sábado, 28 de septiembre de 2013

El caso de Papel Misionero

IGUAZÚ .- Como parte de su política de innovación, la empresa Papel Misionero desarrolló y concretó el proyecto de utilizar la biomasa no aprovechada para generar su propia energía.
Como se sabe los procesos de cosecha, aserrado y preparación de la madera para la producción de pulpa generan gran cantidad de subproductos, como ramas y despuntes, aserrín, cortezas, costaneros y virutas. Esta biomasa se acumulaba y se quemaba o descomponía a cielo abierto, generando contaminación, molestias y daños al medio ambiente. Además como a muchas empresas industriales, Papel Misionero podía sufrir cortes en el suministro de energía.
Así como una solución a estos problemas se decidió a encarar una inversión de 65 millones de dólares, la más importante del sector forestal-industrial argentino, en adquirir una caldera de biomasa de alta tecnología y el equipamiento correspondiente.
El proyecto y la inversión tiene que ver con una industria de la celulosa y el papel que ha adquirido una enorme experiencia en el aprovechamiento y uso sustentable de sus recursos. Durante estos años ha venido integrando actividades como la silvicultura, el manejo de biomasa, el procesamiento de la fibra, la química de la madera y hasta el reciclado del papel, desarrollando sinergias de esa integración. Genera energía y vapor a través de la recuperación de químicos y se provee de maderas cultivadas. La generación de energía limpia a partir de la biomasa, en la que se reemplazan los combustibles fósiles, es sólo la última acción de su política de sustentabilidad.

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