lunes, 15 de abril de 2013


Aseguran que la demanda de carne y soja presiona la selva amazónica

La creciente demanda extranjera de carne y soja tentará a Brasil a destruir más selva amazónica, lo que revertiría el reciente triunfo en desacelerar la desaparición de flora y fauna salvaje en la zona, según un estudio difundido esta semana. Alrededor de un 30 por ciento de la deforestación en Brasil en la primera década [...]
La creciente demanda extranjera de carne y soja tentará a Brasil a destruir más selva amazónica, lo que revertiría el reciente triunfo en desacelerar la desaparición de flora y fauna salvaje en la zona, según un estudio difundido esta semana.
Alrededor de un 30 por ciento de la deforestación en Brasil en la primera década de este siglo se debió a agricultores y productores que buscaban tierras para expandir la producción de carne y soja para la exportación, frente a un 20 por ciento durante la década de 1990, señaló el informe.
“El comercio está emergiendo como un impulsor clave de la deforestación en Brasil”, según expertos del Centro para la Investigación Internacional del Clima y Medio Ambiente (CICERO, por sus siglas en inglés) con sede en Oslo.
“Esto puede contribuir indirectamente a pérdidas de las selvas y bosques que los países industrializados están buscando proteger a través de acuerdos internacionales”, escribieron en la revista Environmental Resarch Letters.
Las exportaciones de carne vacuna y soja fueron la causa de una emisión de 2.700 millones de toneladas de dióxido carbono provocada por la deforestación de Brasil en la década hasta el año 2010, indicó el informe.
Ese volumen excede a las emisiones de gases de efecto invernadero de una nación como Egipto durante idéntico período.
La deforestación de la región amazónica de Brasil cayó un 27 por ciento, a 4.656 kilómetros cuadrados entre agosto de 2011 y julio de 2012 respecto al mismo período del año anterior, dijo en noviembre el Ministerio de Medio Ambiente brasileño.
Se trata de la cifra más baja desde que comenzó la supervisión en 1988. La denominada Amazona Legal de Brasil cubre 5,2 millones de kilómetros cuadrados.
Pero la creciente demanda extranjera y el afán del Gobierno brasileño por sostener el crecimiento económico significan que sería poco probable que se mantenga el descenso en la tasa de pérdida de selva sin nuevas medidas de protección, explicó el informe.
Mundialmente, la deforestación representa hasta una quinta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero de fuentes humanas, según las estimaciones de Naciones Unidas. Los árboles absorben el dióxido de carbono a medida que crecen y lo liberan cuando se queman o pudren.
Bajo las normas de la ONU sobre cambio climático, las emisiones de gases de efecto invernadero son consideradas dentro de los límites de cada nación. Las propuestas de trasladar las responsabilidades a los consumidores, por ejemplo los compradores extranjeros de la carne de Brasil, son a menudo descartadas por ser demasiado complicadas.
El estudio no trató de comparar el impacto ambiental de la producción de carne y soja de Brasil con el de otras naciones para ver dónde era menos dañina la producción. “Aún deben llevarse a cabo análisis similares”, dijo a Reuters el autor principal del estudio, Jonas Karstensen.

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