sábado, 6 de abril de 2013

Secas e inundaciones, una sorpresa sólo para la política


"Estamos ensayando un experimento no controlado de consecuencias imprevisibles en la única casa que tenemos", advierten los expertos sobre el aumento del calentamiento global. Con el desastre ocurrido esta semana -cuando una enorme bomba de agua se desplomó en pocas horas en el área metropolitana, el Gran Buenos Aires y la ciudad de La Plata, con un saldo de casi 60 muertes, miles de evacuados y casi medio millón de damnificados-, lo que está ocurriendo con el clima debería tomarse más en serio.
Para el agro no es ninguna novedad el tenor cada vez más extremo con que se vienen desarrollando los eventos climáticos. Parece como si en la pampa húmeda hayan desaparecido las lluvias medias y mansas de 30 o 40 milímetros. Ahora, o se padece una seca o se viene una inundación. No hay términos medios, como si el clima también se hubiera kirchnerizado.
La secuencia de los últimos años, desde la larga y cruel seca del 2008/2009, así lo indica. En 2012 convivieron tanto la seca, que le pegó a los rindes del maíz y la soja con una baja del 25%, como la inundación que afectó principalmente a la provincia de Buenos Aires y retrasó las siembras de esta campaña.
Esta semana los campos de Junín y Bragado, entre otras localidades, a las que también hay que sumar el este cordobés con Marcos Juárez a la cabeza, se convirtieron en un mar después de recibir más de 200 milímetros de agua. En el otro extremo, porque los términos medios parecen haber desaparecido, Santiago del Estero, Chaco, Salta y Tucumán no lograron salir de la seca de dos años y del deterioro de sus cultivos.
Sobre el calentamiento global hay una infinidad de especulaciones. Como las que dicen que cuando se alcance la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera de 560 partes por millón, el doble de la existente antes de la revolución industrial, el planeta entrará en una espiral incontrolada de desastres con cambios violentos en los patrones climáticos, derretimiento de los polos y glaciares y secas permanentes en grandes regiones productivas. Al actual ritmo de emisión de dióxido de carbono, esta marca se alcanzaría en menos de treinta años.
Más allá de las distintas hipótesis y escenarios hay una certeza: las secas y las inundaciones se volverán a repetir cada vez con mayor frecuencia e intensidad. Así lo afirman los expertos en modelos de simulación climática tanto del Conicet como de las Naciones Unidas.
Este comportamiento climático, que es inexorable, todavía no ha sido entendido ni por el gobierno nacional y los gobiernos provinciales, ni por la clase política en su conjunto. ¿Se podrá seguir argumentando, como dijo el gobernador Daniel Scioli al hablar de la tormenta que azotó La Plata, que son fenómenos sorpresivos y sin precedentes?
Las obras de infraestructura, grandes y chicas, para enfrentar la intensidad de los fenómenos climáticos marchan a un ritmo que apenas se diferencian de la inmovilidad. Basta con darse una vuelta por Las Flores para observar cómo reptan los trabajos del Plan Maestro de la Cuenca del Salado, un proyecto iniciado en la década del noventa. Todavía hay tramos de la obra sin licitar. Sin embargo, el cambio climático no se enfrenta sólo con más y mejor infraestructura. Para emitir menos dióxido de carbono y lograr mayores grados de independencia del petróleo y sus derivados se hace necesario un consumo mayor de biocombustibles. No costaría nada y representaría por lo pronto dejar de importar gasoil por 1300 millones de dólares, como sucedió en el 2012.
Ya quedó demostrada el año pasado la factibilidad técnica para que el consumo interno de gasoil pueda mezclarse con un 10% de biodiésel en autos y hasta un 20% en el caso de maquinaria pesada. Y por supuesto, ¿qué mejor que enfrentar el calentamiento global que tener un plan ferroviario para transportar la carga?
Amortiguar el impacto del calentamiento global supone de un plan integral, lo que es un verdadero jeroglífico para una dirigencia política enferma de cortoplacismo. En las actuales condiciones es imposible que la incorpore en su agenda.
Tan improbable como pensar que el Gobierno pueda revisar el actual esquema de retenciones, a pesar que es obvio que el calentamiento global aumentó en forma geométrica el riego de tener grandes pérdidas en la producción.

RESUMEN

  • 48
    Millones de toneladas
    Es la estimación de la cosecha de soja de la Bolsa de Comercio de Rosario.

LA FRASE

  • "En respuesta a la crisis, nos llegaron subas en las boletas de irrigación"
    Mario Leiva
    Pte. Soc. Rural Valle de uco
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