domingo, 26 de febrero de 2017

Mioglobinuria paroxistica equina



Caballo blanco











































La Mioglobinuria es una enfermedad que generalmente se asocia a la realización de un ejercicio forzado y prolongado, después de un periodo de descanso con exceso de consumo energético.

En estas circunstancias toda la energía que le suministramos y que no es gastada por el ejercicio o trabajo diario, se va almacenando en forma de glucógeno que, al ser consumido cuando se produce una mayor demanda de energía, origina un exceso de el ácido láctico, responsable de las contracturas musculares violentas y muy dolorosas principalmente en la zona de la espalda y espasmos musculares en los cuartos traseros.

También la pueden padecer caballos en pastoreo con deficiencias de vitamina E y Selenio o hipotiroidismo.

Los caballos afectados presentan sudor profuso, temblores y pulso rápido, seguidos de debilidad en los cuartos traseros lo que causa rigidez en la marcha, aversión a moverse; posible hipertemia y taquicardia, y en casos severos, eliminación de una orina de color marrón, más o menos oscuro, debido a la presencia de una sustancia presente en las fibras musculares, la mioglobina.


El pronóstico depende de la extensión del daño muscular, determinado las concentraciones séricas de dos enzimas presentes en los tejidos musculares: creatina fosfoquinasa (CPK) y aspartato aminotransferasa (AST), antes transaminasa glutámico-oxalacética (GOT). La primera sube en las dos o tres horas que siguen a una mioglobinuria paroxística y sus valores se estabilizarse pasados unos días, por lo tanto nos indica el estado clínico del caballo. La segunda, aumenta su valor pasado dos o tres días del incidente y permanece alterada hasta tres o seis semanas después y es un indicador de la cicatrización muscular.

Como al comienzo el cuadro clínico es común a otras enfermedades, hay que avisar al veterinario a los primeros síntomas. Su intervención es esencial en las primeras horas sobre todo por descartar posibles patologías más graves, establecer el tratamiento adecuado y controlar los niveles de las enzimas citadas, en especial la GOT, antes de autorizar el trabajo progresivo del animal con el fin de evitar recaídas.


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