En el norte de Europa en cérvidos como alces, renos o ciervos; y el Argelia en camellos, se han detectado enfermedades provocadas por priones, semejantes a la que afectó a ganado bovino a finales del siglo pasado y que se popularizó como mal de las vacas locas. Tienen en común su causa, el prion: una proteína que, por mutación genética, se convierte en patológica y, cuando infecta a un animal sano, convierte sus proteínas sanas en patológicas. Este fue uno de los temas centrales abordados ayer en la sesión inaugural de Prion 2018, un congreso internacional que reúne en Santiago a 350 especialistas, procedentes de varios países: son la élite mundial de la investigación sobre este problema de salud en animales, que puede transmitirse a humanos. Presentan avances sobre ese agente infeccioso llamado prion, diferente a virus, bacterias y otros conocidos, que presenta aún retos para conocerlo mejor. Y sobre todo para combatir sus efectos, pues provoca dolencias muy graves.
Las vacas locas afectaron a más de 350.000 reses, y su mal se propagó a más de 200 personas, en quienes se diagnosticó una variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, degenerativa y con elevada mortalidad.
Noruega y Finlandia
La modalidad europea en cérvidos se detectó por primera vez en Noruega y se comunicó en el 2016. Pero ha avanzado a Finlandia y es previsible que continúe su extensión y alcance al resto del continente. De momento, parece que no se propaga a humanos, como ocurrió con las vacas «aínda que iso non se pode descartar completamente. Pensamos que os prions das vacas teñen unha forma similar aos dos cervos e que hai pequenas diferenzas; como acontece cun utilitario e un coche de alta gama, os dous son automóbiles, con diferenzas», sostiene Jesús Requena, docente de la USC, director del grupo de investigación de enfermedades priónicas del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago y presidente del comité organizador del congreso
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