viernes, 20 de septiembre de 2013

Trabajadores denunciaron nuevos despidos en el frigorífico Fepasa

Dos nuevos despidos en el frigorífico avícola Fepasa de Concepción del Uruguay volvieron a poner el tema en el centro de la escena. Se trata de dos empleados del área Administrativa de la firma que prestaban tareas desde hace más de 20 años. Uno de los trabajadores despedidos confirmó la medida en Radio Franca. Y relató que recibieron el telegrama de despido en el que se los acusa de haber cometido faltas en su trabajo, “tratando de justificar un despido con mentiras”, se quejó el ex empleado Leonardo Bonti.

Los dos administrativos de Fepasa que fueron despedidos habían iniciado un reclamo legal por la demora en el cobro de sus sueldos, ya que no percibían los pagos desde mayo de este año. Pero ante el reclamo legal, la respuesta de la empresa fue enviarles el telegrama de despido y una serie de acusaciones justificando la cesantía.
Sigue el conflicto
Estos nuevos despidos se suman a una lista que se agranda cada semana desde que se iniciaron los inconvenientes financieros y económicos en la fábrica que faena pollos en Concepción del Uruguay.
Los trabajadores del Frigorífico denunciaron en las últimas horas en su perfil de Facebook que, a pesar de la poca cobertura mediática que ha recibido el tema en los últimos días, se trata de un “stand-by” que para nada subsana la gran cantidad de dinero que se les adeuda a los trabajadores. Se trata de un perfil anónimo de la red social creado para evitar represalias de la empresa, donde publicaron el pasado fin de semana que “estamos a la espera de una respuesta a lo que se nos debe”.
Los empleados aguardan por los pagos atrasados de la segunda quincena de Julio, la primera quincena de Agosto y el Medio Aguinaldo que tampoco fue saldado ni tiene fecha de pago. Y para el caso de los empleados que cobran por mes, se les adeuda hasta tres meses de trabajo. Por ello, los trabajadores denuncian en la red social Facebook que “a un empleado relativamente nuevo se le debe cerca de $8.000, y de ahí hacia arriba, dependiendo de categoría, antigüedad y lugar de trabajo”, alertando por la continuidad de los inconvenientes en la empresa avícola.
Para evitar nuevas protestas y problemas de pago, la empresa Fepasa dispuso desde mediados de agosto abonar por jornal la faena de pollos. De este modo, muchos trabajadores son convocados a diario y cobran al final de la jornada. Con esta modalidad, la firma evita despertar nuevas protestas de los trabajadores aunque no todos los empleados son convocados a trabajar y muchos de ellos deben hacer malabares para ajustarse a la nueva realidad económica.
Las razones de la crisis
La primera hipótesis mostraba que las complicaciones en el pago a los trabajadores del frigorífico avícola de Concepción del Uruguay respondían a un aparente problema de rentabilidad del sector. Pero la propia Cámara empresaria que aglutina al sector avícola (CEPA) muestra que la comercialización de pollos ha crecido por encima del 150% en los últimos años.
La reciente reapertura del conflicto laboral en Fepasa ya había mostrado problemas en 2012, año récord en la producción avícola con 2,1 millones de toneladas. Por eso es interesante preguntarse por qué la empresa no cumple con los pagos.
El Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA) y el Ministerio de Industria de la Nación confirman que el crecimiento del sector avícola ha sido ininterrumpido desde 2003. La producción en el sector registró un aumento superior al 10% en el último año y fue en 2012 cuando la industria del pollo cerró con una producción récord que superó los 2 millones de toneladas.
Si bien las razones externas muestran una fuerte dependencia de la rentabilidad de las exportaciones a Venezuela (cuyos estándares Fepasa no ha alcanzado para derivar su producción) y el consumo muestra la caída en algunos puntos durante 2013, la situación de coyuntura no es tan tremenda como para entrar en cesación de pagos. En rigor, las voces consultadas por este medio expresan un mismo razonamiento: sólo puede tratarse de desmanejos económicos y/o financieros del grupo empresario. “La situación de Fepasa no representa la realidad actual del sector avícola” confió uno de los referentes del sector con altas responsabilidades jerárquicas en la industria avícola.
Frente a este escenario de inestabilidad en Fepasa, el Directorio de la empresa especula con dos situaciones: el apoyo estatal, última rueda de auxilio cuando se trata de mantener las fuentes de trabajo; y la inyección de fondos frescos por parte de nuevos inversores que se han mostrado interesados en el emprendimiento avícola. En la otra campana, en cambio, los trabajadores denuncian a través de Facebook un intento de “vaciamiento” de la empresa para licuar el valor de las acciones y recomponer el reparto de cuotas accionarias, denunciando que “desde hace más de un año que venimos escuchando que el presidente de la empresa ha tirado la empresa abajo con el fin de disminuir el valor de las acciones y así poder comprarlas a un mejor precio”, advierten los trabajadores.
El tiempo dirá cuál es la salida para una industria que emplea a más de 500 personas e inyecta importantes recursos a la economía de toda la región.
Las claves que desnuda el conflicto en Fepasa
En el saldo final quedan varias consideraciones que se han evidenciado con este conflicto:
a) Los trabajadores están desprotegidos y no confían en la representación sindical
b) Las dificultades económicas que afronta la empresa no se deben precisamente a una “crisis del sector avícola”, que crece desde el 2003.
c) El Gobierno provincial no está dispuesto a investigar, por el contrario.
d) El Intendente, los concejales y los legisladores provinciales de la ciudad han demostrado no estar a la altura de las circunstancias: parecen no tomar dimensión del impacto que un eventual cierre del frigorífico puede generar en la economía doméstica.
e) El Centro Comercial de Concepción del Uruguay sigue especulando con el silencio como única expresión ante las fuentes de trabajo que corren riesgo.
Por lo demás, la comunidad uruguayense deberá comenzar a preguntarse cuál es el Plan B si en algún momento verdaderamente el sector avícola entra en crisis: gran parte de la economía de la ciudad está apoyada en las patas de los frigoríficos y no parece haber planes de desarrollo alternativo para diversificar la generación de empleo y riqueza.

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