jueves, 16 de mayo de 2013


Alemania rechaza semillas chilenas de maíz contaminadas por transgénicos

Un lote de semillas de maíz importadas como convencionales por Alemania desde Chile fue rechazado cuando los reguladores germanos le detectaron el 2 de mayo trazas de maíz transgénico NK603 y Mon 803 de Monsanto. El prestigio que tenía Chile como exportador de semillas convencionales de calidad sufrió con esto un serio revés.
La alarma fue propagada por el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente del estado federado de Schleswig – Holstein y publicada en los medios de esa entidad federal germana. Los productores de semillas transgénicas Monsanto, Pioneer/Dupont, entre otros, deberán dar explicaciones a sus propios colegas exportadores de germoplasma.
En la Unión Europea (UE) existe tolerancia cero para la presencia de transgénicos en semillas, a diferencia de los rasgos de transgénicos presentes en los alimentos procesados, en los que el umbral es de 0,9%. Esto se explica porque en la inmensa mayoría de los países europeos no están permitidos los cultivos de maíz transgénico.
El maíz NK 603 de Monsanto, que contaminó el maíz convencional exportado a Alemania, fue protagonista de un estudio dado a conocer en septiembre 2012 por el equipo encabezado por el científico francés Gilles Eric Seralini (CRIIGEN) sobre los dañinos efectos de la alimentación durante dos años de ratas con maíz transgénico y agua contaminada con Roundup, nombre comercial del herbicida total producido por Monsanto, cuya patente expiró en 2000.
Causas posibles de la contaminación
Es posible que la contaminación detectada en Alemania se deba al uso de las mismas máquinas procesadoras para ambos tipos de semillas, ya que los miembros de la Asociación Nacional de Exportadores de Semillas (ANPROS) exportan semillas transgénicas y convencionales. Las cifras de exportación de maíz que figuran en el sitio web de ANPROS no diferencian las exportaciones de semillas convencionales de las transgénicas, aunque sabemos que la balanza se inclina de manera creciente hacia los transgénicos. Otra posibilidad es la contaminación cruzada en las líneas de producción.
En agosto 2012, María Elena Rozas, coordinadora de la Red de Acción en Plaguicidas Chile, organización miembro de la campaña Yo No Quiero Transgénicos en Chile, solicitó información al estatal Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) –amparada en la Ley de Transparencia–, sobre los resultados de las fiscalizaciones realizadas por ese servicio público sobre contaminación en los cultivos convencionales u orgánicos por cultivos transgénicos, entre otros temas.
La respuesta mencionó que la Food Veterinary Office (FVO), de la Unión Europea, auditó y aprobó sus procedimientos. Pero cuando la Alianza por una Mejor Calidad de Vida (RAP-Chile) –integrada por las organizaciones Anamuri, Cial y Olca– examinó la auditoria fue posible observar que FVO le recomendó al SAG que modifique su forma de trabajo. La FVO dejó en evidencia que el SAG no realiza pruebas para detectar contaminación entre unas y otras semillas y no vigila el cumplimiento del protocolo de uso en las máquinas procesadoras, dejando todo a merced de las empresas. Tampoco exige que se etiquete el cargamento exportado como transgénico. Los auditores recomendaron a la entidad chilena subsanar las deficiencias señaladas.
Según el SAG, en la temporada 2010/2011 las exportaciones totales de semillas convencionales representaron un 34% del total, y las de semillas transgénicas alcanzaron al 66%. Según la misma fuente, en la temporada 2011-2012 se certificaron en total 25.191 hectáreas de maíz, y en las tablas publicadas, se observa que los semilleros transgénicos de maíz en esas fechas ocuparon 21.398 hectáreas. Esto permite deducir que las semillas convencionales de maíz exportadas se cultivaron en las 3.793 hectáreas restantes, 15% de la superficie certificada total.
Alemania rechazó también la miel
La contaminación del maíz exportado a Alemania se suma a otros problemas, como la contaminación de la miel chilena por polen transgénico, que ocasionó la pérdida de la mayor parte del mercado en la Unión Europea a partir de 2011, con grave daño económico para los apicultores. Alemania era el principal mercado de la miel chilena, que ahora se exporta a otras latitudes, pero a precios muy inferiores a los que pagaba la Unión Europea.
El incidente demuestra que la expansión de los semilleros transgénicos no sólo afecta a la apicultura y la pequeña agricultura familiar campesina, sino también a la exportación de semillas convencionales, un negocio que mueve millones de dólares cada año.
El gerente de ANPROS, Mario Schindler, sostuvo en el congreso de apicultura, realizado en agosto de 2012 en Rengo, que las medidas de aislación georeferenciada que aplican los productores aseguran la coexistencia exitosa entre ambos tipos de cultivos.
En Rengo, Schindler debió enfrentar el malestar de los apicultores y sus organizaciones por la contaminación de la miel con polen transgénico proveniente de semilleros de exportación de maíz o semillas de raps transgénico. Hasta el año 2012 las empresas y el SAG se negaban a dar la ubicación exacta de los semilleros, pero el fallo definitivo del Consejo para la Transparencia ordenó poner fin al secreto. Schindler aseguró en Rengo que las empresas entendían ahora la importancia de la transparencia y estaban abiertos a entregar toda la información requerida.
En todo caso, para ANPROS “coexistencia” es el cuidado referido a la producción de sus asociados. No le preocupa la coexistencia de sus cultivos con el de pequeños agricultores campesinos. Sus normas de aislamiento estàn referidas a sus asociados que exportan semillas, tanto convencionales como transgénicas. Schindler no se refirió a la contaminación de razas nativas de maíz por maíz transgénico en la VI Región, denunciada en estudios realizados por María Isabel Manzur, de la Fundación Chile Sustentable y Desarrollo Rural Colchagua (2008), ni tampoco a los casos investigados anteriormente por Greenpeace (2006).
Ésta fue la noticia textual publicada en la prensa alemana:
Kiel, Alemania, 2 de mayo.- Semilla de maíz importado dio positivo en contaminación por transgénicos
“El Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente encontró pequeñas trazas de maíz transgénico en (el estado federado de) Schleswig – Holstein, en uno de siete lotes de ese tipo de semillas. El proveedor retiró el lote afectado del mercado. MELUR supervisa el retiro de las semillas.
“Por el control temprano se pudo evitar que los agricultores sembraran, sin saberlo, semillas manipuladas genéticamente”, dijo hoy (2 de mayo 2013) el secretario de estado del medio ambiente, Ulf Kämpfer. “Esto demuestra la importancia de los controles. Estos aportan a una protección efectiva de una agricultura libre de transgénicos en Schleswig Holstein.”
Las semillas de maíz con trazas de transgénicos tienen como origen Chile. El contenido de los organismos modificados genéticamente en este lote probablemente es menor que 0,1 %. La Comisión Europea no cuenta con valores de tolerancias permitidas. Vale la tolerancia cero, que significa que no están permitidas trazas de organismos modificados genéticamente. Cualquier comprobación de ellos en semillas conduce a un bloqueo y a una prohibición de comercialización.
Se controlan principalmente semillas importadas de aquellos países en los cuales existen extensos cultivos transgénicos y las cuales han llamado la atención antes.
Página del Gobierno Federal, donde aparece el mismo artículo más la información especifica:
(Traducción de Birgit Steinmeyer, AMAPACH, Lampa y Hugo Montesinos, ambos de la campaña Yo No Quiero Transgénicos en Chile)

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