El Dr. Isidro Molfese, director ejecutivo de la Asociación Latinoamericana de Avicultura (ALA) concedió una entrevista exclusiva a CarneTec durante la feria IPPE 2014, realizada en Atlanta. En la siguiente entrevista, el ejecutivo comparte sus opiniones sobre el reciente brote de la influenza aviar en México, el desempeño de la industria de ciertos países latinoamericanos, [...]
El Dr. Isidro Molfese, director ejecutivo de la Asociación Latinoamericana de Avicultura (ALA) concedió una entrevista exclusiva a CarneTec durante la feria IPPE 2014, realizada en Atlanta. En la siguiente entrevista, el ejecutivo comparte sus opiniones sobre el reciente brote de la influenza aviar en México, el desempeño de la industria de ciertos países latinoamericanos, entre otros temas.
¿Cuál es su evaluación de cómo México controló la propagación de la influenza aviar en 2013?
México ya tiene la influenza aviar bastante controlada. No digo “erradicada” pero controlada. Fue una experiencia lamentable y muy interesante. México utilizó la técnica de vacunación para mitigar el riesgo de la enfermedad. Fue un caso bastante comentado y discutido, acerca si los países vecinos debían vacunar, no teniendo la enfermedad. Sin embargo, Guatemala fue el primero en vacunar dado los límites geográficos y sobre todo, su mercado ilegal sin control alguno. Ellos consultaron con la OIE antes de proceder. Participé en la vinculación por los protocolos de vacunación, para el caso de país, que no presentaba la enfermedad. Fue un caso interesante. Esa enfermedad pone en riesgo toda la producción. Todos los países, desde Mexico hacia el sur, estaban bien preocupados por saber qué hacer, si vacunar o no vacunar. Y a raíz de eso, en septiembre del año pasado se reunieron los países del Cono Sur para tomar alerta y vigilancia epidemiológica, para el caso que se diera un brote en alguno de esos países. Aunque hay silencio epidemiológico, no es para dormirse.
A raíz del brote de influenza aviar, México abrió su mercado al pollo brasileño en julio del año pasado. ¿Cree usted que en este año México importará productos avícolas de otros países de América Latina?
Sí. Pero de cualquier manera, el gran exportador a México es Estados Unidos por su tratado comercial. No sé si han exportado más Chile o Brasil a México. Ambos países están bajo diferentes acuerdos. Está el acuerdo de Asia Pacífico donde está Chile y Mexico. Ya le habilitaron plantas de procesamiento a Brasil. A Argentina también le habilitaron plantas pero no pudieron exportar pollo ni huevo a México. En una reunión que tuvimos con los Delegados de la ALA, el Delegado por Argentina dijo que el precio para competir con los Estados Unidos no era posible. Además, los envíos que salen de Estados Unidos van por tierra. En cambio, en Argentina hay que hacer un trabajo de logística con costos y no pudieron llegar los envíos. Por su parte, Costa Rica se preparó bien y logró exportar a México. Colombia no exportó tanto a ese país. El que exporto el 80% de lo que necesitaba México, fue Estados Unidos.
Hablemos de Brasil un poco más. Cabe decir que ese país también facturó más de US$7,9 mil millones en sus embarques de ese producto el año pasado, lo que refleja un aumento de 3,4% ante 2012. En su totalidad, Brasil logró enviar más de 3,8 millones de toneladas de pollo fuera de su territorio nacional. Dada estas circunstancias, ¿por qué cree usted que Brasil es tan triunfante en esa industria?
No sé si si se debe al azar, que Brasil maneja una población de esa magnitud y que no tiene ningún brote de enfermedad, ni problemas sanitarios. Eso tiene que ver mucho con su bioseguridad. Tengo una teoría en relación a problemas que no se pueden controlar en México, Colombia y Perú y tienen que ver con el mercado de aves vivas. En Brasil, ese mercado, no existe. Las aves vivas son un factor de riesgo circulando dentro de un país. Es riesgoso andar moviendo animales vivos de un lugar a otro. Cuando en Argentina se prohibió el comercio de las aves vivas en los ‘60, creía se iba a producir un problema social. Pero no, la decisión fue buenísima. Se pasó del comercio de aves vivas al de faenado. El país logró controlar la enfermedad del Newcastle cuando se detectó el brote en el año 1971. Si hubiera seguido el comercio de aves, habría sido de la escala como la influenza aviar de baja patogenicidad en México. Por eso, creo que México va a tener que trabajar duro en bioseguridad para solucionar ese problema de la influenza aviar. Primero, el país tiene que diseminar la avicultura fuera de los Estados muy concentrados, por ejemplo Jalisco tiene más del 50% de la producción de huevos. Segundo, México tiene que prohibir el mercado de aves vivas. Ese mercado es un factor de riesgo sanitario muy, muy serio.
