INTRODUCCIÓN
La producción porcina ha sufrido cambios importantes en los últimos años. Los sistemas de producción cada vez más intensivos han modificado la dinámica de las enfermedades. Agentes etiológicos que antes no representaban mayor problema, hoy en día causan repercusiones económico-productivas importantes que se deben controlar de manera eficiente. (Sánchez, 2016)
Actualmente Haemophilus parasuis está presente en todas la granjas comerciales y se le asocia con diversos agentes etiológicos como Streptococcus suis formando parte del complejo respiratorio porcino (Aragón, 2016) al ocasionar mortalidades importantes principalmente por neumonía, meningitis y artritis. Ambos son colonizadores tempranos del tracto respiratorio superior y se transmiten verticalmente de las hembras a los lechones. Estos organismos tienen una epidemiología similar y el comienzo de la enfermedad clínica se asocia con los niveles de anticuerpos de origen materno, el porcentaje de lechones colonizados al momento del parto y durante el destete y el desarrollo de inmunidad activa. (Zielinsk, 2006).
Las pérdidas económicas directas por la Enfermedad de Glässer se estiman entre $180 y $496 por cerdo, (Yagüe, 2013), dependiendo de la severidad de los cuadros clínicos observados
FACTORES PREDISPONENTES
Haemophilus parasuis y Streptococcus suis, generalmente pueden ser aislado de las vías respiratorias superiores, tonsilas y tráqueas de cerdos sanos y bajo diversas circunstancias podrá generar problemas clínicos caracterizados por poliserositis fibrinosa, artritis, neumonía y meningitis. (Oliveira, 2004)
Cuando los animales no están protegidos por una inmunidad calostral ni por el desarrollo de una inmunidad activa generada por un desafío de campo o por la vacunación, los animales pasan a ser muy susceptibles de padecer la infección y el estrés generado por el destete se convierte en uno de los principales factores predisponentes, por lo tanto, esta enfermedad generalmente se manifiesta clínicamente después del destete a la edad de 5 – 6 semanas (Solano-Aguilar et al., 1999; Oliveira y Pijoan, 2002).
La interacción de H. parasuis y algunos agentes virales como vPRRS, PCV2 y el virus de la influenza porcina ha sido investigado y no hay duda que el tener un control deficiente de los considerados patógenos primarios del complejo respiratorio porcino, hará que los problemas por algunos patógenos secundarios ocasionen problemas clínicos más difíciles de controlar.
La existencia de factores de manejo adversos como: hacinamiento, inadecuada temperatura, humedad o ventilación, desbalances nutricionales y limpieza – desinfección deficiente, predisponen al desarrollo de la enfermedad.
DIAGNÓSTICO
Aunque ciertas lesiones observadas a la necropsia son muy características de la enfermedad de Glässer, es importante no olvidar realizar una correcta anamnesis para poder identificar factores de riesgo, edades susceptibles y presencia de otros patógenos.
Se han desarrollado diversos test basados en ELISA, sin embargo debido a la gran cantidad de serotipos se pueden obtener resultados falsos negativos (Marco, 2008), por lo tanto su uso ha estado enfocado a nivel experimental.
El aislamiento de la bacteria por diagnóstico de laboratorio es la prueba de oro. Es imprescindible una correcta selección de los animales y muestras para el diagnóstico. La descomposición post mortem reduce la posibilidad de aislamiento bacteriológico, así como el muestreo de animales con enfermedad crónica o tratados con antibióticos.
Se debe sacrificar aquellos animales que presenten signos clínicos de la enfermedad y de preferencia que no hayan sido sometidos a tratamiento antibiótico para la toma de muestras y posterior diagnóstico. Se pueden obtener aislamientos a partir de zonas con presencia evidente de fibrina o fluido pericárdico, peritoneal o sinovial.
Generalmente las superficies de la cavidad abdominal y torácica, pulmón, hígado, tráquea y articulaciones nos permiten obtener aislamientos positivos. El líquido cefalorraquídeo tomado en condiciones de esterilidad también puede ser una muestra ideal para el aislamiento. Una vez recogidas las muestras deben ser refrigeradas y transportadas rápidamente al laboratorio para obtener los mejores resultados.
También existen pruebas moleculares como PCR que son más sensibles que los aislamientos y también bastante específicas.
Figura 1-2. Toma de muestra a partir de serosas de cavidad torácica
SEROTIPOS EN MÉXICO
El Laboratorio de Biología de Sanfer-IASA ha obtenido aislamientos de H. parasuis de las diferentes zonas porcícolas de México, para determinar los serotipos más prevalentes en el país (Cuadro 1). Se ha observó que el aislamiento obtenido con mayor frecuencia fue el serotipo 4 a partir de animales con signología clínica.
