sábado, 20 de julio de 2013

Alea Jacta Est

La suerte esta echada. Editorial de Las Bases, de Juan José Galli.
La suerte está echada, no hay vuelta atrás. Las listas de candidatos para las próximas elecciones legislativas fueron presentadas hace unos días.
Vimos con asombro como, quienes aspiran a ser nuestros representantes en el Congreso,
exhibían conductas totalmente mezquinas y carentes de la más mínima grandeza y sin tener
para nada en cuenta la voluntad de los ciudadanos que, en dos movilizaciones multitudinarias
millones de personas a lo largo y a lo ancho del país, les pedimos a gritos que adopten una actitud distinta, menos egoísta, pensando más en el bien común que en sus intereses
personales.
Teniendo en cuenta que tenemos enfrente un gobierno que tiene pocos o ningún límite a la hora de lograr sus objetivos y que permanentemente transgrede las normas en función de sus fines, es que llegó el momento de que nuestros políticos de la oposición se unieran despojándose de todos sus prejuicios y ambiciones, dejando de lado las cuestiones personales para hacerle ese gran servicio a la patria, que todos les reclamamos.
Servicio que, por otra parte, es imprescindible para frenar, entre otras cosas, las ansias reeleccionistas de nuestra presidente, con lo cual todo lo que hoy nos perturba como Nación
se vería acentuado.
Lo que todos vemos con tanta claridad parece que nuestros políticos opositores no ven.
¿No lo ven de verdad? No creo que sean tan miopes. Realmente pienso que lo vieron y, lo que es peor, no les importó.
No les importó ahora, como no les importó nunca, porque de otra manera no hubiésemos
llegado a este punto de decadencia educativa, deterioro institucional, retroceso económico,
desprestigio internacional, pérdida de preponderancia regional, entre otras cosas. En lo que nos vemos sumidos los argentinos...
La dirigencia política en general, salvo honrosas excepciones, por error u omisión, es responsable directa de lo que nos sucede. Señores de la oposición: aún están a tiempo, todavía hay cierto margen para el cambio, déjense de niñerías y de histerias, y hagan lo que realmente necesita la patria y no lo que necesitan ustedes.
De lo contrario, como decía el viejo general, la gente les va a hacer tronar su escarmiento.

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