Hablemos de otro factor bastante sorprendente. En los primeros once meses de 2013, Argentina exportó más de 253.339 toneladas de carne de pollo ante las 119.289 toneladas de cortes bovinos frescos. Es decir que durante todo ese período, se exportó apenas un kilo de carne bovina por dos de carne de pollo. ¿A qué se debió esa tendencia?
Nosotros consultamos todos los años con un experto de Estados Unidos y él nos dice que el problema de carne vacuna no es solamente de Argentina. Eso se nota en Argentina porque hay una cultura de consumo de carne vacuna arraigada. Yo me acuerdo cuando Argentina consumía más de 100 kilos per cápita de carne vacuna al año, pero también en esa época se consumía 7 kilos de pollo, también per cápita. Hoy el país está arriba de los 40 kilos de pollo y abajo de los 60 de carne vacuna. Esa es la tendencia en el mundo porque la carne vacuna conlleva costos y cuestiones de contaminación ambiental. Es menos eficiente que el cerdo y que el ave. El mismo experto nos explica porque el pollo en unos 10 años en la curva ascendente que tiene con la carne de cerdo, el pollo lo va a pasar al cerdo porque el trabajo genético, en sanidad, en manejo de medios ambientales, nutricionales en avicultura hace que el pollo sea una “maquinita” que se convierte en una forma espectacular.
Continuemos la conversación sobre la Argentina. A principios de año, el país puso fin a la compra de dólares a fin de frenar la devaluación del peso. ¿Cómo cree usted que esa decisión va a afectar la industria avícola de ese país?
Debemos tener en cuenta que la industria avícola de Argentina, necesita importar tecnología y después exporta lo producido, con esa tecnología. Cuando era productor, yo siempre vinculaba los precios al del mercado internacional, porque se utiliza para producir material importado y lo no importado, puede ser exportado. Solo la mano de obra, algunos servicios y los impuestos son nacionales. Después todos los precios del mercado internacional se llevan con el dólar. En Argentina se exporta con el dólar oficial, pero pagan con pesos y reciben pesos. Entonces tal vez al exportar o al productor, le da lo mismo. No le temía a endeudarme en dólares, porque que de una manera u otra manera el negocio, siempre iba acompañando el dólar (por lo que se importa y por lo que se exporta). Es así, el dólar está para el mercado internacional pero internamente, todo funciona en pesos.
Hablemos un poco de Centroamérica y sus industrias avícolas. Cada uno anhela aumentar sus exportaciones de pollo y hasta llegar al mercado de los Estados Unidos. ¿Cuál es su opinión sobre el desempeño de esos países?
Honduras y Costa Rica están intentando enviar procesados a Estados Unidos. Pero el consumo de pollo está muy bajo en Centroamérica. Nicaragua no se categoriza por el ingreso per cápita, sin embargo es un país, que tiene el menor consumo de huevos. Otro país, que tiene una situación financiera bien ajustada, es Cuba. Sin embargo, en Cuba consideran al huevo como medicinal, porque ellos alimentan y cubren carencias nutricionales en su gente con este producto. Ellos lo consideran básico para la alimentación humana, para ellos es una fuente de proteína, de mucha importancia. Cuba importa maíz, y sabemos lo ha realizado, desde los Estados Unidos. Ellos lo compran directamente a productores, para producir huevos. Su faltante, lo cubren con importaciones de huevo, especialmente desde Canadá. Pero, en lo que se refiere al pollo, Cuba todavía está en la época de la crianza a campo. El que cría mil pollos ya es un avicultor significativo. Ese es otro tema, el de la avicultura no industrial, que de alguna manera promociona la FAO para resolver problemas sociales en el medio rural. A muchos de nuestros países le preocupa el comercio clandestino, que se produce a través de las fronteras y sobre el que es muy difícil, ejercer control.
¿Este año, qué grandes noticias esperan la industria avícola de América Latina?
Bueno, hay que tener en cuenta que los alimentos, tienen valor estratégico para los países. Por eso, los países, tratan de ser autosuficientes. Entonces este año, hay que estar muy atentos a los mercados, donde llegan nuestros productos. Hay que ver las condiciones y posibilidades de producir más. Brasil y Estados Unidos ven donde llegan sus productos. Rusia y China están produciendo más. Uno de los factores limitantes en China parece que es el agua, o sea que importan productos, que tienen agua incorporada. También el tema es siempre la Unión Europa, que impone algún tipo de restricción al comercio, aunque lo muestren diferente. Por decir, la Organización Mundial de Comercio no reconoce el bienestar animal con base científica de influir en el comercio, pero el país exportador tiene que cumplir con las exigencias de bienestar animal, de la Unión Europea. Y cada vez se va creando más una estrategia mundial de bienestar animal, en condiciones de transporte, de matanza, y de otros temas que están muy bien pero que no debieran condicionar el comercio.
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