sábado, 13 de abril de 2013

Veterinarios con una pata afuera
En 2012, la industria de los medicamentos para animales, mayoritariamente representada por pymes, exportó más de u$s 100 millones sobre una facturación de $ 2.100 millones. El sector aspira a captar nuevos mercados y mejorar su competitividad en el exterior.



En la Argentina, hay más de 51 millones de cabezas de ganado vacuno, 14 millones de ovejas, 8 millones de perros, 4 millones de gatos e incontables pájaros, peces, tortugas, conejos y hámsters. Para ellos, como para los humanos, la salud es importante y los laboratorios medicinales tienen un papel fundamental a la hora de prevenir y curar.
En 2012, la industria de los laboratorios veterinarios instalados en el país comercializó productos por $ 2.100 millones: un 25% más que la facturación lograda el año anterior, crecimiento que se repite sistemáticamente desde hace cuatro años.
Sobre el total alcanzado por la industria en 2011, $ 792 millones corresponden a productos farmacológicos (tienen sólo compuestos químicos) y $ 368 millones a biológicos (integrados por microorganismos), según datos de la Cámara Argentina de la Industria de Productos Veterinarios (Caprove). Por segmentos, los grandes animales representan el 58% del total; seguidos por aves con el 20%; animales de compañía, 16%; y el resto de los rubros 6%.
El 90% de las alrededor de 220 empresas que forman el sector son pymes, que tienen en su mayoría menos de 100 empleados. El año pasado, fueron 62 los laboratorios exportaron sus productos. El principal destino de los despachos fue Brasil con un 30%; seguido por Venezuela, 9,2%; Uruguay, 8,2%; Paraguay, 6,6%; y Nueva Zelanda, 4,8%.
Pero el mercado interno ya queda chico, y las pymes del sector exploran oportunidades, más allá de las fronteras, en busca de estabilidad y mayores posibilidades de crecimiento.
“Si uno quiere estabilidad dentro de la compañía tiene que vender a mercados estables”, sostiene Omar Romano Sforza, presidente y principal accionista de Bedson, un laboratorio que exporta a 50 países el 95% de lo que produce. Según el empresario, que tiene una base científica como doctor en Química, el disparador para abrir camino en nuevos mercados fue saber que tenían innovación tecnológica que podía interesarle al mundo y así escapar de los vaivenes políticos y económicos de la Argentina.
En 1982, Bedson hizo su primera exportación a Uruguay. Poco después, le siguieron Bolivia y Perú. La empresa, que hoy factura u$s 21 millones por año, tiene dos divisiones de negocios: la producción de antibióticos, que representa el 75% de las ventas, y los aditivos naturales, con el 25%.
Otros horizontesLos hermanos Matías y Nicolás Grosman y el emprendedor Diego La Torre forman el team que fundó Tecnovax en 2003. El laboratorio, que hizo su incursión comercial en 2005 de la mano del gigante holandés Intervet, exportó por primera vez en 2007. Ese mismo año, terminó su joint venture con el laboratorio extranjero y lanzó Providean, su propia marca.
Hoy, con 120 empleados y una proyección de 85 millones de dosis producidas para 2013, obtiene un 40% de su facturación de las ventas a 15 países. “Los primeros destinos internacionales fueron Paraguay, Bolivia y Colombia”, cuenta Nicolás Grosman, responsable de Comercio Exterior del laboratorio con sede en la ciudad de Buenos Aires. Y advierte que los trámites para ingresar un producto veterinario a otro país es un proceso largo que puede llevar años.
“Hace 15 años que estamos gestionando nuestro ingreso a los Estados Unidos, y aún no hemos terminado”, ejemplifica Romano Sforza, desde Bedson.
Al observar los números regionales, las oportunidades se incrementan. “Brasil tiene un rodeo vacuno de 200 millones de cabezas; Paraguay, 14 millones; Colombia, 24 millones; Uruguay, 22 millones, incluidas las ovejas; y Bolivia, 6 millones”, enumera Grosman.
Tecnovax tiene tres divisiones de negocios: grandes animales, como bovinos y ovejas; acuacultura, donde provee vacunas para el salmón, que se exportan en su totalidad a Chile; y pequeños animales (mascotas).
“Nuestro principal desafío en 2013 es lanzar la vacuna contra la hidatidosis (N. del R.: una enfermedad parasitaria) en ovejas, que prevenga la transmisión a perros y de estos a los humanos, evitando los quistes hidatídicos”, dice Grosman. En 2010, se notificaron 450 casos de hidatidosis en humanos, es decir, es la zoonosis de mayor importancia del país.
