NanoBarrier está apostando a mejorar y modificar los bioplásticos usando la nanotecnología impulsando sus propiedades para competir con los plásticos tradicionales hechos a base de aceite.
El proyecto de la UE desarrollará la nanotecnología basándose en polímeros híbridos inorgánicos-orgánicos, en la celulosa micro-fibrilada y las nano-cápsulas para controlar la permeabilidad y garantizar la seguridad alimentaria. Estará combinado con tecnologías de procesamiento para crear una prolongada vida útil y así un envase de biopolímero multifuncional para los alimentos.
Para la inocuidad de los alimentos, el envase también contendrá sensores integrados que proporcionan información sobre el estado de los alimentos de los sectores de carne, pescados, lácteos y alimentos en general.
El consorcio planea incorporar la nanotecnología en materiales biodegradables y reciclables para aumentar las propiedades de barrera de los envases con funciones sensorizadas, que reportará el estado de los productos, su vida útil y su frescura.
Åge Larsen, Director de proyectos e investigador del grupo SINTEF en Oslo, dijo que estaban buscando tres diferentes conceptos para los promotores de barrera y tres diferentes tipos de sensores. “Un concepto que estamos buscando son las nanofibras de los árboles tales como celulosa y celulosa micro-fibrilada para mejorar las propiedades de barrera de oxígeno en los productos de la vida real. La integración de las tecnologías es un reto, pero el objetivo es mejorar los materiales existentes como el PLA (ácido poliláctico) y PHA(polihidroxialcanoatos) para competir en el mercado” señaló.
El objetivo, al final del proyecto pretende mejorar la vida útil y garantizar la seguridad de los envases, garantizando los aspectos de salud relacionados con la migración y el estudio de la toxicidad. Hay un importante trabajo de análisis del ciclo de vida y la sustentabilidad del diseño de los productos.
El trabajo en torno a las tecnologías de procesamiento se verá en los envases termoformados basados en 3D y en películas de tres capas; en el soplado de películas para el envasado de carne; en el moldeado por extrusión y soplado de botellas para las bebidas y el tarro moldeado por inyección para el envasado de pescados y mariscos.
En relación a los sensores se evitará el uso de dispositivos externos, tales como la lengua/ nariz electrónica, los indicadores de tiempo-temperatura y los dispositivos biosensores que presentan dificultades para ser aplicados debido a sus altos costos.
Esto se puede superar con la introducción de técnicas para integrar estos materiales sensorizados como la microencapsulación o integración en tintas de impresión adecuadas para el contacto con alimentos.
El consorcio consta de 15 socios de nueve países y está dirigido por el Instituto de investigación noruego SINTEF.
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