domingo, 26 de mayo de 2013

Un cepo para la industria vitivinícola

El sector vitivinícola es una industria clave para varias economías regionales y hoy padece la mezcla explosiva de atraso cambiario e inflación en dólares. En los tres primeros meses de 2013, respecto a igual periodo de 2012, las ventas al exterior disminuyeron 6% en dinero y 27,1% en volumen.
“Después de crecer diez años a un ritmo de dos dígitos, a partir de 2008, la Argentina baja el crecimiento de sus exportaciones de vino a una tasa del 3% o 4%”, sostiene Alberto Arizu, titular de Wines of Argentina (Wofa), la entidad dedicada a impulsar el vino argentino en el resto del mundo y creadora del Día del Malbec. También, claro, es director en la empresa familiar, la bodega Leoncio Arizu.
“En el sector hay una gran preocupación por dos factores. Uno, el atraso cambiario, que es muy grande, y el otro elemento es la inflación, que tiene impacto en toda la cadena de valor, y sobre todo por el impacto en los salarios en un sector como el nuestro que es mano de obra intensivo”.
Arizu destaca que el freno, o caída en realidad, de las exportaciones es particularmente notable en las líneas de hasta 18 dólares la botella (cayó 37% en lo que va del año) y que, debido a que la tendencia no se frena, ya llega a los productos de precio medio bajo.
“Nosotros no exportamos una comoditie, instalar la marca Argentina en el mercado del vino nos llevo 20 años y una gran inversión en tiempo y dinero. Y no podemos ahora dejar de tener presencia en un país determinado porque los números ‘no cierran’. Si hacemos eso no tendremos nunca más presencia. Pasamos del 0,5% del share mundial del comercio de vino a un promedio del 4% o 4,5%”, sin embargo, “no pedimos una devaluación porque esa es una medida de corto plazo. Lo mejor sería controlar la suba de costos”.
El 75% del consumo mundial de vino se concentra en los productos de hasta 10 dólares, o su equivalente en otras monedas, a nivel minorista. Para llegar a esos precios se debería exportar a no más de 30 dólares la normalizada caja de 9 litros (12 botellas de 750 cc.).
Arizu explica que el bajón de las exportaciones “es algo que afecta sobre todo a las bodegas y productores más pequeños. Sólo las grandes o las multinacionales pueden sostener la presencia y resignar rentabilidad. Esto explica en buena medida la tendencia a la concentración de la industria”.
Lorenzo Capece es un presidente de la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR), también es productor de uva en La Rioja y tesorero de la Cooperativa La Riojana. “Se esta agravando una situación que nosotros denunciamos a fines de 2012. La suba de costos y el actual tipo de cambio nos hace perder competitividad. Nosotros recibimos ayuda provincial y tenemos esperanzas en las conversaciones que tenemos con el gobierno nacional para encontrar una solución definitiva al problema”, explicó. Dijo, también, que “resulta complicado sostener las exportaciones en el segmento de precios en el que nos fue muy bien, por ejemplo el de 24 dólares la caja. El vino argentino sigue muy demandado, pero nos cuesta cada vez más vender. Aseguró que la suba de costos implica caída en la rentabilidad y que “la variable de ajuste es la materia prima, la uva, que es de lo que viven los pequeños y medianos productores”.
“Si la situación macroeconómica se resuelve en el corto plazo, no pasará nada; pero si las condiciones actuales se convierten en estructurales, la industria deberá reconvertirse”, sostiene Exequiel Barros, de la consultora especializada Caucasia Wine Thinking, de la ciudad de Mendoza. En ese caso, “se deberá reformular el mix de exportaciones y pasar, como está sucediendo ahora, de productos de precio bajo y medio a vinos más caros”. Y explica: “actualmente, exportar el vino de dos dólares FOB la botella es muy difícil” y que con el actual tipo de cambio y la suba de costos “habrá productores que aguantarán y otros que no”.
El gran éxito del vino argentino en el mundo fue la ecuación precio-calidad. El precio promedio de las exportaciones argentinas de vino en 2001, era el 70% del precio mundial. En 2002, después de la devaluación, ese porcentaje llegó al 49% y a medida que desaparecía ese efecto el número subió y hoy está en el 93%/94%. El vino argentino está en el cepo de costos crecientes, retraso cambiario y sin poder ajustar por precio. Hay poco para brindar.

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