El proyecto de Tecnovax nació en 2006, pero recién alcanzará su etapa industrial este año. Para eso, levantará una planta única en Mercedes, provincia de Buenos Aires, y se aseguró patentes para comercializar el producto en el Mercosur y otros países de la región y África. La empresa tiene un predio de 35.000 m2 donde funciona una planta de ensayos de 2.000m2 para la división de acuacultura. Allí, levantará la nueva planta de 4.000 m2 que requerirá una inversión de u$s 6 millones y producirá 60 millones de dosis al año. “Como primer paso, buscamos vacunar a las 14 millones de ovejas y cabras que tiene la Argentina. Pero, el segundo es abrirnos a otros países de la región, como Bolivia”, adelanta Grosman.
Gerónimo Heer, gerente y socio mayoritario de Laboratorios Baher, también piensa en el exterior como una alternativa más competitiva. La empresa de productos de higiene para tambos, medicamentos veterinarios y agroquímicos ubicada en Santo Tomé, provincia de Santa Fe, piensa radicarse en Brasil de la mano de un socio local. “Dado que la producción lechera argentina está pasando por una de sus peores crisis, es importante diversificar y buscar nuevos mercados. En tal sentido, se optó por Brasil y se está estudiando una nueva línea de productos para el hogar”, dice Heer, quien está al frente de esta pyme con 14 empleados que exporta un 15% de su producción a Uruguay, Paraguay, Bolivia, Chile y Perú.
“Aún no definimos la inversión para ese proyecto porque, primero, tenemos que inscribir los productos en el Ministerio de Agricultura (Mapa) de ese país, lo cual tarda 24 meses”.
En los últimos años, el incremento de la producción de Laboratorios Baher se debe a las exportaciones; los productos veterinarios, que ya representan el 60% de las ventas; y un producto nuevo en el mercado, que es el control biológico de moscas (CBM) para uso en los tambos.
La empresa santafesina comenzó a exportar en 2002, y en la última década logró triplicar el peso de los envíos a la región en su facturación.
En cuanto a los desafíos que genera la “pata afuera”, cada pyme sigue su propia receta. Bedson encontró en la tercerización un paliativo para no perder más competitividad. Para abastecer sus mercados en Europa, produce en España y hará lo mismo para llegar a China. “Después de ocho años de trámites, el gigante asiático nos permitirá duplicar la producción de aditivos y equilibrar así las ventas de nuestras dos divisiones de negocios. El plan es tercerizar nuestra producción en Kuala Lumpur”, anticipa el presidente del laboratorio.
Tecnovax, en cambio, no terceriza ninguno de sus procesos y su nicho es producir biológicos, no hacen fármacos, antiparasitarios ni antibióticos. Es más, Grosman la define como una fábrica de virus y bacterias. “La empresa nació como un laboratorio boutique especializado en atacar síndromes y omitir las vacunas destinadas a resolver un problema puntual. Ese diferencial fue importante para hacerse lugar en el mercado”, explica uno de sus fundadores.
“Desde 2003, participamos de los programas que impulsa el Fondo Tecnológico Argentino (Fontar), del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Ese fondo subsidia un porcentaje de la inversión realizada en proyectos productivos que generen un impacto en la sociedad como nuevos puestos de trabajo”, cuenta el empresario.
Baher está ampliando su planta y, en un par de meses, ya contará con 1.800 m2 cubiertos destinados tanto a elaboración como a depósito, para terminar el año con procesos de semi-automatización en la producción y envasado. “La inversión se financió con un crédito del Fondo Nacional para el Desarrollo de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Fonapyme), de la Secretaría Pyme de la Nación”, aclara su principal accionista.
Bedson, por su parte, encontró financiamiento en las entidades bancarias. “Para ampliar nuestra producción, invertiremos más de $ 5 millones en la adecuación de nuestra planta de más de 3.000 m2 en Pilar, provincia de Buenos Aires. E incorporamos maquinaria por $ 650.000”, confirma su dueño.
Este año, Bedson hará foco en Centroamérica y el Caribe, especialmente, en países como Costa Rica, República Dominicana, Panamá y México, ya que, en esos destinos, durante los últimos años, el consumo de pollos y cerdo se incrementó un 35%. China, por su parte, también despierta interés, ya que es el primer productor de cerdos del mundo (650 millones de cerdos por año), tercer productor mundial de pollos (8.000 millones por año), luego de los Estados Unidos y Brasil, y primer productor global acuícola (concentra más del 82% de la producción mundial).
El próximo paso es Rusia, que tiene una fuerte producción de proteínas, en especial, avícolas.

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