domingo, 28 de julio de 2013

“No se puede entender la historia del país sin la historia de la ganadería”

 El periodista y encargado de prensa del IPCVA, Luis Fontoira, repasó el desarrollo de la actividad ganadera y cómo afectó el devenir de la Argentina.


La actividad ganadera está profundamente enraizada en la historia del país y en su cultura. Varios hechos históricos están vinculados con la economía principal de la época, la cría de ganado. Por ello, Luis Fontoira, encargado de prensa del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) repasó cómo se anuda la actividad pecuaria con el país, lo cual estará en un libro editado por ABOPA dentro de poco tiempo.

“El ex integrante de la Junta de Carnes Segundo Acuña dice que no se puede entender la historia argentina si no se entiende la historia de la ganadería. Los viajeros de la época del virreinato contaron que más peligroso que los malones era quedar empantanado en medio de una tropa de vacas”, recordó.

“Aun hoy, los argentinos entienden la carne como un bien social y es un problema para los productores. Luego empieza la tensión económica. El argentino tiene la percepción que la carne surge libremente como hongos de las praderas y le pertenece a todos, cuando, desde que se cría el animal hasta que llega al plato, pasan 3 años, y hay trabajo de genética y sanitario”, explicó.

Sobre el origen de la ganadería, aseguró: “Las razas británicas fueron la base de la genética del ganado nacional. El primer toro que entra a Argentina era Shorton. Tanto esa como Angus y Hereford son de calidad carnicera muy buena. Hoy, Shorton es minoritario, se usa para cruzarla pero no tiene el esplendor que supo tener. Se trata más del gusto de los criadores”.

La carne bovina, que en el mundo es considerado producto Premium, en nuestra historia “la tuvimos siempre tan disponibles que genera los conflictos que cuenta este nuevo libro”.

“Argentina es un país que creció al compás del campo. La ganadería genera arraigo en los pueblos, la gente se queda en los campos y esto genera un movimiento económico que queda en el pueblo y se le da inclusión social en el lugar”, detalló.

Fontoira también se encargó de discutir algunos mitos respecto a la producción cárnica: “La gente cree que se exporta la carne buena. Primero, siempre se consumió más carne adentro que afuera, mientras que el animal que se exporta es más grande”.

Además, “las grandes ciudades nos acostumbramos a la carne de feedlot, que tiene grasa más blanca. La gente se acostumbró a que la grasa sea blanca. Tiene un gusto distinto. No es el feedlot de los EE.UU., en Argentina hay terminación a corral para los últimos 90 a 120 días. La gran parte del tiempo, el animal camina y come en pasturas”.

Otra cuestión pasa por el momento de faenar los animales. Sorpresivamente, nos dice Fontoira que “suele ser mejor para el asado que se trate de un animal grande, mientras que las achuras deben ser de animal joven.
Luego, trazó un panorama de los nuevos mercados que se le pueden abrir al país. “Estamos habilitados para vender carne congelada a China. Hay gestiones para enviar cortes a Rusia, y se está trabajando sobre cuotas compensatorias para la UE”.

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