martes, 7 de mayo de 2013


La Afip instrumentó controles móviles para el transporte de granos

Frente al ingreso a la unión vial en la cabecera Victoria, ha sido instalado un puesto móvil de la AFIP, donde personal de la repartición solicita documentación de todo el transporte de granos, Carta de Porte y formulario CTG (Código de Trazabilidad de Granos), cuyos datos incorporan a la red informática que funciona en el móvil dotado de una pantalla satelital. Allí verifican la regularidad de todos los papeles y se chequea los datos de origen (nombre del productor que entregó y su situación tributaria, planta de silos que despachó, etc.), ya que con el actual sistema los granos tienen trazabilidad y se puede controlar de qué tranquera salieron, dónde ingresaron y de dónde salieron, quién los transportó en cada caso, y todos los datos pertinentes. Toda la información está centralizada en un archivo al que se accede mediante el código de CTG.
En ese punto también revisan el Registro de Empleador del transportista, para verificar si el chofer tiene al día los aportes de la patronal y las demás exigencias de convenio. Según se informó  en el lugar, no están reteniendo camiones por ahora sino solamente confrontando sus datos con los que constan en la AFIP, y dejando constancia cuando hay una irregularidad.
Es una intervención más de la Afip en su dura lucha por evitar el comercio ilegal de granos, que sigue siendo alto según datos oficiales y extraoficiales. Estos últimos son los que se obtienen en las ruedas de conversaciones distendidas donde se habla del quien y del cómo. También hay acopiadores intocables y todo el ambiente rural sabe quienes son, que seguramente deberán cuidarse con los envíos a Rosario pero no tendrán mayores problemas con el comercio zonal de cereales destinados a consumo. El gobierno controla, pero también arma sistemas que parecen hechos a medida de los más audaces, o quizás de los amigos. Va un caso; el que cosecha a cientos o miles de kilómetros del puerto cobraba lo mismo que aquel productor cuyo campo está muy cerca de éste. Para resolver esas diferencias se estableció una compensación por flete, por ejemplo, en la provincia del Chaco la soja se paga a un precio más alto, pero el productor tiene la opción de contratar él mismo el transporte y llevarlo a puerto, en cuyo caso el acopiador chaqueño le pagará el precio establecido, sin descontarle flete. Para ser más claros, camión que llega de una de esas provincias, queda registrado el origen del grano y cobra la diferencia por flete.
En aquel mismo ámbito de las conversaciones privadas, dos años atrás un transportista nos comentó, con temor y rogando que no trascendiera, qué les sucedía cuando llegaban al Puerto Rosario. Viajaban desde algún acopio de Entre Ríos hasta Rosario y estaban avisados de cómo tendrían que proceder al llegar allí. Antes de ingresar a puerto se estacionaba a su lado un automóvil de vidrios fuertemente polarizados, el camionero debía descender, un sujeto bajaba el vidrio solo unos centímetros, recibía del transportista la Carta de Porte y se le entregaba otra donde figuraba origen del Chaco. A partir de ese momento esa carga valía mucho más. Después pudimos corroborar esta versión consultando a otros camioneros, a quienes invariablemente los ponía muy nerviosos la consulta, por temor a vaya a saber qué.
Se necesita una buena organización para operar de este modo, y probablemente mucha impunidad. No sería extraño que esa idea hubiera surgido de las mismas oficinas, o del entorno, donde se armó el programa de precios diferenciados. Pero quién se atrevería a afirmarlo.

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