"Las lluvias fueron beneficiosas para el oeste, donde se revirtió situación deficitaria y los suelos se empezaron a recargar de humedad. Mejoró la situación en la localidad de Junín, por ejemplo, o en la zona de Marcos Juárez, Córdoba. Sin embargo, hacia el este aparecieron excesos de agua", dijo Liliana Spescha, docente e invesigadora de la Facultad de Agronomía de la UBA.
En este sentido, Adela Veliz detalló que "en Olavarría, por ejemplo, el 1 de abril llovieron 103 mm, y cayeron otros 42 mm al día siguiente. En Tandil, en tres días se registraron 108 mm, una cifra superior a lo que debería llover en todo ese mes (85 mm) y también muy elevada respecto a la media anual, situada entre 750 y 900 mm".
Según Guillermo Murphy, titular de la cátedra de la Climatología y Fenología Agrícolas de la Facultad de Agronomía de la UBA "el peligro es que se registren nuevas lluvias abundantes en el corto plazo, concentradas en el este de Buenos Aires, porque el suelo está al límite. Además, estos excesos de agua empiezan a aparecer cuando se está iniciando la cosecha en varios lugares de la zona núcleo, como en Junín. Esto significa que pueda haber anegamiento de caminos y que no existan condiciones para que las cosechadoras entren al lote".
"La situación también es complicada porque otoño es una estación lluviosa y con temperaturas bajas, que no ayudan a que el agua se evapore. Lo que llueva va a ser incorporado al suelo y, si hay agua en superficie, va a quedar", lamentó.
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