jueves, 24 de enero de 2013


Los desafíos citrícolas

La citricultura argentina afronta dificultades extremas que obligan a un apoyo mancomunado de los distintos sectores, tanto privados como públicos.
No sólo son importantes los desafíos que afronta la producción nacional de granos y carnes. Ocurre lo mismo con los relacionados con economías rurales regionales, de creciente significación económica, social y a menudo también política. La citricultura es una de ellas, y abarca la producción de naranjas, limones y pomelos con sus respectivas industrializaciones.
El norte argentino, incluyendo a Tucumán, Salta, Jujuy y en menor escala Catamarca, es uno de los polos citrícolas regionales, complementado por otro que suma a Entre Ríos, Corrientes, Misiones y el partido de San Pedro en el extremo norte de Buenos Aires. En importancia económica, la producción citrícola de las provincias de Tucumán, Salta y Jujuy representa el rubro mayor del PBI de esas provincias. En cifras métricas, la producción del sector cubre 135.000 hectáreas que producen 2,6 millones de toneladas medidos en productos frescos, con 442 plantas de empaque, 112 de ellas aprobadas para exportación. Este proceso de exportación en forma de fruta entera se complementa con procesos industriales que dan lugar a jugos cítricos, esencias y pectinas, provenientes éstas de la manufactura de las cáscaras. Por exportaciones de fruta entera en 2011 ingresaron 330 millones de dólares, superadas por las de naturaleza industrial, que proveyeron 413 millones. La Argentina es el mayor productor y exportador mundial de limones.
La sanidad presenta interrogantes importantes, que llevaron a la creación de la Asociación Fito-sanitaria del NOA (Afinoa), destinada a establecer barreras sanitarias que aíslen esa región de los peligros de introducción de plagas, como ha sido el caso de la cancrosis, una enfermedad vigente en la citricultura mesopotámica. El tema sanitario ha adquirido ahora una trascendencia infrecuente, con motivo de la aparición de una enfermedad denominada HLB (o reening , en inglés), provocada por una bacteria transmitida por insectos que pueblan las ramas de los cítricos y plantas ornamentales de plazas públicas, y parques y jardines privados. Una vez iniciado el ataque de la bacteria aludida, no hay forma alguna de combatirla. Aunque la evolución es lenta, alrededor de dos o tres años, la planta inexorablemente muere.
La agresiva bacteria apareció por primera vez en Los Angeles, en los EE.UU., y ha tenido difusión conocida, además de ese país, en Cuba y Brasil. De más está decir que hoy es la mayor preocupación del sector, tanto público como privado, empeñado en una tarea de prevención, la única aplicable, dado el citado carácter fatal de la enfermedad. En la eficiencia de Afinoa y del apoyo que se le provea, está gran parte del éxito de la prevención.
Mientras ello ocurre, los mercados externos en los que predomina la Unión Europea reflejan las dificultades propias de esas naciones, a lo cual se añade la veda de la plaza de los EE.UU. para los limones. En el orden local imperan la inflación, el retraso y el cepo cambiario, las dificultades para importar y en general el aislamiento del país respecto del mundo. Asimismo, la crisis estructural de la red caminera, del sistema ferroviario y la provisión de combustibles y energía en general. De la descripción efectuada, surge la importancia de la citricultura en el contexto agroindustrial tanto regional como internacional, lo cual, dada la índole de las dificultades y muy especialmente las de carácter sanitario, exige una acción rápida y eficaz de apoyo de parte del gobierno nacional.

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