LA VACUNACIÓN
El método ideal para prevenir la infección por H. parasuis es la vacunación de cerdas y lechones combinados con tratamiento antibiótico profiláctico, sin embargo existen algunas consideraciones en el uso de bacterinas autógenas, ya que no siempre son la mejor alternativa, pues de ambas bacterias existen múltiples serotipos apatógenos y en caso de usarse una bacterina de este tipo, debe conocerse al menos si la cepa con que se está trabajando es capaz de producir patogenicidad, o pertenece al menos a un serotipo relacionado con virulencia.
En un estudio realizado por Solano-Aguilar (1999), se demostró que en los cerdos control sin ningún tipo de vacunación, se observaron severos signos clínicos de la infección por H. parasuis, lesiones de poliserositis y neumonía. Mientras que en cerdos vacunados nacidos de madres no vacunadas se presentaron signos nerviosos y artritis. Finalmente en cerdos vacunados nacidos de madres también vacunadas se observan los mejores resultados en la protección contra cepas virulentas de H. parasuis. Éste estudio también revela que no existe interferencia entre los anticuerpos transmitidos por la madre y la vacunación en lechones jóvenes de entre 1 y 3 semanas de edad.
En estudios realizados en México, se ha observado que con el uso de una bacterina comercial de H. parasuis y S. suis, se confiere una inmunidad sólida y se observa una reducción en la presentación de signos clínicos y mortalidad asociados a la enfermedad y una menor conversión alimenticia en comparación con los animales no inmunizados. (Sánchez, 2016).
TRATAMIENTO ANTIBIÓTICO
El uso de antibióticos orales en premezcla con el alimento es una de las mejores estrategias para evitar los problemas ocasionados por ambos patógenos. Éste tipo de antibióticos deben ser capaces de atravesar la barrera hematoencefálica, para un tratamiento efectivo de la presentación meníngea de la enfermedad. El uso de antibióticos como la fenoximetilpenicilina (Cuadro 1; Figura 3), proporcionan excelentes resultados.
Las cerdas son reservorios de la enfermedad y los lechones pueden ser contagiados en cualquier momento de la lactancia e incluso durante el parto, ya que las cerdas pueden excretar cepas virulentas y no virulentas durante este periodo. De tal manera que no sólo es conveniente la medicación del alimento de la línea de producción en las fases de riesgo, sino también el tratamiento de las cerdas gestantes y lactantes puede ayudar a reducir la excreción bacteriana y así evitar que el lechón se contagie tempranamente al momento del parto.
Las cerdas son reservorios de la enfermedad y los lechones pueden ser contagiados en cualquier momento de la lactancia e incluso durante el parto, ya que las cerdas pueden excretar cepas virulentas y no virulentas durante este periodo. De tal manera que no sólo es conveniente la medicación del alimento de la línea de producción en las fases de riesgo, sino también el tratamiento de las cerdas gestantes y lactantes puede ayudar a reducir la excreción bacteriana y así evitar que el lechón se contagie tempranamente al momento del parto.
En los animales sintomáticos individuales que cursen con un cuadro agudo de la enfermedad y que no respondan al tratamiento antibiótico oral, el uso de antibióticos por vía parenteral combinados con un corticoide como la dexametasona generalmente permite la recuperación de los animales aún con presentación de signología nerviosa.
CONCLUSIÓN
Actualmente los sistemas de producción porcina necesitan estrategias que permitan hacer a las unidades de producción más eficientes. Las buenas prácticas de producción en las granjas, el uso de bacterinas contra Haemophilus parasuis y Streptococcus suis y las medicaciones antibióticas estratégicas, son las mejores herramientas para el control de éstos dos importantes patógenos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Sanchez J, Carrera V, Munguía J. Efecto del uso de una bacterina contra Haemophilus parasuis y Streptococcus suis en los parámetros productivos de una granja porcícola comercial. L Congreso AMVEC 2016
Aragon V. Actualización en diagnóstico y control de la enfermedad de Glässer. Suis. 2013 Jun; 98: 20-25
Zielinsk, G. Enfermedades re-emergentes: infecciones por Streptococcus suis y Haemophilus parasuis. 2006
Yagüe P. Enfermedad de Glässer. 2013. Prodive S.A.
Oliveira S. Evaluation of Haemophilus parasuis control in the nursery using vaccination and controlled exposure. Journal of Swine Health and Production. 2004. Volume 12, Number 3.
Solano-Aguilar GI, Pijoan C. Protective role of maternal antibodies against Haemophilus parasuis infection. American Journal of Veterinary Research. 1999: 60, 81–87.
Oliveira S, Pijoan C. Diagnosis of Haemophilus parasuis in affected herds and use of epidemiological data to control disease. Journal of Swine Health and Production. 2002: 10, 221–225.
Burch D. Penicillin V, more than just Streptococcal meningitis control. 2010.
Marco E. Haemophilus parasuis y su papel en el CRP. Jornadas Satélite: Primer Congreso de la Asociación Nacional de Veterinarios de Porcino, Zaragoza, España, Del 5 al 6 Noviembre de 2008.-
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