanitario, su rol es determinante. El uso de herramientas coadyuvantes, en ciertas condiciones, puede definir el éxito de la aplicación.
FUENTE:
Ing. Agr. Julián Etchegoyen
Director de TROPFEN
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