Con frecuencia se suele decir que la Cuenca del Salado con 9 millones de hectáreas y 30 distritos municipales, es considerada la fábrica de terneros de la Argentina porque en esa región, a muy pocos kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, cada año se extraen más de 2 millones de terneros.
Sacar unos 120 mil kilos de carne por año en la Cuenca del Salado es un número que no se puede despreciar, pero detrás de esos resultados hay un plan de trabajo que apunta a la eficiencia y en esa línea se encuentra el establecimiento El Rodeo, ubicado en General Conesa, Tordillo, Buenos Aires, en el corazón de la zona ganadera de cría más importante de la Argentina. En el establecimiento se hace ciclo completo.
El campo tiene 1.567 hectáreas, aunque se utilizan 1.517. De ese total el 20% se destina a pasturas y pastizales naturales.
El plantel ganadero, en su totalidad es Aberdeen Angus colorado, formado por 850 vientres y discriminados, 601 correspondían a vacas de rodeo general, 92 con parición en otoño y 157 vaquillonas con servicio entoradas a los 15 meses.
Además hay 45 toros, 7 toritos, 175 novillitos y 636 terneros al pie. La población vacuna total suma 1.713 cabezas, a razón de 1,10 vacunos por hectárea y la carga animal es 0,89 equivalente vaca EV (promedio anual de requerimientos energéticos en condiciones de pastoreo de una vaca de 400 kg de peso vivo).
El campo está trazado y cuenta con la habilitación de la Unión Europea para exportar novillo gordo.
“La producción de carne alcanza a los 125 kilos/hectárea logrados en promedio, aunque hay años pico en los que podemos obtener hasta 150 kilos/hectárea y el mínimo en 110 kilos. La producción anual de carne puede alcanzar a los 120 mil kilos”, explicó Mariano Buzeta.
La explotación se inició en 1982, cuando la familia Buzeta decidió cambiar el rubro de la construcción por la actividad ganadera y sin ningún conocimiento del negocio compró el campo, que estaba en muy mal estado, pero de a poco se lo fue acomodando.
“Con un espíritu empresarial e innovador papá sembró pasturas, realizó algunas experiencias de cruza con cebú, hasta que la inundación de 1985 no dejó casi nada. Hubo que vender la hacienda apurado, romper las pasturas que habíamos hecho y empezar de nuevo. Aquí descubrimos la importancia de la siembra directa (SD), porque esas primeras pasturas se hicieron en siembra convencional que se rompieron por falta de piso”, explicó el productor
La familia Buzeta en varias oportunidades debió iniciar otra vez el proceso de armado de la hacienda, luego de padecer los anegamientos que en ciertas ocasiones producen las inundaciones.
Superada las dificultades generadas por las crecidas, el rodeo se rearmó con la compra de un lote de Aberdeen Angus colorado, luego se incorporó la inseminación a tiempo fijo, como si fuera el ABC de la cría. También se compraron algunos toros en cabañas de la zona.
La estrategia de la empresa para el manejo de los vientres consiste en tener “una selección de vacas superiores y sobre las que hacemos inseminación a tiempo fijo para tener un buen producto, que practicamos desde octubre a diciembre. El entore de las vaquillonas se hace a los 15 meses con 270 kilos y un buen desarrollo. Además se practica un repaso de toros en el plantel de vacas de alta performance. Es un grupo de madres de alta producción.
“El porcentaje de preñez alcanza al 92 por ciento, y tenemos 82 por ciento de destete, aunque hemos tenido una pérdida cercana al 5 por ciento entre la preñez y el destete”, detalló Mariano Buzeta.
También se realiza un tacto de las vacas vacías y al finalizar el período de parición, aquellas vacas que no produjeron terneros se separan y se mandan a la venta: “En resumen hacemos una selección por fertilidad, porque son vacas que se adaptan al sistema, nos quedamos con las que no fallan. Tampoco se les da una segunda oportunidad”, relató el productor.
Dentro de la estrategia aplicada para el manejo de los vientres, un aspecto que se tiene en cuenta, es mantener el buen estado corporal de las vaquillonas, bien alimentadas, para luego entorarlas. En el establecimiento se hace también una selección del toro, porque se busca un animal que tenga bajo peso al nacer y, una vez parida, se pone el acento en el cuidado de esa vaca para que alimente bien al ternero y no pierda estado corporal.
El destete de los terneros se hace a los seis meses, con un peso mínimo de 205 kilos, momento en que entran al circuito de pasturas y verdeos para iniciar el ciclo de recría con suplementación.
La ganancia diaria de los animales en el período de recría está entre los 600 y 700 gramos diarios y cuando se los encierra en el feedlot, esa ganancia se ubica en 1,10 kilo diario
Los animales se encierran y se terminan en los corrales, a los que ingresan con 250, 280 o 300 kilos, según el momento en que se realiza el encierre. Los vacunos salen a la venta en función de las necesidades del establecimiento, terminados como novillitos medianos o pesados con 320 a 380 kilos.
En el establecimiento El Rodeo, durante muchos años se practicó el sistema de engorde tradicional, con novillos pesados terminados a campo natural durante dos años: “Logramos generar un proceso de evolución, que nos permitió pasar del engorde tradicional a recría sobre pasturas y verdeos con suplementación, así acortamos el período de engorde”, detalla.
A principios de cada año, Mariano Buzeta se sienta con su asesor para analizar el presupuesto forrajero, que permite determinar la disponibilidad de pasto a lo largo de todo el ciclo, establecer así la categoría de los animales que comerán ese pasto y “Si vemos faltante, tenemos que prever la utilización de granos o rollos, para regular la carga animal.
Para el manejo del rodeo de cría y las vacas, se utiliza Agropiro, en tanto que la Festuca se utiliza para los rodeos de invernada, aunque “en los últimos dos años, nos fueron muy útiles y nos ayudaron mucho con las inundaciones que nos permitió salvar a las vacas”, recuerda el productor.
Para la provisión de granos de maíz, debido a que no es posible cultivarlo en esa zona, se compra en establecimientos cercanos.
El Rodeo tiene 697 hectáreas de campo natural; 105 implantadas con Raigrás (RG) histórica; 40 cubiertas con RG sobre campo natural; 135 con Agropiro; 70 más 40 con Festuca;, 30 con sorgo implantado; 400 con enteque (Duraznillo blanco, las hojas secas afectan al ganado vacuno), que no se ocupan en el período de verano, porque pude afectar al ganado bovino.
Para la comercialización la empresa trabaja en venta directa o a través de intermediarios con matarifes de la zona.
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