viernes, 18 de enero de 2013


La caída del consumo afecta a los precios

Hay que esperar que pase la temporada turística para que el mercado ganadero se normalice. El consumo en las zonas turísticas no compensa la caída en las grandes ciudades.
Enero es un mes de transición. Termina de salir todo lo que no se vendió por razones impositivas en diciembre y eso aumenta la oferta ganadera, pero al mismo tiempo vuelven a operar varios frigoríficos grandes que como todos los años dieron vacaciones para las fiestas.
Comienza a mermar, pero todavía no decisivamente, el flujo de hacienda proveniente de los feedlots , pero al mismo tiempo los engordes pastoriles son excelentes, favorecidos por una primavera y un verano muy lluviosos.
Parecería que se da un equilibrio entre factores positivos y negativos, pero en Capital y Gran Buenos Aires faltan ahora millones de consumidores de poder adquisitivo alto y medio, y eso se siente en la demanda del mercado de Liniers, donde se forma en buena parte el precio de la hacienda a nivel nacional.
“Lo que se pierde en Capital y Gran Buenos Aires no se recupera en la costa atlántica y en las sierras”, dicen a menudo los operadores del consumo.
Las olas de calor tampoco favorecen el consumo, especialmente en las grandes ciudades. La faena y la comercialización de ganado, con los feriados y las lluvias, es muy irregular e impide ver el fondo del mercado, que –por ahora– sigue mostrando una demanda sobreabastecida por todo tipo de carnes. Los precios de la carne vacuna al mostrador están hoy al mismo nivel –o algo mayor– de marzo pasado, cuando el promedio del novillo en Liniers era de 9,50 pesos por kilo vivo.
En un mercado tan incierto habrá que esperar a que en febrero-marzo se haga más ostensible la reducción de la oferta de los feedlots , y sobre todo a que vuelvan millones de veraneantes a las grandes ciudades, para que podamos aspirar a una recuperación de los valores del ganado, que en los últimos dos años no han hecho otra cosa más que retroceder en términos reales.
La faena de ganado vacuno viene determinada directamente por el número de terneros destetados en los períodos previos. En la serie que disponemos, en la campaña de vacunación del 2003 se encontraron 14,1 millones de terneros, número que no hizo otra cosa más que crecer en los años siguientes, hasta estabilizarse en los 15,2-15,4 millones de cabezas en el período 2006-2008.
Luego vinieron los efectos de la política ganadera K (primero) y la seca (segundo) pare reducir el destete a un mínimo contemporáneo de 12,6 millones de terneros en el otoño del 2010.
Al año siguiente, como consecuencia de la baja carga y del entore masivo de hembras, el destete creció a 13,1 millones, tendencia positiva que volvió a verificarse en el destete del año pasado, con 14 millones de terneros. No sabemos cuántos terneros se encontrarán en la primera campaña de vacunación de este año, pero pensamos que la seca primavero-estival del 2011/2012 habría afectado en algunos puntos la preñez, por lo que de modo provisorio podría calcularse que este próximo otoño destetaremos 13,8 millones de terneros.
Esto podría determinar un amesetamiento en la producción de carne de los años 2013-2014, pero por otro lado la retención ha comenzado a enfriarse, y los productores están mandando un número creciente de hembras a faena; por lo apuntado, un número menor de terneros destetados quedaría compensado en la oferta ganadera por un ritmo menos intenso de retención. En lo que respecta al destete 2014, puede pronosticarse que será superior al de este año.

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