jueves, 26 de septiembre de 2013

Pesca: empresario para sus barcos porque no encuentra personal temporario


Juan Mattera dijo que parará sus barcos en plena temporada de anchoíta porque no encuentra personal para trabajar en relación de dependencia. Suspensión de planes sociales y el temor de no volver a cobrarlos.
La firma Mattera supo emplear a 200 trabajadores durante la zafra de anchoíta; pero hoy solo cuenta con 30 operarias y no consigue aumentar su plantel, porque el hecho de ofrecer trabajo registrado se transformó en una traba insalvable. El problema reside en que la registración laboral provoca automáticamente la suspensión de los planes asistenciales. Se trata de un empleo temporal –alrededor de dos meses durará el proceso de salazón– y ante el temor de dejar de percibir durante el resto del año el subsidio del gobierno nacional, los postulantes optan por rechazar el ofrecimiento de trabajo. Desde el sindicato les han informado que la reincorporación en la grilla de beneficiarios es rápida pero nadie quiere correr el riesgo. Ante esta situación, el empresario Juan Mattera advierte que no le quedará más opción que parar los barcos en plena temporada de anchoíta.
Esto fue publicado por el portal especializado en pesca Revistapuerto.
Hace unos años desde el sector conservero se solicitaban medidas impositivas que permitieran prolongar en el tiempo la ocupación de mano de obra, existiendo la posibilidad de alcanzar los ocho meses de empleo. Las medidas nunca llegaron: algunos quedaron en el camino debiendo cerrar definitivamente sus puertas, solo un pequeño puñado de empresas mantiene en pie sus saladeros y cada vez son menos quienes realizan un posterior procesamiento de la materia prima para transformarla en filetes listos para envasar.
Mattera supo completar dicho proceso, pero la búsqueda de mayor rentabilidad lo llevó a horizontes lejanos: desde hace un tiempo ese trabajo lo realiza en China. “En Dandón, casi en la frontera con Corea, encontramos una fábrica con mi socio, donde hacen un producto excelente y la mano de obra es muy barata”, relata el empresario.
Los motivos por los cuales llegó a contratar una fasonera con más de 200 operarios fue el alto beneficio comparativo de costos que implica procesar en el gigante asiático: “La diferencia es fenomenal pero no es solo en los costos, allá se trabaja como en Europa, una mujer tiene que hacer determinada producción o el mismo sindicato la saca, tienen un mínimo de producción; pero si lo superan, se paga un plus”.
Dice que lamenta haber llegado a esta situación pero que fue la única opción que encontró para mantener el saladero que lo vio nacer: “A mí no me gusta lo que estoy haciendo, lo hago por necesidad. Un poco por orgullo porque yo nací adentro del saladero y quiero seguir la tradición de mi padre, si no cerraría todo”, confiesa, aunque reconoce que su padre nunca hubiese tomado la decisión de procesar en otro país.
Este hecho pone de manifiesto una situación preocupante para el país. Pensar que el desplazamiento de la producción nacional a países donde el dumping social se vuelve un engranaje clave en la rentabilidad de las empresas, es una alternativa posible, oscurece el panorama futuro.
A ello debe ahora sumarse una realidad social que emerge como una arista indeseable de la política asistencial. Mattera no consigue operarios para que durante dos o tres meses, trabajen en su saladero bajo relación de dependencia porque existe el temor, por parte de los potenciales trabajadores, de dejar de percibir los planes sociales de los que son beneficiarios. Por este motivo no aceptan la oferta laboral de la empresa: “La gente prefiere recibir un plan, quedarse en su casa e ir a hacer alguna changa. Yo quiero trabajar como corresponde, bajo relación de dependencia y no consigo la gente. Lo que yo quiero que me expliquen es cómo sigo”, se pregunta Juan Mattera.
Dice contar con el apoyo del SOIP, que se comprometió a conseguirle personas dispuestas a trabajar en relación de dependencia; pero hasta el momento solo se han presentado dos interesados. “Sé que Ledesma –secretaria general del SOIP- no tiene la culpa, el problema es que no tiene cómo solucionarlo”, aclara.
El objetivo de la empresa era aumentar la producción durante el corriente año, pero el proyecto ha quedado suspendido por el momento: “Yo tengo un compromiso comercial, el cliente me dice que necesita una continuidad, no puede quedarse sin filete a mitad de año. Este año me había propuesto aumentar la producción, mandar más barcos y hacer más cantidad. No puedo hacerlo porque no consigo gente”, expresa.
Mattera sabe que podría, como otros hacen, tomar gente en negro o en seudocooperativas, pero no está dispuesto: “No, no quiero porque si pongo una cooperativa, mañana viene el Ministerio de Trabajo y me hace quilombo, a otro lado no van pero a Mattera van a venir. Yo en el frigorífico desde hace años tengo a todos en relación de dependencia bajo el convenio PyME, trabajo menos, me cuesta más pero no quiero tener problemas. Lo que sí me gustaría es que sea para todos igual, no que algunos puedan trabajar con cooperativas y otros no”.
Las cámaras de la fábrica están casi llenas. Cuando los barcos comiencen a ingresar al puerto terminarán de completarse y si la situación no se revierte, hasta aquí habrá llegado la temporada de anchoíta para la empresa. “No le encuentro solución, no voy a tomar gente en negro como hacen otros, voy a parar los barcos”, concluyó el empresario.

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