lunes, 7 de enero de 2013

La lucha por los derechos humanos va a parar al asador


Menos mal que a esta Corte la eligieron los Kirchner y fue presentada en sociedad como un avance revolucionario. Ahora, por boca de Hebe de Bonafini, nos enteramos de que esos mismos jueces “aceptaron los campos de concentración y no saben lo que es vivir en Democracia”.
¿Cuánto de esto pertenece a la degradada incontinencia de Bonafini y cuánto al libreto que le escriben en el Gobierno? Es obvio que este jueves llevó su ronda de Plaza de Mayo a las puertas de Tribunales para aumentar la presión oficial por la ley de medios . “Estos tipos no están al lado del pueblo sino de los grandes medios”, bramó. Claro como el agua.
Y al día siguiente, prometió que cada semana se dedicará a contar intimidades de los miembros de la Corte. “Este viene de acá, hizo esto, salió con éste” ¿Quién tiene esa información que ella amenaza con revelar? Los servicios de inteligencia, seguramente . Bonafini usa hoy la historia de las Madres para las peores cosas.
En el mismo debate quedaron sumergidos el ministro de Justicia y la Secretaría de Derechos Humanos cuando se supo que habían celebrado el fin de año con un asado en la ESMA, el mayor centro de secuestros y muerte en la dictadura.
Fue un agravio al dolor de los familiares de quienes fueron asesinados o torturados allí. Y un agobio a su memoria y a la de muchos otros. Peroen lugar de disculparse por semejante error, el Gobierno denunció una campaña de la prensa no adicta (ver pág. 8 ). Como decía Groucho Marx, es preferible permanecer callado y pasar por estúpido antes qie abrir la boca y despejar las dudas definitivamente.
De la militancia de los Kirchner por los derechos humanos no hay registro. A pesar de eso, cuando llegaron al poder tomaron la causa como propia y a la ESMA, como parte de su patrimonio político. Está muy bien que ese predio donde reinó la muerte se abra a la vida. Pero eso no tiene nada que ver con repartirlo como un botín entre organismos aliados y el Canal Encuentro y Paka-Paka . Dar dinero a cambio de acatamiento.
Y en el reverso de la medalla estamparon de nuevo la cartografía de los 70, aquella sociedad violentamente politizada donde sólo se hablaba el lenguaje amigo/enemigo. Seguimos anclados en cosas que ocurrieron hace cuarenta años y de una manera que bloquea a propósito toda posibilidad de discutir el presente . Como se ve, jamás se está curado del todo del sectarismo.
Podría decirse, parafraseando a Bioy Casares, que el cerrado mundo K nunca conoció la tentación de escuchar y tratar de entender al otro.

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